El petróleo es y ha sido siempre la codiciada riqueza de Oriente Medio. El tan apreciado oro negro, recurso relativamente escaso en Siria en comparación con otros países de la región, ha marcado la evolución de algunos de los conflictos más sangrientos del siglo XXI. Siria se ha convertido en los últimos años en el escenario de combate entre Estados Unidos y Rusia. Sin embargo, en los últimos meses, la guerra se ha trasladado al cielo, sobre todo después de que EEUU anunciase el pasado mes de mayo su decisión de retirarse del tratado de Cielos Abiertos, un documento enmarcado dentro de la Organización de Seguridad y Cooperación Europea, OSCE, y en el que participan 34 países. Este pacto permite a los países firmantes sobrevolar cualquier parte del territorio de otro Estado miembro.

“Rusia no tiene amigos. Temen nuestra inmensidad. Solo tenemos dos amigos en los que se puede confiar: nuestro Ejército y nuestra Armada”. Esta frase, pronunciada por el zar Alejandro III de Rusia hace más de cien años, sigue marcando la política exterior del país presidido por Vladimir Putin. La campaña militar y diplomática de Moscú en Siria ha sido la operación rusa más importante desde el final de la Guerra Fría, un enfrentamiento político, económico, social y militar que dividió el mundo tras la Segunda Guerra Mundial. Su presencia en el conflicto que asola al país dirigido por Bachar Al-Asad, un importante socio regional, ha transformado en gran parte el pensamiento militar ruso, quien ha decidido en los últimos años ampliar su influencia en Oriente Medio, y apostar por el desarrollo de su industria armamentística.

El 27 de mayo, el Comando África de Estados Unidos (Africom) reveló que Rusia había hecho sobrevolar Libia con 14 aviones de combate MiG-29 y Su-24, para apoyar la ofensiva del líder del Ejército Nacional Libio (LNA), Jalifa Haftar, contra el Gobierno del Acuerdo Nacional (GNA) respaldado por las Naciones Unidas. Moscú, ha negado estas acusaciones, pero ha confirmado la entrega de más aviones de combate miG-29 a Siria.
La Embajada de Rusia en Damasco ha anunciado a través de la red social Twitter que un “segundo lote” de aviones de combate MiG-29 han sido entregados a los militares sirios “en el marco de cooperación en materia de defensa”. “La parte rusa entregó al Ejército Árabe Sirio el segundo grupo de aviones de combate MiG-29 en su versión avanzada y modernizada”, ha señalado una fuente militar siria a la agencia de noticias SANA.

Estos aviones fueron entregados en una ceremonia efectuada en la base de Hemeymim en la provincia siria de Latakia. La efectividad de los cazas MiG-29 es mayor que su generación anterior, según esta agencia de noticias quien ha destacado que “a partir del 1 de junio de 2020, los pilotos sirios comenzarán a realizar misiones en esos aviones en el espacio aéreo sirio”. Mientras tanto, la hoja de ruta de EEUU para Siria la protagoniza la apertura de una nueva base en el enclave de Deir Ezzor, al este del país, para reforzar sus posiciones en el conflicto que sufre esta nación desde 2011.

Al mismo tiempo que Rusia anunciaba la entrega de aviones de combate MiG-29, la coalición internacional que lidera EEUU para combatir al grupo terrorista Daesh en Siria desplegaba un sistema antimisiles Patriot en los alrededores de la planta de gas de Koniko en la región de Deiz Ezzor, en el noreste de la región; un despliegue que se produjo varios días después de que la agencia de noticias SANA denunciase que “un avión de las fuerzas de ocupación americanas ha dejado caer varios globos térmicos sobre las tierras agrícolas del campo de Shaddadi, al sur de Al-Hasaka, prendiendo fuego a los cultivos de trigo que hay en esta provincia”.
Rusia, un aliado incondicional del Gobierno sirio, lanzó una campaña aérea militar en 2015 para ayudar a Damasco a recuperar partes del país que estaban en manos de los rebeldes, respaldados entre otros países por Turquía. Desde entonces, Moscú ha insistido en repetidas ocasiones de que la presencia de la coalición liderada por EEUU es “ilegal”.

La creación de esta coalición, cuyo objetivo es coordinar distintas operaciones militares para detener el avance de Daesh, fue anunciada en diciembre de 2015.Un corresponsal del diario Syrian Observer aseguraba hace dos semanas que las milicias de la coalición han estado trabajando en los alrededor de la planta de Koniko, anexando un área de aproximadamente 1.000 dunam al campo (10 dunams equivalen a una hectárea). Los últimos movimientos del gigante norteamericano en la región ponen de manifiesto el interés que despierta este país en Estados Unidos, aunque ellos defienden que su presencia en el noreste de Siria es fundamental para para mantener los yacimientos petrolíferos del país fuera de las manos de Daesh.

En los últimos meses, EEUU ha aumentado su presencia militar en Siria y ha llegado a controlar varias posiciones en campos de petróleo y gas de la región ante la supuesta amenaza del resurgimiento de Daesh en la región. En este contexto, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos ha informado este jueves de la muerte de al menos tres miembros de las fuerzas del régimen en un ataque perpetrado por Daesh en la zona de al-Rawda, al este de Aqirbaat en la zona oriental de Hama. Esta institución con sede en Londres y una red de informantes en suelo sirio ha notificado otro ataque contra un puesto de control perteneciente a las fuerzas del régimen en la zona rural de la ciudad de Al-Sukhna en el desierto de Homs, en el que han perdido la vida al menos cuatro personas.
En este escenario, Rusia ha dejado clara su intención de expandirse en el noreste de Siria, región controlada por EEUU, un acontecimiento que ha provocado el aumento de tensiones entre las dos potencias. Hace una semana hubo un enfrentamiento entre las tropas estadounidenses y rusas en el noreste de Siria, después de que un convoy ruso circulara por el territorio controlado por la coalición internacional dirigida por Estados Unidos. El enfrentamiento bloqueó el tráfico civil local durante horas, lo que llevó a las autoridades policiales locales a intentar intervenir, según ha señalado el periódico Al Monitor.

Varias horas después, este distanciamiento se trasladó a los cielos del país. Al menos dos helicópteros, uno ruso y otro perteneciente a la coalición liderada por EEUU volaron sobre la escena. Este enfrentamiento -el segundo que se registra en la zona en los últimos días- se produce después de que el Observatorio Sirio de Derechos Humanos asegurase que el ejército ruso está construyendo una nueva base militar en Qeser Dib, una aldea en las afueras de Derik, lo que podría suponer un desafío a la influencia de Estados Unidos en la región. En los últimos meses, Rusia y EEUU han compartido una serie de tensos encuentros en los cielos del noreste de Siria, un hecho que ha llevado a las autoridades de Estados Unidos a acusar al Kremlin de poner a prueba la determinación de Washington.

Los últimos acontecimientos ponen en evidencia la dificultad que supone encontrar una manera de crear un cambio duradero en las relaciones diplomáticas entre Washington y Moscú, una diplomacia que de cierto modo afecta de manera directa a otros países como Siria o Libia. El hecho de que esta relación se defina en términos de competencia en vez de en términos de cooperación pone en peligro el futuro de esta región. No obstante, si las medidas de fomento de la confianza que tuvieron éxito durante la Guerra Fría se adoptaron en un contexto internacional realmente tenso, es posible alcanzar un acuerdo en las actuales circunstancias.