Rusia tiene grandes planes para África. Pero ¿En qué se centran estos ambiciosos proyectos de Moscú?

Minas, hidrocarburos y armas. Los planes de Moscú en África 

photo_camera AFP/SERGEI CHIRIKOV - El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov (I) y el presidente de la Comisión de la Unión Africana, Moussa Faki Mahamat (D), durante la Cumbre Rusia-África 2019

Rusia está poniendo su atención en tres sectores estratégicos como son la industria minera, sector energético y de manera especial la industria de la defensa. Todo ello bajo el objetivo de Moscú de aumentar su “huella geopolítica” en el continente africano mediante el fortalecimiento de relaciones comerciales y de dependencia con países en los que más tarde podría tener acceso preferencial y estratégico a recursos minerales e hidrocarburos, disputando así la primacía a Occidente. La Federación Rusa es un actor clave de indudable peso en el orden internacional actual. Rusia se ha metido de lleno en el nuevo reparto económico postcolonial que se vive en África. Pero quienes conocen la historia del Continente Negro, también saben que la presencia rusa no es un fenómeno nuevo. 

Las relaciones África-Rusia

La nueva agenda estratégica de Moscú en el continente africano está centrada en la recuperación del prestigio adquirido en el siglo pasado. Esta reputación todavía se mantiene ligada a la imagen de décadas pasadas de tiempos de la Guerra Fría. Fue durante esos años de choque de bloques cuando la URSS adquirió un papel protagonista en África, convirtiéndose el continente en un tablero más de la pugna geopolítica entre las potencias del momento, a saber, entre China, la URSS y Estados Unidos. 

Durante la guerra fría, la URSS apoyó los movimientos de liberación en el mundo y respaldó a las guerrillas filocomunistas insurgentes que luchaban en diversos escenarios de descolonización en África como Angola, Mozambique, Argelia y lo que ahora es la República Democrática del Congo (RDC). Una vez obtenidas las ansiadas independencias y culminados los procesos de descolonización, Moscú buscó afianzar su influencia en África y siguió apoyando a regímenes comunistas a la vez que proveía a sus ejércitos y guerrillas de gran cantidad de material militar. La URSS ansiaba mantener su prestigio mundial y colocar contrapesos geopolíticos a la incuestionable influencia de su máximo rival, Estados Unidos y a la creciente influencia de China. Los países africanos afines al Kremlin necesitaban de un patrocinador que les apoyara, cuanto menos militarmente para afianzarse en el poder y eliminar toda sombra de oposición en medio de los procesos de descolonización y postcoloniales. 

Cumbre

Cuando la Unión Soviética se derrumbó, la influencia de Moscú se desvaneció. La naturaleza de las relaciones de la Rusia postsoviética con África, tomaron una dinámica distinta y renovada bajo el mandato de Vladimir Putin. El presidente dio un impulso decidido a estas relaciones económicas, políticas y militares especialmente a partir de 2005 y de manera definitiva a partir de las sanciones de Occidente en 2014. 

Un dato revelador de la implicación de Rusia con África es que, en el momento de la disolución oficial de la URSS en 1991, más de 50.000 estudiantes africanos habían pasado por las aulas de universidades soviéticas, mientras que unas 200.000 personas habrían recibido asesoramiento militar y técnico por parte de personal de la URSS en suelo africano.

Los intereses rusos en África

El decidido interés de Rusia en África ha vivido una revitalización desde comienzos de los 2000. Si bien es cierto que los cinco primeros años del mandato de Putin no fueron de especial relevancia para las relaciones ruso-africanas, éstas estuvieron centradas en cooperación en materia educativa y sanitaria. Es a partir de 2005 cuando gradualmente va creciendo la interacción comercial bidireccional. En cualquier caso, el punto de inflexión lo marcan las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea contra Rusia tras la crisis de Crimea en 2014.

Es en ese momento, cuando Rusia despierta de su letargo y decide apostar por África, así como por otros escenarios a los que antes no prestaba tanta atención, como Oriente Medio y Asia. Moscú busca estrechar lazos con el resto del mundo y garantizar mercados y oportunidades de exportación de productos rusos. Prueba de este compromiso internacional, en particular con África, son las continuas visitas del Ministro de Exteriores ruso Sergei Lavrov a países africanos en los últimos años, culminando con la cumbre Rusia-África (la primera de su clase) de 2019 en Sochi con los jefes de estado o de gobierno de 43 países africanos. 

