Por Samira Maaluf
Foto: Un herido es trasladado al hospital por los servicios de emergencia/Miri Tsachi-EFE.
Dos hombres armados, que fueron posteriormente abatidos por la Policía israelí, irrumpieron este martes en una sinagoga de Jerusalén Oeste, en el barrio ortodoxo de Har Nof, y dispararon contra las personas que se encontraban en el templo. Al menos seis personas murieron y varias resultaron heridas en dicho ataque. Según la Policía israelí, dos hombres armados con un cuchillo, un hacha y una pistola irrumpieron en el templo y atacaron en dos lugares distintos matando a varias personas que se encontraban rezando. Después fueron abatidos por la Policía. Según fuentes sanitarias, entre las ocho personas heridas, algunas se encuentran en una situación grave. El ataque fue valorado positivamente por las organizaciones islamistas palestinas Hamás y Yihad Islámica a través de un comunicado: “Es la reacción natural a los crímenes que perpetran los ocupantes y los colonos”, aseguraron los dos grupos extremistas La Policía investiga lo que considera un ataque terrorista, que se trataría del segundo más grave perpetrado en Jerusalén desde el fin de la Segunda Intifada. Por su parte, el portavoz de Hamás en Cisjordania, Husam Badram, vinculó el ataque con la muerte, el pasado lunes, de un conductor palestino de autobús, que apareció ahorcado. Las autoridades israelíes defendieron que se trató de un suicidio, pero en cambio tanto la familia como los amigos denunciaron que fue víctima de un ataque de judíos extremistas. Según varios medios locales, tras el suceso en la sinagoga estallaron duros enfrentamientos entre fuerzas policiales israelíes y grupos de palestinos en el barrio de Jabal al Mukaber, en Jerusalén Este, del que presuntamente procedían los dos atacantes de la sinagoga, identificados como Ghasan Abu Jamal y Odai Abu Jamal. Fuentes palestinas e israelíes aseguraron que los dos terroristas eran dos primos que residían en Jerusalén Este y eran familiares de un preso palestino liberado en el intercambio por el soldado israelí Gilad Shalit.
“Mano dura” contra los terroristas
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, acusó al movimiento islamista palestino Hamás, pero también al presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abas, de ser los responsables de este atentado terrorista. Netanyahu no dejó ninguna duda sobre sus intenciones: su Gobierno “responderá con mano dura al cruel asesinato de judíos que acudían a rezar”. Uri Maklef, viceportavoz de la Knesset (Parlamento) y miembro de Judaísmo Unido de la Torá -el partido al que pertenece el rabino de la congregación atacada- también pidió mano dura contra los terroristas. Por su parte, el presidente Abas negó tajantemente esta acusación y manifestó su condena contra el “ataque a judíos en su lugar de culto” y contra “la muerte de civiles sin importar lo que estén haciendo”. La ciudad de Jerusalén está siendo el escenario de una creciente tensión desde que a principios de julio tres extremistas judíos asesinaron a un menor palestino en Jerusalén Este en venganza por la muerte tres semanas antes de tres estudiantes israelíes que hacían autostop cerca del bloque de colonias de Gush Etzion. Desde entonces se han sucedido las protestas, los enfrentamientos entre la Policía y jóvenes palestinos y los ataques de colonos israelíes y palestinos en los barrios árabes y el casco viejo de la ciudad de Jerusalén. La situación se agravó hace un mes, cuando un conductor kamikaze palestino mató a dos personas -entre ellas un bebé de tres meses y una ciudadana ecuatoriana- al intentar atropellar a los pasajeros que esperaban el tranvía en la línea que divide la ciudad. Una semana después, un palestino tiroteó y dejó gravemente herido en Jerusalén Oeste a un rabino ultranacionalista judío que defendía cambiar el estatuto de la Explanada de las Mezquitas, tercer lugar más sagrado del islam.
La Explanada de las Mezquitas
Los rumores sobre ese posible cambio, que el Gobierno israelí no ha confirmado, junto a las restricciones de acceso impuestas en la Explanada por Israel a los musulmanes y la constante beligerancia de los ultranacionalistas judíos fuertemente escoltados al lugar donde el judaísmo sitúa el Segundo Templo destruido por los romanos, son algunos factores que alimentan la tensión en la ciudad. Apenas siete días después del tiroteo contra el rabino, que se recupera de sus heridas en un hospital, un segundo conductor kamikaze palestino mató a dos personas -entre ellas un guardia de frontera- en un intento de atropello similar en la misma zona que separa Jerusalén Este de Jerusalén Oeste. Así las cosas, mientras la indignación y la exigencia de medidas coercitivas aumentan entre los sectores más radicales israelíes y muchos palestinos no contemplan el abandono de la violencia contra Israel, la Oficina del alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos recordó al Gobierno de Netanyahu que cualquier respuesta al ataque tiene que respetar la ley internacional. El portavoz de dicha Oficina, Rupert Colville, pidió a las autoridades israelíes que “se contengan, que no realicen actos punitivos colectivos, como demoler casas, y que tengan en cuenta las posibles consecuencias inflamatorias de sus actos”. Por su parte, el ministro de Seguridad Interna israelí, Yitzhak Aharonovich, prometió que tomará medidas “para reforzar la seguridad y autodefensa de los ciudadanos ante esta ola de atentados”.