El palacio petersburgués de Konstantínovski, también conocido como Palacio de los Congresos, se convertía este martes en el escenario de la primera visita –histórica– del presidente de Emiratos Árabes Unidos, Mohamed bin Zayed, a Rusia desde que fuera nombrado líder del país el pasado 14 de mayo.
“Esta es una visita que llega en un momento muy importante ante la tensión de seguridad que vive el mundo”, explicaba el analista internacional y consultor económico ruso, Timur Dowidar, para el medio Al-Ain News. Y es que, según Dowidar, el importante peso de regional de Emiratos Árabes en el Golfo, así como sus buenas relaciones con el Kremlin –a quienes une un acuerdo de asociación estratégica– podrían ser cuestiones clave para la mediación de Abu Dabi en la actual crisis diplomática, bélica y energética que enfrenta la comunidad internacional.
Today I arrived in St. Petersburg and met with President Vladimir Putin. We discussed several issues of mutual concern, including the Ukraine crisis, and the importance of engaging in dialogue to reduce tensions and arrive at a diplomatic solution. pic.twitter.com/uOgGAxDP6x
— محمد بن زايد (@MohamedBinZayed) October 11, 2022
“Durante los 50 años que duran ya nuestras relaciones diplomáticas, nuestros contactos se han desarrollado progresivamente, solo de manera creciente. Ahora, a pesar de la complejidad de las relaciones internacionales en el mundo, los vínculos entre Rusia y los Emiratos Árabes Unidos son un factor clave en la estabilidad de la región y del mundo en su conjunto”, eran las palabras del presidente Putin, tal como recogía la transcripción oficial del encuentro en el sitio web del Kremlin. “Sé de su […] deseo por contribuir a la solución de todos los problemas, incluida la crisis en Ucrania. Me gustaría señalar que este es un factor significativo que hace posible utilizar su influencia para avanzar hacia una solución de la situación”, agrego el mandatario ruso.
Unos propósitos que el ministerio de Exteriores emiratí hizo públicos el pasado lunes, cuando habló de su intención de “lograr resultados positivos para la desescalada militar [en Ucrania], la reducción de repercusiones humanitarias y el logro de un acuerdo político para alcanzar la paz”.
En este contexto, Vladímir Putin prometió a su homólogo árabe mantenerle al tanto de la situación de la central nuclear de Zaporiyia –la más grande de toda Europa, en manos del Ejército de Moscú desde el pasado mes de marzo –, así como de lo negociado con el director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, con quien se ha reunido esta tarde también en San Petersburgo.

No obstante, esta nueva muestra de las buenas relaciones entre Abu Dabi y Moscú, menos de una semana después de que la OPEP+ anunciase un importante recorte en la producción petrolera mundial, podría representar un motivo añadido para el distanciamiento entre el país del Golfo y Washington. Y es que las relaciones entre ambos se encontraban ya tensas a raíz de la decisión del grupo petrolero.
A este respecto, el presidente ruso afirmó durante el encuentro con Mohamed bin Zayed que las acciones de la OPEP+ están orientadas al “equilibrio de la oferta y la demanda”, y que únicamente aspiran a “crear estabilidad en los mercados energéticos mundiales”.

Desde que los Emiratos Árabes Unidos naciese como uno de los Estados-nación en el Golfo, en el año 1971, las relaciones entre Abu Dabi y Moscú han crecido progresivamente en base al establecimiento de misiones diplomáticas y de la apertura de embajadas en ambos territorios. La embajada emiratí en Moscú se inauguró de manera oficial en 1987, mientras que el Consulado General ruso no abrió sus puertas en Dubái hasta el año 2002.
Sin embargo, el transcurrir de los últimos 10 años ha permitido a Emiratos Árabes y a Rusia impulsar de forma muy significativa las relaciones entre ambos. Desde 2012, los líderes de Abu Dabi y Moscú se han reunido de manera presencial en nueve ocasiones. Diez, si se incluye la cumbre actual entre Bin Zayed y Putin. Y pese a que cada una de las reuniones ha servido para agregar un nuevo componente a la cooperación mutua, el año 2018 es, sin lugar a dudas, una fecha marcada en el calendario de las relaciones ruso-emiratíes.

En junio de 2018, Mohamed bin Zayed Al Nahyan –actual presidente, y gobernante ‘de facto’ desde que su hermano Khalifa bin Zayed sufriese un derrame cerebral en 2014– y Vladímir Putin estamparon su firma en un acuerdo de asociación estratégica en los ámbitos político, comercial, económico, de seguridad, cultural, humanitario, científico, tecnológico y turístico.
“Quiero subrayar una serie de puntos muy importantes para nuestras relaciones. Pese a que no nos hemos visto durante los últimos tres años [el último encuentro entre ambos mandatarios tuvo lugar en 2019, antes del estallido de la pandemia de la Covid-19] hemos logrado mucho: hemos aumentado nuestra facturación comercial de 2.500 millones a 5.000 millones [de dólares], y hemos logrado aumentar cerca de medio millón de turistas procedentes de Rusia”, celebraba Mohamed bin Zayed ante Vladímir Putin.
Además, esta cumbre representa la tercera ronda de conversaciones directas entre ambos líderes, por detrás de las llamadas de marzo y mayo de este año, cuando abordaron relaciones bilaterales, el expediente energético y otras cuestiones regionales e internacionales, el 1 de marzo; y cuando, el 17 de mayo, Putin ofreció sus condolencias y sus simpatías al recién nombrado presidente emiratí. Unas muestras de buena relación a las que se suman el encuentro bilateral del ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional, Abdullah bin Zayed bin Sultan Al Nahayan, y su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, en Nueva York, al margen de la 77ª sesión de la Asamblea General de la ONU; o la misión comercial rusa al emirato de Sharjah, en el marco del “Foro de negocios entre Sharjah y Rusia”.