El Elíseo aprobará a finales de este mes un Proyecto de Ley encargado de reducir la amenaza prolongada del radicalismo islámico

Francia planta cara al islamismo radical

photo_camera AFP/FRANCOIS MORI - El presidente francés Emmanuel Macron, en el centro, presenta sus respetos frente al féretro de Samuel Paty dentro del patio de la Universidad de la Sorbona en París el 21 de octubre de 2020

“No estaba allí el día de las caricaturas”. Con estas palabras la alumna que acusó de islamofobia al profesor de Historia asesinado, Samuel Paty, reconocía que había mentido. La chica de tan solo 13 años admitió que no acudió al instituto el día en que el docente habló sobre la libertad de expresión en clase y mostró las caricaturas de Mahoma, según el diario Le Parisien. El periódico añade que el padre de la joven también rectificó su declaración inicial. 

El señalamiento provocó el atroz asesinato del profesor, decapitado tan solo 10 días después a manos de un refugiado checheno. Ese mismo día, Paty optó por tratar en clase el tema de los límites de la libertad de expresión, y puso como ejemplo las ilustraciones del profeta musulmán realizadas por la revista Charlie Hebdo. Según la investigación, el docente habría sugerido previamente a aquellos que pudieran sentirse incómodos que cerraran los ojos. 

Sin embargo, la alumna detalló una versión completamente distinta que incurría en contradicciones con sus compañeros. En su versión de los hechos, aducía que Paty pidió a sus alumnos musulmanes que abandonaran el aula antes de mostrarles una imagen de “un hombre desnudo y decirles que era el profeta musulmán”. La versión llevó al padre de la joven, Brahim Chnina, a compartir un vídeo en Facebook donde denunciaba el comportamiento del profesor. En el mismo, el padre de la joven aportó información de relevancia sobre el centro. 

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Mbeko Tabula, la abogada de la joven, rechaza “hacer recaer la responsabilidad de esta tragedia en la mentira de una niña de 13 años”, sin embargo, sí señala la culpabilidad del padre. Mientras que la abogada de la familia del docente, Virginie Le Roy, indicó que las explicaciones “parecen demasiado ligeras, sobre todo teniendo en cuenta las dramáticas consecuencias que ha provocado esta mentira”, en unas declaraciones recogidas por Le Parisien. 

“Este matón no debe seguir en el sistema educativo nacional, no debe educar a los niños, debe educarse a sí mismo”, manifestaba Brahim Chnina en el vídeo. Después del asesinato del profesor, ingresó en prisión tras ser acusado de “cómplice de un asesinato terrorista”. Y es que su testimonio dio pie a una campaña de persecución contra el Paty, que acabó siendo asesinado por un refugiado checheno fuertemente radicalizado y de tan solo 18 años. 

El asesinato de Samuel Paty no es un hecho aislado, sino que forma parte de una dinámica arrastrada por Francia desde hace más de una década. Esta acción se produjo el pasado 16 de octubre, tan solo 3 semanas después del ataque con un cuchillo a dos personas en las inmediaciones de Charlie Hebdo a manos de un individuo. La sede del semanario, ubicada en una localización secreta para prevenir posibles ataques, fue objeto de la primera gran ofensiva terrorista en Francia, que a la postre supondría el inicio de la proliferación de las agresiones del último lustro. 

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Antes, en enero de 2015, Chérif y Saïd Kouachi acabaron con la vida de 12 integrantes de la misma publicación en una acción reivindicada por Al-Qaeda en la Península arábiga. El 13 de noviembre de ese mismo año se produjo, además, el atentado más sangriento en la historia de Francia. Una cadena de ataques terroristas acabó con la vida de 137 ciudadanos franceses en los aledaños de Saint Denis, y en distintas zonas de la capital, así como en la sala Bataclan. Daesh reclamó la autoría. 

El último registro realizado por la Agencia EFE contabiliza un total de 264 víctimas desde 2012. Hasta 250 han perdido la vida desde 2015 a manos del radicalismo islámico en Francia. Además, las condiciones socioeconómicas en los suburbios de París y en otros puntos del país son propicias para la radicalización, sobre todo, de los más jóvenes. El paro estructural ha aumentado hasta el 9% en la capital, y el paro juvenil se mantiene en el 19%. El salafismo, la corriente radical del islam suní, gana enteros en los barrios marginales y la situación en determinadas áreas urbanas es cada vez más complicada para las autoridades. En el año 2005, Francia albergaba un total de 5.000 salafistas. 16 años después, las autoridades registran cerca de 40.000. 

