La autonomía estratégica en la Unión Europea alude a la necesidad de planificar políticas comunitarias que posibiliten una menor dependencia de terceros en asuntos relativos a defensa, energía o empresa. Se trata de una idea “de largo plazo y no tanto del día a día, sino de una concepción para los próximos 20, 30, 40 o 50 años”, señaló Lucas González, director en funciones de la Comisión Europea en España, durante un acto celebrado en la sede de la Universidad de Castilla La Mancha en Toledo.
La jornada estuvo organizada por la asociación Ideas y Debate en colaboración con la Secretaría de Estado para la Unión Europea (SEUE). En la inauguración participaron la coordinadora académica de las jornadas, Fátima Guadamillas, el decano en funciones de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Fernando Sánchez-Mayoral, el teniente de alcalde de Toledo, José Manuel Velasco, y el presidente de Ideas y Debate, Miguel Ángel Benedicto.
Para Lucas González, las prioridades de la Comisión Europea en el mundo geopolítico actual son la transición ecológica y digital, las acciones en materia de seguridad y defensa y en el área industrial y empresarial. El director de la Comisión Europea participó en la primera mesa sobre “Autonomía estratégica abierta: una visión de España y Europa”, junto a Eduardo Corchero, adjunto al director de Estrategia y Prospectiva del Ministerio de Asuntos Exteriores, moderados por Gonzalo Velasco, embajador de BETA Europe.

González defendió la importancia del “posicionamiento de Europa en un entorno donde se convive con otras fuerzas que velan por sus intereses”, un emplazamiento que debe aunar los intereses nacionales de los Estados miembros a partir de la cooperación. “Hay dos polos fuertes, China y Estados Unidos; Europa tiene que saber qué quiere ser de mayor”, subrayó.
En los ámbitos de las transiciones digital y ecológica, desde Bruselas se defiende la transformación impulsada en ambos campos. “No creo que pueda haber un país más interesado que España en la autonomía estratégica energética”, subrayó González. En el caso de la defensa, “una política que no es común sino coordinada”, se aboga “por invertir mejor” y hacerlo de forma consensuada entre los diferentes Estados, para que los “fondos enormes” que se emplean en estas partidas repercutan en la seguridad colectiva del vasto territorio comunitario.
Por su parte, la dinámica económica topa con una coyuntura marcada por la inflación y los tipos de interés altos. Además, “no somos capaces de ser autónomos en la industria y la fabricación y para ello tenemos que buscar socios fiables, acercarnos a regiones del mundo con valores y objetivos similares como estamos haciendo, aprovechando la presidencia española, con Sudamérica”, relató González, “la región más eurocompatible”, según fue definida por Corchero, quien destacó “el potencial de diversificación” que la zona ofrece a Europa para el comercio internacional.
“Cómo articular las ayudas estatales y la competencia”, dos de los marcos regulatorios que deciden parte de la suerte de las compañías, pueden determinar el éxito internacional de los conglomerados europeos. Otorgar un “gran papel a las grandes empresas” podría expandirlas más allá de la Unión con el consiguiente prejuicio en el mercado interior; la apertura de la competencia, por el contrario, diluiría el potencial de crecimiento de las sociedades.

En el caso de España, “la apertura” se ubica “en el centro de su visión estratégica”. La autonomía se concibe “no como un medio, sino como un fin para proteger los derechos y principios de la Unión”, aseguró Corchero.
El representante de Exteriores detalló que el desempeño que ejerce su oficina dentro del Ministerio “no es el de encuadrarse en una estructura vertical” sino el de aportar “un enfoque transversal y estratégico, proponer una visión a largo plazo” y recordó que la "búsqueda de consensos es el ingrediente esencial de la Unión”.
Sobre el tamaño y la forma de proceder que el club tiene respecto a otros grandes actores de la escena global, Corchero se refirió a Europa como “un herbívoro en un mundo de carnívoros” y se preguntó si se ha de “seguir el mismo camino que las superpotencias clásicas”, recordando que la Unión, en contraposición a las grandes hegemonías, no tiene en “su naturaleza el cerrarse hacía sí misma para proyectarse hacia el exterior”.
En la segunda mesa se debatió sobre el liderazgo climático e industrial de la Unión Europea. La directora del Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente (IIDMA), Ana Barreira, afirmó que en el año 2022 “la Unión Europea consiguió generar solo con energía solar y eólica el 22% de la electricidad”. Será solo un poco más de un quinto de toda la producción, pero es un gran avance, teniendo en cuenta que el Reino Unido ya no forma parte de la UE, y hay que recordar que Escocia generó en el mismo año, 2022, el 90% de su electricidad con energía proveniente de fuentes renovables. Para el decano de Schiller University, Jesús Soto, “hay que reducir las emisiones de carbono, pero hay que aceptar las diferencias” y Barreira señala la falta de compromiso de China a la hora de reducir esas emisiones. Otro asunto de actualidad que salió en el debate moderado por la periodista del Canal Diocesano de TV Toledo, Ana Isabel Jiménez, fue la investigación a China desde la Comisión Europea por las ayudas al vehículo eléctrico y la lucha entre la política de competencia y política industrial en la que Jesús Soto se preguntaba si “habría que renunciar a no tener campeones nacionales para tener un campeón europeo que pudiera competir con actores como los EE. UU., China, India o los BRICS+”.
En la última mesa los profesores Juan Luis Manfredi, Catedrático Príncipe de Asturias de Georgetown, y Mónica Puente, profesora de Economía Aplicada de la Complutense de Madrid (UCM), moderados por Manuel Villasalero, de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de Ciudad Real (UCLM), debatieron sobre el “Poder económico global de la Unión Europea”. Para Manfredi “la UE debe ser un actor activo y proactivo de cara al futuro. Debe conocer sus dependencias energéticas, económicas y de otra índole, para saber cómo responder en consecuencia. Y ello significa tener en cuenta políticas tanto cortoplacistas, como a medio y largo plazo. Eso hará que la Unión esté mejor preparada frente a los retos venideros”. La UE, según Manfredi, se centró también en “aplicar las sanciones políticas y económicas y una política industrial donde demostraba que la UE estaba presente a nivel geopolítico”.

Otro tema sobre el que Puente y Manfredi debatieron fue la ampliación de la UE a 30 que pretende la presidenta Úrsula von der Leyen que ambos ven complicada. Según Puente, a nivel económico Ucrania, Serbia, Moldavia o Georgia tenían en 2021 una renta per cápita entre los 4.800 y los 9.200 dólares, todos inferiores a los estándares europeos, pero también hay que tener en cuenta criterios de carácter social y de respeto al Estado de derecho para evitar problemas como los de Hungría o Polonia. Para Manfredi, no se debe llevar a cabo una ampliación por compasión, más bien una ampliación por convicción. Según Puente, todavía seguimos debatiendo si es necesaria más profundización o integración con un presupuesto común o seguir con la intergubernamentabilidad.
Gonzalo Velasco, embajador BETA Europe