Diamantes

De todos modos, el peso de Rusia en África sigue siendo pequeño en comparación con sus competidores como Estados Unidos y China, los cuales tienen unas cifras de intercambios comerciales con África en 2018 de 39 mil millones de dólares y de 170 mil millones de dólares respectivamente, frente a los modestos 18 mil millones de Rusia. Otros países en liza son India, Brasil, Turquía, Irán y Corea del Sur, quienes ofrecen una seria competencia a Moscú. Sin embargo, pese a las cifras de intercambio comercial rusas, existen varios sectores donde Moscú tiene una posición mucho más firme y competitiva.

1. Materias primas y energía nuclear

Las empresas rusas se han volcado en la extracción de materias primas de origen mineral como el platino, coltán y los diamantes. Un dato interesante es que entorno a un 30% de las importaciones africanas de Rusia son de carácter agrícola, especialmente cacao, fruta y café. Así mismo, en Zimbabue Rusia está explotando uno de los depósitos de metales de platino más grandes del mundo. El gigante minero ruso Alrosa está llevando a cabo un gran proyecto de extracción de diamantes en Angola.  

Otro de los puntos clave de la presencia rusa en África es la explotación y extracción de materias primas fósiles como gas natural y petróleo en países como Argelia, Egipto, Nigeria y Mozambique. Destaca también la llamada “diplomacia nuclear rusa”, habiendo suscrito acuerdos en materia de asesoramiento y construcción de centrales nucleares en Ruanda, Zambia, Sudán y Sudáfrica. 

2. Huella geopolítica 

Aumentar su cuota de influencia a nivel global es clave para Moscú, y para ello está decidido a apoyar a los gobiernos africanos mediante el asesoramiento militar, pero también en materia económica y técnica. Además, Rusia ha condonado a muchos países del continente, deuda externa por valor de más de 20.000 millones de dólares, adquiriendo así una cierta imagen de salvador de las débiles economías africanas

En este plano de acción, Rusia tiene un compromiso con varios países del continente, en los cuales ha desplegado acciones de ayuda humanitaria y cooperación, especialmente en la lucha contra el ébola en República Democrática del Congo, Ruanda y Guinea

3. Industria armamentística

Una de las fortalezas rusas en materia de comercio exterior en lo que a África se refiere, es la venta de armas y el asesoramiento en materia de seguridad y defensa. Si bien África no es el mercado principal de las exportaciones de armas de Moscú, sí es muy importante desde el punto de vista africano, ya que el 35% de las armas importadas lo hacen desde Rusia.  

Rusia sabe de la importancia de su posicionamiento estratégico en la venta de armas en África y por ello, desde 2015, se han firmado más de 20 acuerdos bilaterales de cooperación militar con estados africanos como Uganda, República Democrática del Congo, la República Centroafricana y Sudán. Otros países buenos compradores de material ruso son Angola, Egipto, Argelia y Sudán

4. Influencia mediática 

En la cumbre ruso-africana de Sochi, Vladimir Putin enfatizó en la cooperación en materia de comunicación e información con África y para ello ya se trabaja con agencias de noticias africanas. Probablemente se explorarán futuros acuerdos de intercambio de contenido y capacitación de periodistas con medios de comunicación locales, con el consiguiente aumento en influencia en medios que ello conlleva. Moscú está ampliando la disponibilidad de sus redes de información y comunicación estatales como Russia Today y Sputnik, y ya planean abrir oficinas de representación en Nigeria, Senegal y Etiopía. 

5. Mayor presencia de empresas rusas  

África se configura, como un lugar perfecto para el despliegue de un sector empresarial ruso con gran experiencia como es el de la explotación y distribución de energía donde podemos ver empresas líderes internacionales de propiedad estatal como Gazprom, Rosneft, Lukoil o Rosatom. Estas empresas ya tienen desde hace años presencia activa en varios países africanos, como por ejemplo Argelia, Angola, Egipto, Nigeria y Uganda.

Una mirada al futuro con una herencia del pasado

África, una vez más, se ha convertido en el tablero de la pugna geopolítica entre potencias globales. El continente africano no despertó especial interés en el Kremlin de Josef Stalin durante los primeros compases de la URSS en las décadas de los años treinta y de los cuarenta. Un punto de inflexión se observa cuando, tras la muerte del líder de la Unión Soviética, las ansias de influencia de Moscú en África aumentaron progresivamente. La primera oportunidad en África que tuvo la URSS post Segunda Guerra Mundial de tomar un papel activo en el nuevo escenario geopolítico que se dibujaba en el mundo fue con Egipto y la crisis desatada por la nacionalización de la compañía del Canal de Suez por Nasser.

