El Ejército sudanés ratifica el acuerdo con el Kremlin para construir una base naval en el Cuerno de África

La cúpula militar de Sudán cede a los intereses de Rusia en el mar Rojo

AFP/RUSSIAN FM - El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, estrecha la mano del jefe adjunto del Consejo Soberano de Sudán, el general Mohamed Hamdan Dagalo

El Kremlin está a un paso de asegurarse un objetivo estratégico clave en África. La reciente visita a Sudán del veterano ministro de Exteriores ruso sirvió, entre otras cuestiones, para desatascar un acuerdo que contempla la construcción y posterior explotación de una base naval a orillas del mar Rojo. La cúpula militar que dirige con mano de hierro el país ratificó un documento que fue firmado por las partes bajo el régimen del autócrata Omar Hassan al-Bashir, depuesto por sus compañeros de armas en 2019. Sería un golpe de efecto para sus intereses en el continente africano. 

Serguéi Lavrov se reunió en Jartum con el autoproclamado presidente del Consejo Soberano de Transición, Abdel Fattah al-Burhan, y después hizo lo propio con el vicepresidente, Mohamed Hamdan Dagalo, alias Hemedti. Uno y otro se reparten todas las cuotas de poder dentro del organigrama del Ejército. El primero, al frente de las Fuerzas Armadas de Sudán; el segundo, como cabeza visible de las Fuerzas de Apoyo Rápido, una milicia afiliada al estamento castrense después de verse implicada en crímenes de guerra en Darfur. 

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Los dos revisaron el acuerdo con Rusia para construir la citada base naval, según Associated Press, como pidió el teniente general Mohamed Osman al-Hussein en junio de 2021. Aunque los líderes militares apuntaron que el documento debería ser aprobado por un Gobierno civil y un poder legislativo independiente. El problema es que ninguna de estas instituciones existe todavía, a pesar de que la cúpula militar verbalizó sus intenciones de dar paso a una nueva transición democrática.  

Esa es la postura oficial para granjearse el respaldo de Occidente, la realidad es diferente. El Ejército detuvo abruptamente el proceso de transición en octubre de 2021 dando un golpe de Estado contra el primer ministro Abdallah Hamdok. Las fuerzas de seguridad llevan desde entonces reprimiendo con dureza las movilizaciones multitudinarias que exigen, en las calles de Jartum y otros puntos del país, la salida definitiva del Ejército. 

El acuerdo, que tiene una duración de 25 años con extensiones automáticas cada 10 años si ninguna de las partes se opone, permite a Rusia establecer una base naval en el estratégico Puerto Sudán con hasta 300 soldados, así como mantener simultáneamente hasta cuatro barcos de la Armada, incluidos los de propulsión nuclear, recoge AP. Con esta plaza en el Cuerno de África, Moscú tendría presencia en el mar Rojo y el Océano Índico. 

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Como contraprestación, Rusia se comprometió a aprovisionar de armas y municiones a las Fuerzas Armadas sudanesas. Además, Lavrov prometió apoyar los esfuerzos de Sudán para levantar el embargo de armas de la ONU sobre la región de Darfur y fortalecer la cooperación económica entre los dos países. “Apoyamos a la parte sudanesa en sus esfuerzos por levantar las sanciones impuestas por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas”, declaró desde Jartum. 

El estamento militar de Sudán ha sido objeto de las críticas a nivel continental e internacional por ratificar el acuerdo. Países como Arabia Saudí o Egipto, que han intentado influir en Jartum, elevaron la voz de alarma por las implicaciones que podría traer consigo en la región.