La vecindad siria frente a la crisis de refugiados

Carmen Chato
Pie de foto: el campo de refugiados de Zatari (Jordania) es ya la cuarta "ciudad" del país
La crisis de refugiados sirios no sólo afecta a los países de la Unión Europea. La vecindad Siria es, de hecho, la primera que se enfrenta a una situación enquistada tras casi cinco años de conflicto bélico. Cuatro millones de desplazados huyendo de la guerra, cuyos primeros pasos les llevan a Jordania, Turquía y Líbano. Países que enfrentan el problema con políticas de “puertas abiertas” pero que demandan a la Comunidad Internacional un apoyo mayor y un compromiso firme.
Son muchas las voces que desde Oriente Medio afirman que el fin del conflicto sirio solo puede venir de la mano de una solución política. En estos términos se expresó Hala Helou, asesora del ministro de Asuntos Sociales de Líbano en temas humanitarios y de Relaciones Internacionales, en una mesa redonda en Casa Árabe que analizó la dimensión regional de la crisis de refugiados de Siria. Las cifras de Líbano revelan una situación extrema en la que uno de cada cuatro habitantes del país es refugiado sirio. Frente a los cuatro millones de personas que conforman la población autóctona, hay que sumar dos millones que no son libaneses. En dos años se espera que estos sean el 30% de los habitantes de Líbano.
A diferencia de Turquía o Jordania, en el país de los cedros no existen los campos de refugiados, sino que son asentamientos improvisados en los que no se garantizan unas condiciones mínimas de salubridad o de suministros básicos. En el mejor de los casos, son las redes familiares asentadas en el país las que ayudan a los que huyen del conflicto. Una situación extrema a la que se enfrenta Líbano que ve como a la crisis humanitaria se le suma un empobrecimiento interno y una economía cada vez más débil, entrando en una espiral, que por si solo, Líbano se ve incapaz de gestionar.
La Comunidad Internacional es una pieza fundamental para resolver una situación en Oriente Medio cada vez más dramática y caótica. Un rol más activo en la resolución del conflicto sirio y para la que Nayef Faraj, consejero de la embajada de Jordania en Madrid, estableció tres niveles de asistencia: estabilizar Siria, apoyar a los refugiados y a los países de acogida. Para Faraj, cualquier solución que se decida adoptar no debe pasar por alto las aspiraciones del pueblo sirio.
Economía y seguridad regional
Hasta hace pocos años, el intercambio de bienes, servicios y capitales eran los principales pilares de la economía de la región. Una actividad económica que también se ha visto afectada pues sectores como el turismo o las exportaciones se han visto seriamente dañadas tanto por la inestabilidad como por la pérdida del mercado sirio.
A esta interconexión se refirió Omer Onhon, embajador de Turquía en España, presente en Casa Árabe, y que calificó como responsabilidad colectiva dado que son países que llevan siglos conviviendo. Sin embargo, también quiso destacar que es Turquía la que en primer lugar atiende a estos refugiados en 25 centros temporales en los que el estado turco es el proveedor de servicios sanitarios y sociales, suministros básicos o sanidad. Una de las ideas que lanzó el embajador fue la creación de zonas seguras dentro de la propia Siria, que evitaría la llegada masiva de estos refugiados y de las que se tendría que responsabilizar la Comunidad Internacional.
Ideas y peticiones que los países vecinos de Siria no dejan de lanzar esperando encontrar una solución conjunta a una situación que está alcanzando dimensiones catastróficas, tanto por la presencia de Daesh en territorio sirio (y que ya está amenazando la seguridad y la estabilidad interna de la vecindad siria) como por la llegada del invierno que agravaría la ya de por si delicada situación de los refugiados.