La URSS ante la hostilidad del bloque Occidental, ofreció ayuda financiera y técnica para, entre otras cosas, impulsar la mega construcción de la presa de Asuán que cambiaría para siempre la vida del Nilo y de todo Egipto. Sin lugar a duda, el apogeo de la presencia soviética en África se alcanzó en la década de los setenta cuando, junto con países satélites soviéticos como Cuba o la RDA (Alemania Oriental) consiguió proyectar su poder y fuerza sobre el panorama africano.

Putin al-Sisi

La naturaleza de las relaciones entre países africanos y el bloque comunista u oriental se centró en el apoyo y asesoramiento en cuestiones económicas y técnicas. Al mismo tiempo, se daba un importante respaldo en las áreas políticas y militares con la presencia sobre el terreno de asesores especializados y misiones diplomáticas altamente implicadas con los gobiernos nacionales. Estos gobiernos africanos que estaban en la esfera soviética gozaban del apoyo económico y militar de Moscú para enfrentar las amenazas internas y externas. Con estas acciones, Moscú apuntalaba regímenes afines que bien asesorados y armados enfrentaban un escenario muy dado a golpes de estado. 

Rusia busca reactivar los vínculos que quedaron pausados en los años 90, y la mejor prueba de ello son las continuas cumbres bilaterales y multilaterales entre Rusia y países africanos, así como giras presidenciales o de ministros. También, indicativo de esta voluntad son las dinámicas de colaboración militar. África ha adquirido un peso estratégico de gran relevancia para Rusia por ser un amplio mercado donde adquirir grandes cantidades de recursos energéticos y minerales, pero además un gran espacio donde comercializar sus productos armamentísticos y donde ofrecer su “expertise” en materia de cooperación militar.  

Así mismo, se siguen manteniendo otros proyectos como la venta de productos de la industria de defensa rusa, especialmente material militar ligero y pesado, con el envío de cargamentos de armas, muy apreciadas en África por su versatilidad y bajo precio. El componente económico es cada vez más una parte importante en la inversión de Rusia en África y la motivación final de la política exterior del Kremlin, es fundamentalmente estratégica

Gazprom

Moscú está tratando de construir alianzas con líderes nacionales, y más ampliamente con figuras políticas, militares y empresariales ofreciendo un "paquete" de asesoramiento y apoyo político y militar a largo plazo a los gobernantes africanos. A cambio, Rusia busca acceder a los mercados africanos, tanto para vender su tecnología como para explotar los recursos minerales y energéticos, así como acuerdos transnacionales ferroviarios y de construcción de carreteras. Esta nueva Rusia con mayores aspiraciones de influencia a nivel mundial, debe ver en la cooperación y en el entendimiento con otros países, un punto de guía en esta nueva agenda estratégica que, sin lugar a duda, busca recuperar en el medio-largo plazo la hegemonía que perdió Moscú hace ya 30 años. 

Pero también hay una dimensión ideológica en esta agenda. Putin y la gran mayoría de rusos, ven a su país como una gran potencia que debe resurgir, con intereses en todo el mundo, que extiende sus redes de influencia desde su vecindad próxima en Europa del Este, el Cáucaso y Asia Central, hasta Oriente Medio, África y América Latina. Asumiendo el papel de jugador indispensable en los asuntos mundiales, Putin busca ampliar y afianzar de una vez por todas la presencia rusa en el mundo y recuperar la voz que un día perdió la Unión Soviética.

Una de las principales premisas que guían todas estas nuevas líneas de acción de Rusia, no sólo en África sino también en otros escenarios globales, es el contrarrestar el peso geopolítico de Occidente en área de importancia estratégica. Además, Rusia busca llenar el vacío geopolítico que estaban dejando sus competidores en África. Porque, en teoría de las relaciones internacionales, cuando una potencia abandona un área estratégica, otra ocupa ese vacío. Por eso, Vladimir

Putin está reactivando la agenda rusa en África, buscando afianzar su cuota de poder y agrandar así su huella geopolítica. La Rusia de Putin saca músculo más allá de Ucrania, Georgia o Siria, si bien de manera silenciosa como si de una lluvia fina se tratase, el Kremlin lleva años penetrando en determinados y bien seleccionados mercados africanos, convirtiéndose en un aliado indispensable para muchos países donde busca controlar recursos energéticos y consolidarse como un aliado de primer orden en cuestiones de seguridad y defensa.

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