I Cumbre Mundial Humanitaria de Estambul: necesidades y desafíos globales

Mª José Izquiero Alberca/IEEE

Resumen realizado por Iván Guarasa

En la I Cumbre Mundial Humanitaria de Estambul se ha puesto de manifiesto que más de 130 millones de personas en el mundo dependen de la ayuda humanitaria internacional, un desafío sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial. Aunque estuvieron presentes 173 estados miembros de las Naciones Unidas y acudieron 55 jefes de Estado y de gobierno, la ausencia de los más importantes jefes de Gobierno pone en evidencia la falta de interés por los asuntos humanitarios.

Entre los principales objeticos de este encuentro se encontraban dar mayor fuerza al compromiso con los principios humanitarios universales, preparar acciones conjuntas para ayudar a los países a prepararse mejor de cara a las posibles crisis y focalizar la acción humanitaria en prácticas que alivien el sufrimiento de las personas más afectadas por las guerras y las catástrofes naturales.

Responsabilidades

Durante la Cumbre se establecieron responsabilidades comunes y globales, como prevenir y acabar con los conflictos. Desde el año 2012 se han multiplicado por 10 los conflictos armados. Acaparan ya el 80% de la ayuda humanitaria y conllevan un elevado coste económico.

También se discutió sobre el respeto al Derecho Internacional Humanitario. Salvaguardar la vida de los civiles en conflictos armados es de vital importancia, aunque, y según muestran las cifras del 2014, diez personas perdían la vida a diario por ataques militares en ese año. Una de las causas de esta elevada tasa de mortalidad está en que los principales objetivos son las escuelas y los hospitales, a lo que se suma el incremento del número de periodistas que han muerto durante los ataques.

Además, se estableció el deber de empoderar a mujeres y niñas. Más de la mitad de la población refugiada son niños y el 70% de las mujeres sufren agresiones sexuales en los conflictos armados. Otro de los temas que se trató fue el trabajar de forma distinta para cubrir las necesidades de las personas y se llegó al acuerdo de que estas no deben ser consideradas como receptoras, sino que es necesario dar prioridad a las capacidades de cada país y a los agentes locales para responder mejor a las crisis y a incrementar el exiguo 0´5% que se destina a la prevención de los desastres naturales.

Por último, se estableció como punto crucial el papel de la financiación y se asumió el compromiso de asistencia y protección para más de 130 millones de personas en todo el mundo. En el año 2015 solo se había podido cubrir el 55% de las necesidades, a pesar del incremento presupuestario de los últimos diez años.

Dificultades

La principal dificultad es la cuestión económica que se convirtió en el epicentro del debate. La financiación requerida es mucha más de la que los gobiernos actualmente brindan. En el año 2015 se solicitaron 20.000 millones de euros y no se recaudaron ni 10.000 millones. Sin embargo, los principales donantes del mundo se han comprometido a incrementar los fondos. Canadá se ha ofrecido a aportar 274 millones de dólares extra para los próximos cinco años y tanto Noruega como Alemania se han comprometido a elevar un 30% su contribución a la financiación a la ayuda humanitaria.

La otra cara de la moneda fue el reconocimiento de la necesidad de mejorar el sistema de gestión de la ayuda humanitaria para que los fondos sean más flexibles, rápidos y menos caros, porque el 15% de la ayuda humanitaria se gasta en procesos administrativos. Si los acuerdos anunciados en este macroencuentro se llevan a cabo, un 25% de la ayuda se entregará a las organizaciones locales, reduciendo el papel de las agencias internacionales.

También anunció un Gran Pacto, un paquete de medidas firmado por 30 donantes que buscan una mayor eficacia de ayuda humanitaria y que permitirá a la ONU gestión más eficaz de los fondos de la ayuda humanitaria internacional.

Puede consultar el informe completo aquí.  

Más en Política