La llegada a París de la reconocida periodista y opositora al régimen argelino tensa las relaciones franco-argelinas

Francia acoge a la opositora argelina Amira Bouraoui

photo_camera AP/ANIS BELGHOUL - La activista Amira Bouraoui muestra un signo de victoria mientras es liberado de la prisión de Kolea, al oeste de Argel, Argelia, jueves 2 de julio de 2020

El nombre de Amira Bouraoui enturbia el buen rumbo que habían tomado las relaciones entre Francia y Argelia. El avión en que viajaba la periodista y activista franco-argelina ha aterrizado esta semana en París procedente de Túnez. Allí había pasado tres días en prisión provisional a la espera de comparecer ante un juez por haber cruzado de forma ilegal la frontera con Argelia, de donde había huido por temor a ser detenida en plena campaña de persecución contra la prensa independiente, que se ha cobrado la detención de dos prestigiosos periodistas independientes, Ihsane El Kadi y Saad Bouakaba. 

Bouraoui, feroz opositora del régimen argelino, fue finalmente puesta en libertad tras declarar en sede judicial. El magistrado decidió posponer su caso hasta el próximo 23 de febrero, sin embargo, según explicó su defensa, dos agentes se la llevaron inmediatamente del despacho del magistrado. Seguía en pie la deportación a Argelia, pero la protección del cuerpo diplomático francés frenó in extremis la medida. Las presiones de París al presidente Kais Saïed y el resto de la plana mayor de la administración dieron sus frutos

Primero, consiguieron trasladar a la periodista hasta la Embajada de Francia en Túnez. Después, arrancaron a Saïed la autorización para permitirle coger el vuelo con destino París. Su abogado, Hashem Badra, explicó después al diario Le Monde que la suerte de Bouraoui pendió de un hilo durante esas horas. “Estoy más que satisfecho con este feliz desenlace, en el que había dejado de creer”, reconoció el letrado tunecino, que aclaró a los medios que está “libre y en buen estado de salud”. La intervención del Estado francés desniveló la balanza. 

Amira Bouraoui

No es la primera vez que el nombre de Amira Bouraoui salta a primera línea. La ginecóloga de 46 años, autodenominada “ciudadana indignada e hija de un alto oficial del Ejército”, se dio a conocer en los círculos opositores al régimen del ya difunto Abdelaziz Buteflika que se movían en la red social Facebook. Lideró junto a otros perfiles disidentes el movimiento Barakat (Basta, en español), una protesta social que estalló en oposición a un cuarto mandato presidencial de Buteflika. 

Bouraoui participó activamente en las protestas del Hirak (Movimiento), que estallaron hace cuatro años para forzar la renuncia de Buteflika a presentarse por quinta vez a las elecciones. Aunque pasó por prisión meses después de ser condenada por varios cargos, entre ellos los de “ofender” al islam por sus publicaciones en Facebook. Salió en julio de 2020, pero bajo la prohibición de abandonar el país. Lo intentó, sin embargo, varias veces para visitar a su hijo, que reside en Francia. Pero sin éxito. Desde septiembre, presentaba un programa político semanal en la emisora privada Radio M, cuyo director es precisamente Ihsane El Kadi.  

La periodista cuenta con doble nacionalidad. Ha sido eso precisamente lo que le ha permitido sortear el radar de las autoridades argelinas y evitar la deportación en Túnez. La intervención de Francia ha sido determinante para que Bouraoui no siga los pasos de algunos compañeros de profesión, que enfrentan largas penas de prisión en Argelia por los graves procesos judiciales abiertos por el régimen contra la prensa independiente.