La OTAN celebra su 70 aniversario con las diferencias entre aliados a flor de piel

Alex Erquicia

Pie de foto: El presidente de EEUU, Donald Trump, con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en la Casa Blanca en Washington DC, el 2 de abril de 2019. AFP/JIM WATSON

La alianza militar intergubernamental Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) fue instaurada con la firma del Tratado del Atlántico Norte, el 4 de abril de 1949. Por aquél entonces se venía definiendo la estructura que regiría el orden político internacional en Occidente (y del norte) tras la II Guerra Mundial. Era un momento en que la necesidad de cooperación se imponía sobre las armas y en que la amenaza se personificaba en un país, Rusia, por lo que un sistema multilateral de defensa se veía como el medio para aunar ambos sentimientos.

En mayor o menor medida, la OTAN se impuso como la referencia en seguridad a ambos lados del Atlántico, hasta llegar al momento actual marcado por la paulatina desintegración del orden político internacional, la aparición de nuevas amenazas y el paso de un mundo bipolar a multipolar. Por ello, en su 70 aniversario la alianza político militar que representa la OTAN se encuentra en un estado de transición en un mundo cambiante y agitado más allá de Donald Trump. La relación transatlántica, la base del tratado, está en las horas más bajas desde su firma y las discrepancias entre los miembros aliados se acentúan con el paso de los días.

En los últimos años el asunto que se ha impuesto en la agenda de la OTAN es el del gasto de defensa que cada uno de los aliados contribuye al organismo pero este no es la única contienda entre los aliados. Estados Unidos, el principal valedor del orden multilateral durante la segunda mitad del siglo pasado, ya no quiere jugar ese rol. Es más, se ha plantado en el asunto de las diferencias presupuestarias entre los 29 países miembros* que forman la alianza. Washington ya no se ve como el garante de la seguridad internacional y su presidente, Donald Trump, lo ha dejado claro.

Pie de foto: Mapa de los estados miembros de la OTAN. AFP/AFP

Trump, fiel a su filosofía de 'América primero', está desafiando a los aliados europeos a asumir una mayor responsabilidad financiera en la OTAN. En 2014 los países miembros se comprometieron a alcanzar un gasto militar de al menos un 2% sobre el PIB de cada país para 2024. Desde la llegada al poder de Trump en 2017 ha repetido en sonadas ocasiones que los aliados deben cumplir con sus obligaciones en materia de seguridad y defensa, profundizando su discurso nacionalista y proteccionista.

El presidente ha logrado enfocar la narrativa de la discordia en los temas de seguridad y defensa de la OTAN en que los países europeos, en especial Alemania, han acumulado una deuda con EEUU exagerada y que el presupuesto está descompensado. La OTAN le da la razón en el último informe anual de la Alianza Atlántica al destacar que los aliados europeos destinaron el 1,51% de su PIB el año pasado mientras que alcanzó el 3,3% en el caso de EEUU.

Trump, incluso Estados miembros de la Unión Europea, acusan a Alemania, la gran potencia económica del continente, de 'free-riding', expresión que se utiliza para describir a una persona (en este caso país) que recibe un beneficio por utilizar un bien o un servicio pero evita pagar por él. En el caso de Alemania el porcentaje de gasto en defensa respecto al PIB se mantuvo en 2018 en un 1,23%. Solo siete países cumplieron el año pasado con el objetivo que persigue la Administración Trump: Estados Unidos, el Reino Unido, Polonia, Lituania, Letonia, Grecia y Estonia.

España en la OTAN

El caso de España representa la discordia de Trump con la OTAN. España acabó el año 2018 entre los países de la OTAN que menos invierten en Defensa, según el último informe anual de la OTAN, presentado en marzo, empatados con Bélgica y por delante de Luxemburgo. El gasto militar alcanzó el 0,93% del PIB español quedando muy lejos del 2% acordado para 2024.

La inversión española en 2018 llegó a los 11.276 millones de euros, lo que supuso un 6% más que en 2017. España es la séptima fuerza aliada con un total de 121.000 efectivos mientras que EEUU destina 1.323.000 a la alianza militar. Aún así el presidente de EEUU aplaudió la inversión de 7.331 millones de euros en programas de seguridad y defensa, en un plan plurianual hasta el año 2032, para la renovación y actualización del material de las Fuerzas Armadas, anunciado en diciembre.

Pie de foto: Carros de combate Leopardo 2 españoles del grupo de batalla de Presencia Avanzada de la OTAN en el ejercicio Iron Tomahawk en Adazi, Letonia, 23 de octubre de 2018. REUTERS/INTS KALNIMS

Con todo, el asunto del presupuesto y la meta del 2% solo representan una parte de los retos a los que se enfrenta la OTAN en la actualidad. Las diferencias están a flor de piel en asuntos que son de vital importancia en la geopolítica actual y que ponen la relación transatlántica bajo mayor presión. El espectro es amplio y van desde la situación en Venezuela al poderío de China pasando, como no, por el papel de Rusia, los negocios con Irán, la paz en Oriente Medio o el Daesh y los presos yihadistas con los combatientes terroristas extranjeros a la cabeza.  Existen varios otros puntos de tensión sobre la alianza entre las dos orillas del Atlántico relacionadas con las revoluciones propias del siglo XXI: las redes 5G, los ataques cibernéticos, la nueva carrera espacial, la Cuarta Revolución Industrial. Además de asuntos como la creciente inequidad económica, las injerencias en las elecciones de terceros países, el cambio climático, los mismos populismos o el Brexit. Más importante, si cabe, son las nuevas reglas que rigen la economía mundial y el desmembramiento del orden económico multilateral liberal.

Algo que precede a Trump (que solo representa un síntoma) es la perdida de voluntad de los estadounidenses de llevar adelante el sistema internacional casi por sí mismo. La reorganización del tablero internacional, que ya ha dejado atrás el momento unipolar liderado por EEUU, ha conllevado la pérdida de poder político, económico y militar, casi absoluto, de EEUU. Que no se pueda contar con el apoyo permanente de EEUU en los asuntos de defensa es parte de los cambios al orden internacional. Es improbable que la exigencia norteamericana de más dinero para defensa no vaya a cambiar con futuros presidentes.

Pie de foto: Un importante ejercicio militar liderado por los Estados Unidos con 18.000 soldados de 19 países de la OTAN se inició en el flanco este de la alianza en Polonia y los tres estados bálticos de Estonia, Letonia y Lituania. AP PHOTO/MINDAUGAS KULBIS

El mundo cambiante, los nuevos retos, y las discordias entre aliados no debe cegar a los aliados de la OTAN que la relación transatlántica es tan significativa hoy como lo fue hace setenta años cuando se creó como una fuente de desviación del nacionalismo, el autoritarismo y el unilateralismo. Pese a estar atrapado entre la visión de un mundo democrático y una fatiga democrática que ha dejado a las personas más vulnerables o en busca de alternativas autoritarias su cometido como velador del orden internacional occidental desde 1949 permanece 70 años después.

*Como se observa en el mapa los 29 países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte son: Albania, Alemania, Bélgica, Bulgaria, Canadá, República Checa, Croacia, Dinamarca, Estados Unidos, Estonia, Eslovaquia, Eslovenia, España, Francia, Grecia, Hungría, Islandia, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Montenegro, Noruega, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, Rumania y Turquía.

 

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