Respuesta de Macron

En este contexto, Emmanuel Macron declaró tras el asesinato de Samuel Paty que el “enemigo” de Francia es el “separatismo islamista”, que busca crear “un orden paralelo” al de la República. El presidente anunció entonces que iniciaría una campaña para plantar cara a este movimiento. La “cruzada” contra el islam radical comenzó con la aprobación de una polémica ley contra el separatismo. La medida se adoptó con 347 votos a favor, 151 en contra y 65 abstenciones tras más de 55 horas de debate en la Cámara durante las dos semanas previas a la votación. A priori, los senadores examinarán el Proyecto de Ley de Refuerzo de los principios republicanos el próximo 30 de marzo, tras haber sido aprobadas hasta 144 enmiendas a los 70 artículos de la legislación.

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El objetivo principal es la persecución de los discursos de odio en internet, uno de los medios principales en el proceso de radicalización. Esta prevé una drástica reducción de la educación desde casa. El Gobierno alega que es una mera excusa de algunas familias para enviar a sus hijos a asociaciones religiosas. Esta catalogará como delito la difusión de información sobre la vida privada, familiar o profesional, con penas de hasta 3 años de cárcel o multa superior a los 45.000 euros. 

El Proyecto de Ley reforzará, además, la vigilancia a los grupos religiosos. Las donaciones extranjeras, hasta ahora anónimas, han permitido la proliferación de mezquitas en las afueras de la capital. Por lo que se prohibirá la financiación superior a los 10.000 euros, y se concederá a las autoridades el derecho a cerrar cualquier lugar de culto que difunda ideas o teorías que puedan conducir a la discriminación de otros grupos. Podrían cerrarse incluso otros tipos de asociaciones que no respeten los valores republicanos, entre otras medidas. 

Macron ha incluido desde el inicio de su Presidencia un programa de inversión de 3.300 millones de euros, y promovió una nueva legislación contra la discriminación por motivos raciales o étnicos. Aunque podría haber ido más lejos con estas iniciativas, según indican los expertos, ha habido una serie de esfuerzos por parte del Ejecutivo para combatir la desigualdad. 

La eficacia de las legislaciones implementadas en el pasado parece no haber sido suficiente. Por lo que Macron se ha visto obligado a actuar ante lo que ha catalogado como “un ataque contra los valores de la V República”. La situación es delicada, pues Francia es el país de la Unión Europea con más ciudadanos musulmanes por delante de países como Alemania, Países Bajos o Bélgica. El país alberga a unos 5 millones de fieles, y el islam es la segunda religión mayoritaria por detrás del cristianismo.

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Detrás del islamoizquierdismo y la amenaza de Le Pen

Los planes del Elíseo comprenden el combate contra el islamismo radical, sin embargo, dentro de la acción de Gobierno se ha incluido un nuevo y difuso objetivo: el islamoizquierdismo, esto es, una tendencia del islam concebida desde posturas ideológicamente de izquierdas. La polémica se desató tras las declaraciones de la ministra de Educación francesa, Frédérique Vidal, quien opinó desde el plató de CNews contra este movimiento: “El islamoizquierdismo corroe nuestra sociedad en su conjunto. Y las universidades no son inmunes, ya que forman parte de nuestra sociedad”.

El concepto de islamoizquierdismo está destinado, en un principio, a catalogar la alianza entre posiciones de la extrema izquierda, anticapitalista y en ocasiones con trazas de antisemitismo, junto a las posturas extremistas y potencialmente violentas de la ideología islamista. Es una etiqueta utilizada con asiduidad por parte de la extrema derecha francesa, con el objetivo de caricaturizar y atacar a sus rivales políticos. Sin embargo, parte del Ejecutivo liderado por Macron parece haberse apropiado del término. 

