El ministro de Asuntos Exteriores de la Federación Rusa, Serguéi Lavrov, se encuentra en una gira por África buscando obtener apoyos y transmitir la versión rusa de los hechos correspondientes a la invasión de Ucrania y la crisis alimenticia global, así como preparar la Cumbre Rusia-África de 2023. Después de haber visitado Egipto y la República del Congo, el jefe de la diplomacia rusa se halla en estos momentos en Uganda, en un periplo que finalizará en Etiopía, tratando de afianzar la presencia de Moscú en África.
El jefe de la diplomacia rusa llegó al continente africano el pasado sábado, con una visita a El Cairo, reuniéndose con su homólogo egipcio, Sameh Shoukry. Los dos diplomáticos discutieron la cuestión del grano, vital para un país que importa entre 11 y 13 millones de toneladas anuales de trigo, la mitad de sus necesidades. Los precios internacionales de los alimentos se encuentran actualmente disparados, poniendo en peligro la seguridad alimenticia de los países del Tercer Mundo. Este aumento inició ya antes de la guerra, que, ante los bloqueos rusos del grano ucraniano y las sanciones occidentales, ha disparado todavía más los precios.
Aquí, el ruso echó balones fuera, afirmando que el Kremlin no tenía ningún tipo de culpa de la crisis. Al mismo tiempo, afirmó que Moscú estaba listo para “cumplir todas sus obligaciones”, reafirmando, al mismo tiempo, que el bloqueo del grano ucraniano ha quedado resuelto por el acuerdo con Turquía. Lavrov no hizo ninguna mención al reciente ataque ruso sobre el puerto de Odesa un día después de este acuerdo, la principal puerta de salida del grano ucraniano hacia el exterior, mientras que el Ministerio de Defensa ruso afirmó que solo habían golpeado objetivos militares. Adicionalmente, Lavrov también trató de transmitir a Shoukry las razones de la invasión, y ambos diplomáticos discutieron otras cuestiones, desde la guerra en Libia y en Siria a la posible participación egipcia en los BRICS y en la Organización de la Cooperación de Shanghái.

También en El Cairo, el jefe de la diplomacia rusa visitó la sede de la Liga Árabe. Tras un encuentro con el secretario general Ahmed Aboul Gheit, donde, según el comunicado de prensa ruso, intercambiaron opiniones sobre las guerras en Libia, Siria y Yemen, así como el conflicto israelo-palestino, Lavrov dio un discurso ante los representantes de los países de la Organización árabe, explicando al detalle en un largo discurso la versión rusa de los hechos en Ucrania y de la crisis alimenticia.
Aquí, el ministro, unos días después de haber afirmado que los objetivos de la invasión de Rusia ya no estaban únicamente circunscritos al Donbás, apuntó que Rusia “está determinada a ayudar al pueblo del este de Ucrania a liberarse del peso de este inaceptable régimen [el Gobierno de Ucrania]”, y clamó que las acusaciones a Rusia de la crisis alimentaria no eran más que “noticias falsas”.
Tras su estancia en la capital egipcia, Lavrov puso rumbo a Brazzaville, convirtiéndose en el primer ministro de Asuntos Exteriores ruso o soviético en visitar la República del Congo. Aquí, Lavrov se reunió con su homólogo, Jean-Claude Gakosso, donde, según el comunicado de prensa ruso, el representante de la potencia euroasiática le “informó detalladamente” de los objetivos de lo que Moscú llama “operación militar especial para proteger las repúblicas del Donbás”. Al mismo tiempo, Lavrov alabó la iniciativa congoleña de celebrar una conferencia de reconciliación nacional libia, y debatió con su contraparte la organización de la Segunda Cumbre Rusia-África, que se celebrará en 2023, 4 años después de que Vladímir Putin hospedara a los líderes africanos en Sochi.

Tras el Congo, Lavrov está visitando este martes Uganda, con una agenda similar. Posteriormente, el ministro volará a Addis Abeba, donde se reunirá con su homólogo etíope y visitará la sede de la Unión Africana. El presidente de la UA, así como de Senegal, Macky Sall, hizo lo propio unas semanas antes, reuniéndose con Putin en el Kremlin.
En los últimos años, el Kremlin ha vivido un despertar de su presencia en el continente africano, tras varios años de negligencia después de la caída de la Unión Soviética. Aprovechando la visión positiva de la URSS en estos países al haber apoyado activamente la descolonización, la potencia euroasiática se ha reposicionado, convirtiéndose en uno de los principales actores extranjeros en África.
Si bien el ala económica de la relación es limitada, Rusia ha ido tejiendo unas cercanas relaciones con varios de los principales países del continente, como Sudáfrica, Senegal o Egipto. Además, golpeando por encima de su peso, Moscú se ha colado en diversos escenarios geopolíticos utilizando medios de bajo coste, entre los que su favorito ha sido el grupo mercenario Wagner. Bajo la dirección de Yevgeni Prigozhin, hombre de absoluta confianza del presidente ruso, siendo incluso conocido como “el Chef de Putin” por haber trabajado en el catering del inquilino del Kremlin, Wagner ha intervenido en una infinidad de escenarios, desde la República Centroafricana hasta Libia, y en la actualidad está ganando presencia rápidamente en el Sahel.

Ahora, haciendo uso de su renovada posición y de su pasada presencia soviética, donde fue clave en la descolonización, Moscú ahora está sacando músculo diplomático y tratando de hallar tierra fértil para sus narrativas en el Sur Global, en el que apoyarse para capear el temporal de la presión de Occidente por la invasión de Ucrania. “Está muy claro que […] Lavrov está tratando de acercarse a otros países para tratar de detener la avalancha de indignación contra Rusia”, declaró al respecto Ned Price, portavoz del Departamento de Estado estadounidense.
En un artículo firmado por el propio Lavrov para la prensa local de Egipto, el Congo, Uganda y Etiopía, el ministro recalcó este objetivo, celebrando que las capitales africanas no se hayan unido a los esfuerzos de Occidente para hacer frente a las acciones rusas contra Ucrania. “Apreciamos la considerada posición africana con respecto a la situación en y alrededor de Ucrania”, escribió el jefe de la diplomacia rusa. “Sabemos que nuestros colegas africanos no aprueban los intentos no disimulados de Estados Unidos y sus satélites europeos de tomar la delantera e imponer un orden mundial unipolar”. La mayoría de los países africanos se han abstenido de criticar a Rusia, y ahora Lavrov busca convencerles de seguir manteniendo lo que ha llamado su “camino independiente”.
Anteriormente, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, afirmó que la batalla por la narrativa global con respecto a la guerra estaba “en plena marcha”, y que, de momento, Occidente “no está ganando”.