Paco Soto
Pie de foto: El Rey Mohamed VI durante su discurso con motivo de la Fiesta del Trono.
El discurso que pronunció el 29 de julio el Rey de Marruecos, Mohamed VI, con motivo de la Fiesta del Trono, sigue dando que hablar y mucho. El monarca, que tiene un gran poder ejecutivo, valoró positivamente los cambios económicos, sociales y políticos que ha experimentado su país en los últimos años. Pero su discurso no fue triunfalista. Al revés, salvo en la actuación policial desproporcionada en Alhucemas y otras poblaciones del Rif contra las manifestaciones y protestas callejeras, Mohamed VI reconoció abiertamente que Marruecos sigue teniendo muchos y graves problemas. Dos de estos problemas, según el jefe del Estado, son la ineficacia de la Administración pública, que lastra seriamente el desarrollo del país, y el papel manifiestamente mejorable de los partidos políticos, que han perdido el apoyo de buena parte de la población. Los hay para todos los gustos: partidos de derecha y conservadores, islamistas, liberales, centristas, de izquierda moderada y hasta de extrema izquierda. Las formaciones históricas como el nacionalista Partido Istiqlal (PI) y la Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP) atraviesan una profunda crisis.
El berberista y conservador Movimiento Popular (MP), el centrista Reagrupamiento Nacional Independiente (RNI) o los antiguos comunistas del Partido del Progreso y el Socialismop (PPS) no son atractivos para las nuevas generaciones. El opositor y liberal Partido de la Autenticidad y Modernidad (PAM), fundado por un amigo del Rey, es visto por muchos marroquíes como una fuerza del poder integrada en el sistema e incapaz de construir una alternativa democrática y de progreso. Otros grupos tampoco gozan de buena salud, y el gobernante e islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD) también tiene problemas internos de lucha por el poder. El Rey, en su discurso institucional, sin citar a ningún partido, habló de los problemas que aquejan a estas piezas esenciales en cualquier democracia, y les reprochó que no asuman sus responsabilidades y se escuden detrás de la institución monárquica cuando hay problemas serios que resolver. Los medios valoraron positivamente el discurso real. El periódico ‘Al Massae’ celebró que el soberano hubiera denunciado las disfunciones que frenan el buen desarrollo de la Administración y la mentalidad mezquina y los pequeños cálculos de las élites políticas. Dicho medio señaló que el Rey puso en evidencia la “irresponsabilidad sin precedente” de los partidos y cargos públicos en la resolución de los problemas sociales en regiones como el Rif.
Pie de foto: Abdelilah Benkirane, líder del islamista PJD.
El mutismo de Benkirane
Por su parte, el periódico ‘AL Ahdath Al Maghribia’ ensalzó las críticas de Mohamed VI y tuvo palabras duras contra los partidos. ‘Akhbar Al Yaoum’, un medio escrito cercano a un clan del PJD, también valoró el espíritu autocrítico del monarca. El periódico, citando a un intelectual, aseguró que el PJD hubiera podido llevar a cabo una política de reformas más atrevida “si lo hubieran dejado actuar”. En cambio, oficialmente, los dirigentes de los principales partidos no entraron a analizar el contenido del discurso real. Sí que lo hicieron diversos analistas en medios como los canales de televisión ‘MediTV’ y ‘2M’. Y prácticamente todos apoyaron las críticas del jefe del Estado a los partidos y la Administración. Ni siquiera el líder del PJD, Abdelilah Benkirane, que aspira a un tercer mandato y fue primer ministro, se atrevió a comentar en público las declaraciones reales. Fuentes del PJD consultadas por Atalayar declararon que “el Rey es el mando supremo del Estado y tiene todo el derecho de criticar lo que le parezca oportuno”.
Un antiguo dirigente de la USFP reconoció, sin embargo, que “los partidos no hemos estado a la altura de las circunstancias en cuestiones como la crisis que vive el Rif. Estamos demasiado burocratizado, y hemos perdido el contacto con la realidad”. Un dirigente del Istiqlal contactado por Atalayar no quiso hacer ningún comentario al discurso de Mohamed VI con motivo de la Fiesta del Trono, y puso de manifiesto que “la prudencia es una actitud inteligente y constructiva”. En opinión del politólogo Ahmed Alaoui, “el Rey habló de los problemas reales de los marroquíes. Tuvo un discurso duro y crítico, y fue necesario. Espero y deseo que su discurso pueda ser una especie de revulsivo para cambiar las cosas en nuestro país, y cambiarlas de verdad”. Por lo visto, esto último es algo que los partidos tradicionales no asumen en Marruecos. Y es que el poder del majzén es todavía importante y llega a todas partes.