El gobernante ‘de facto’ de Arabia Saudí es recibido en el Elíseo en pleno estallido de la crisis energética

Macron persuade a Mohamed bin Salman para equilibrar el mercado energético

photo_camera AFP/BERTRAND GUAY - El presidente de Francia, Emmanuel Macron, saluda al príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, a su llegada al Palacio del Elíseo, en París, el 28 de julio de 2022

Acostumbrado a los efusivos saludos y agarrones, sonrisas de oreja a oreja y palmadas repetitivas en espalda y hombros cada vez que recibe a algún líder político, signo inequívoco del poder, Macron reservó en esta ocasión su cortesía característica ante las cámaras. Quien salía del coche estacionado en la entrada de la sede de la Presidencia de la República, a quien había invitado a una “cena de trabajo” en el Elíseo, no era un líder como los demás, sino un líder aún señalado por el asesinato del periodista crítico con el régimen de Riad.

La coyuntura es apremiante. La incipiente crisis energética desatada como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania empuja a Europa a cambiar su modelo a marchas forzadas, a buscar nuevos socios y vías de abastecimiento de cara al invierno. No hay tiempo para otros planteamientos que no vayan encaminados en encontrar una solución, es momento de practicar la ‘realpolitik’, como deslizó la primera ministra gala, Élisabeth Borne. Este parece ser el planteamiento del Elíseo, pero también de sus socios europeos y la propia Comisión, que hace dos semanas cerró un acuerdo en materia energética con el presidente azerí Ilham Aliyev. 

Macron Bin Salman

Mohamed bin Salman, alias MBS, pisó erguido la alfombra roja que daba entrada a la residencia presidencial. El vehículo en que viajaba acortó distancias para acelerar el trámite, nada que ver con el paseo kilométrico del primer ministro interino de Israel, Yair Lapid, quien anduvo con expresión cómplice hasta abrazar a Macron hace escasas semanas. Porque tampoco era una visita de Estado al uso, sino un cara a cara de perfil bajo, lo que explica que no comparecieran ante los medios de comunicación al término de la conversación.

La etiqueta puesta por el Elíseo, sin embargo, no es concluyente. El encuentro en la noche del jueves fue crucial dado el contexto geopolítico, para intercambiar favores e intereses en el nuevo tablero de juego. Macron aterrizó en París una vez concluida su gira por varios países de África Occidental para recuperar la región de las garras de los mercenarios rusos del grupo Wagner; MBS hizo lo propio tras un desplazamiento de dos días a Atenas, donde se reunió con el primer ministro griego Kyriakos Mitsotakis para cerrar una batería de acuerdos comerciales, en su mayoría relacionados con la energía. 

Pero en el Elíseo no se encontraron solos, sino que estuvieron acompañados por varios miembros de sus respectivos gabinetes, los hombres fuertes de sus Ejecutivos: los ministros de Energía y Asuntos Exteriores, los príncipes Abdulaziz bin Salman y Faisal bin Farhan, por parte de Riad; y los titulares de Economía y Exteriores, Bruno Le Maire y Catherine Colonna, del lado de París. Según los medios locales, el contenido de las negociaciones giró en torno a la estabilización del mercado de petróleo, donde Arabia Saudí interpreta un papel crucial como cabeza visible de la OPEP, y la reactivación del acuerdo nuclear, sobre el que Francia interviene de forma directa en la mesa de negociación en Viena. 

Macron Bin Salman

La OPEP+, el grupo de productores de petróleo que controla en torno al 70% del mercado y marca el nivel de oferta, aprobó aumentar la producción pese a la negativa de Rusia en 216.000 barriles diarios, tras la presión de los compradores, además de los 432.000 barriles de petróleos al día fijados en los meses anteriores. Sin embargo, este incremento en la oferta no parece haber contentado a la demanda, es decir, no ha sido eficaz a la hora de tranquilizar a los mercados europeos y occidentales en su conjunto, sobre todo cuando se aproxima un periodo convulso marcado por los cortes de gas del Kremlin. Arabia Saudí podría utilizar su influencia para estabilizar los mercados.

A cambio, Francia y sus aliados occidentales pueden materializar las exigencias de Arabia Saudí en el texto definitivo del acuerdo nuclear con Irán. La Administración Biden endureció su retórica respecto al régimen de los ayatolás, pero mantiene la intención de reanudar el pacto, de la misma forma que el Elíseo. La reedición del (JCPOA, por sus siglas en inglés) pende de un hilo, aunque sigue siendo factible. Unos se culpan a otros y ninguno da su brazo a torcer. En este escenario, Riad estaría dispuesto a respaldar el acuerdo, pero con garantías de que en efecto Irán, su némesis regional, no podrá desarrollar armamento nuclear. 

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