Kamala Harris en busca de recuperar el voto árabe

Las formas y el fondo en las que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, abordó la Operación militar en Gaza marcan ahora el devenir de los votantes árabes en norteamérica.
En un marco donde los candidatos a la presidencia tendrán que pelear cada voto, la comunidad árabe y musulmana, pese a ser pequeña, puede ser quien finalmente determine el ganador de las elecciones.

Con este propósito, Kamala Harris, candidata del Partido demócrata, ha decidido contar con un equipo de campaña que pueda ayudarle a recuperar su confianza, entre ellos una abogada egipcia de ascendencia norteamericana, Brenda Abdelall, y a Nasrina Bargzie, una abogada afgano-estadounidense para que se ocupen de la comunicación con los musulmanes estadounidenses.

El primer paso lo dio el jueves cuando en su conferencia afirmaba que se comprometió con lograr un alto al fuego en Gaza y garantizar a los gazatíes su derecho a la dignidad, seguridad, libertad y se puedan acoger a su, legítimo y universal, derecho a la autodeterminación de los pueblos.
Sin embargo, el hecho de excluir a oradores pro-palestinos generó rechazo entre el voto árabe. Asimismo, gran parte de activistas de la comunidad árabe culpan a Harris de ser quien esté detrás de las políticas de Biden sobre la guerra en la Franja que ha dejado ya más de 40.000 muertes.

Este enojo generó que asociaciones como “el grupo Mujeres Musulmanas por Harris-Walz” retirara el apoyo a la campaña demócrata. En cambio, otras organizaciones emitieron su asombro por “la compasión” en sus palabras hacia los palestinos.
La influencia árabe en Michigan
La importancia del voto musulmán proviene de su ubicación. Si bien el sistema electoral norteamericano es muy peculiar, e injusto para muchos, deriva en que haya estados que, por su población, se conviertan en estados bisagra que puedan declinar el ganador. Uno de estos estados es Michigan. El estado al noreste del país, donde están las 3 empresas de automóviles más grandes del país: Ford, General Motors y Chrysler.

Es importante recalcar la importancia de la industria pues el votante del norte de Estados Unidos se guía por el bolsillo, es decir, se guía por aquel candidato que le haga tener más ingresos y menos impuestos.
Si a esto le sumamos que, en una de las principales ciudades del estado, Dearborn, se encuentra el principal Centro Islámico de América (la mezquita más grande del país), la repercusión que tendrá en los comicios del 5 de noviembre puede ser la mayor de los 50 estados.
La influencia árabe es total dentro del estado. Con un 55% de ciudadanos de ascendencia árabe en la ciudad de Dearborn es el primer enclave árabe en territorio norteamericano donde la mayoría de sus vecinos son de ascendencia musulmana. La ciudad cuenta no solo con mezquitas, sino que las calles son el reflejo de la vida árabe, donde abundan restaurantes, centros culturales y museos.

Calificado como un estado que históricamente ha sido conservador, los años de las guerras contra el terrorismo islámico, sobre todo, tras los atentados del 11 de septiembre los cuales marcaron notablemente un antes y un después en el voto musulmán, que se llevaron a millones de vidas árabes por el camino dieron un giro de 180 grados al votante del estado norteño.
Hasta tal punto que en 2018 se eligió a la primera palestina-estadounidense, Rashida Tlaib. A Tlaib le siguieron otros 3 alcaldes también de ascendencia árabe dentro del estado, el cual es conocido dentro del país, como uno de los más racistas. A esto se le sumó la prohibición de entrada de personas de países árabes por parte de Donald Trump, lo que definitivamente ha hecho decantar el voto de la región hacia el bando demócrata.

¿Qué es lo que quiere el votante árabe de Michigan?
En muchas ocasiones, la política, durante las campañas electorales, se basa en numerosas promesas que nunca terminan por cumplirse. En un mundo cada vez más globalizado esto se ha acrecentado aún más. Cumplir los deseos de un grupo puede suponer contradecir los de otro. Además, esto genera dos sentimientos en el votante: apego o requerimiento.
En el caso del voto árabe del estado de Michigan genera requerimiento, por lo que obtenerlo es un reto mayúsculo. Y así lo confirmó el abogado demócrata Sajoud Hammad: “No nos pidan que votemos por el menor de los males. Ya no nos valen las migajas”.

Este mensaje refleja al votante musulmán del norte de Estados Unidos. Tal es la decepción con los dos principales partidos del país que Hammad se comprometió a dar su voto al Partido Verde, a no ser que Harris pueda darle la vuelta.
Años de engaños y mentiras han forjado un votante con gran capacidad autocrítica que refleja las numerosas ocasiones en las que se han sentido defraudados por las numerosas incursiones y fenecimientos de creyentes de su misma fe al otro lado del mundo. Si hay algo claro, es que el voto árabe es decisorio, pero no se puede predecir con exactitud hacia donde vira.

El hecho de que Trump no iniciara ninguna guerra durante su mandato e iniciara uno de los acuerdos de paz más importantes de los últimos tiempos, los Acuerdos de Abraham, no impide que su cercanía de con el Gobierno israelí y las decenas de acusaciones a la población árabe acusándoles de terroristas e incluso prohibiéndoles la entrada “al país de las libertades” puede que, dé el voto musulmán a Kamala Harris.
Pero todavía queda recorrido por hacer. Recordemos que Trump es capaz de darle la vuelta a las encuestas, que ahora dan a Harris como ganadora, o en caso contrario tomar el Capitolio, que no sería la primera vez.