La ministra Vidal, lejos de rectificar en sus declaraciones tras la reprobación del Elíseo, anunció la puesta en marcha de una investigación para esclarecer la influencia del islamoizquierdismo en las universidades francesas. El anuncio ha traído consigo una serie de acusaciones a Macron de acercarse a posturas de la extrema derecha. No obstante, el presidente había declarado meses antes que una necesidad de “liberar al islam en Francia de las influencias extranjeras”. “Es necesario construir un islam des lumières”, sentenció.

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“El Gobierno ha perdido el control de su mensaje sobre el islam y el islamismo, y su reputación está sufriendo un enorme varapalo en el extranjero. Pero su enfoque –no exento de errores y desaciertos– es mucho más equilibrado de lo que dicen los críticos”, apunta la exdiputada de la Comisión Europea, Mujtaba Rahman. “Antes de que Vidal entrara en liza, gran parte de la controversia sobre el enfoque del Gobierno francés hacia el islam giraba en torno al ministro del Interior, Gérald Darmanin”, añade Rahman.

Y es que, a principios del mes de febrero, el ministro Darmanin mantuvo un debate con la presidenta de Agrupación Nacional, Marine Le Pen. Durante la conversación, Le Pen dijo que detestaba el proyecto porque se aplica a todas las religiones, y exigió una ley más dura que incluyera la prohibición total del hiyab en las calles francesas. Es decir, que atacase de forma directa a la ideología islamista sin establecer nuevos límites entre Iglesia y Estado. Por lo que algunos medios franceses interpretaron que Darmanin había acusado a Le Pen de ser “blanda” con el islam radical por rechazar gran parte de los postulados del Gobierno.

El sondeo del instituto Harris Interactive para el diario L’Opinion de esta misma semana indica que, si las elecciones comenzasen hoy, Le Pen ocuparía el primer puesto con un 27% de los votos frente al 24% de Macron en la primera vuelta. Posteriormente Le Parisien reveló que, según el mismo estudio, Macron superaría finalmente a Le Pen por 52 a 48%.

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La base electoral de Macron parece haberse desplazado hacia la derecha desde su llegada al poder en 2017. El enfoque del presidente hacia el islam radical pretende, además, tranquilizar y atraer a la opinión de la derecha moderada y conservadora de cara a las presidenciales de 2022. Algunos analistas han advertido un cierto acercamiento a las posturas de la extrema derecha francesa, sin embargo, este análisis parece equivocado, pues los ahora votantes de Le Pen ven en Macron a un producto del establishment europeo, y a un perfil blando contra la delincuencia y el islamismo radical.

Reacciones en el mundo musulmán

Las acciones impulsadas por el Ejecutivo francés, así como las declaraciones de Macron tras el asesinato de Samuel Paty, desataron las críticas del presidente de Turquía, Recep Tayipp Erdogan. En la reprobación, secundada por el primer ministro paquistaní Imran Kahn, Erdogan llegó a poner en cuestión la salud mental del presidente. Ambos dirigentes hicieron un llamamiento al boicot de los productos franceses, y criticaron lo que habían interpretado como “un ataque contra el islam”. Se llegaron a celebrar protestas en estos países, donde se incendiaron la bandera francesa e imágenes del propio Macron. Incluso en Francia fueron convocadas manifestaciones en contra de la ley, acusada de “reforzar la discriminación contra los musulmanes”. 

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No obstante, Erdogan mantuvo una conversación telefónica con su homólogo francés el pasado 3 de marzo con el objetivo de tender puentes. “No hay más insultos y el lenguaje es tranquilizador”, afirmó el ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Jean-Yves Le Drian. El cambio de postura del presidente turco responde a la política de apaciguamiento de los frentes abiertos por Turquía. Principalmente, por la situación en el Mediterráneo oriental, donde Francia se ha significado con Grecia en el conflicto por los recursos. Además, la llegada de Biden al poder ha moldeado las aspiraciones del líder turco. 

Macron ha encarado la rivalidad con líderes musulmanes durante todos estos meses, sin embargo, a la hora de calibrar sus políticas internas ha tenido en cuenta el consejo de religiosos moderados. El presidente francés busca apuntalar sus resultados en mitad de una situación convulsa. Aunque, por el momento, la preocupación principal de los franceses es la pandemia y sus consecuencias económicas. Ambos serán los dos temas clave sobre los que girará el debate político que determine el futuro de Francia.

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