El reciente viaje relámpago de Emmanuel Macron a tres países del Golfo ha servido al presidente de Francia para arrancarse la espina que tenía clavada por haber sido despreciado hace tres meses de la alianza AUKUS y por la fracasada venta al Gobierno de Australia de 12 submarinos. Lo ha conseguido después de un periplo de tan solo dos días, tras el que ha regresado a Paris con varios talonarios de cheques en los bolsillos de su chaqueta por un valor que ronda los 24.000 millones de euros.
El párrafo anterior es el escueto resumen de un tour de tres etapas contra reloj, en que el emperador de la República francesa ha pedaleado en cabeza de su pelotón de ministros y altos cargos políticos y empresariales, rodando a gran velocidad desde el Palacio del Eliseo a la Unión de Emiratos Árabes, desde allí a la cercana Qatar y después hasta Arabia Saudí… y regreso a París.
Su presencia de escasas horas en cada uno de los tres países del Golfo ha tenido un evidente matiz económico: sellar la venta de una muy respetable cantidad de aviones de combate y helicópteros. Con los contratos rubricados, Emmanuel Macron ha llenado la cartera de pedidos y las arcas de sus compañías aeronáuticas y de defensa y ha asegurado nuevos miles de puestos de trabajo en ambos sectores, lo que le sirve de bandera para intentar superar la primera vuelta de las elecciones generales anunciadas para el 10 de abril de 2022.

Sin dejar de lado la voluntad política de Paris de reforzar su presencia e influencia en la región, la corta pero intensa estancia de Emmanuel Macron en Emiratos y Arabia Saudí ha supuesto la venta de 80 aviones de combate, 38 helicópteros… y mucho más. El resultado final es una lluvia de muchos miles de millones, que va a regar el extenso tejido industrial aeronáutico y militar del Hexágono.
Más de 400 grandes, medianas y pequeñas compañías francesas conforman la cadena de suministros de los aviones de Dassault Aviation y los helicópteros de Airbus adquiridos por Emiratos y Arabia Saudí. Se trata de un enorme paquete de venta de sistemas de armas, lo que hace suponer que la cifra de exportaciones de armamento francesas en 2021 alcanzará un récord histórico.

La primera etapa del tour de Macron ha sido Emiratos. En Dubái se ha entrevistado con el príncipe heredero de Abu Dabi y segundo jefe de las Fuerzas Armadas emiratíes, Mohamed bin Zayed al-Nahyan. Ambos líderes han sido testigos de cómo la Fuerza Aérea de Emiratos ha confirmado la compra de 80 cazas Rafale al fabricante galo Dassault, un contrato que asciende a unos 14.000 millones de euros. A esa cantidad hay que añadir otros 2.000 millones por la adquisición de un gran lote de misiles crucero, aire-tierra y aire-aire suministrados por la rama francesa del consorcio misilístico MBDA.
En el caso de los Rafale, la responsabilidad de hacer realidad los 80 aviones de combate recae en la batuta de Eric Trappier, director ejecutivo de Dassault, contratista principal y responsable de la integración de todos los sistemas del avión. Una de las grandes empresas beneficiadas es Thales, que suministra los nuevos radares RBE2 AESA, los equipos electrónicos a bordo ‒por ejemplo, el sistema de visión integrado en el casco‒ y el sistema de guerra electrónica Spectra de protección frente al ataque de misiles.
También el encargado de motores Safran, que aporta los potentes motores M-88, el tren de aterrizaje, los asientos eyectables de los pilotos, los sistemas de navegación inercial e incluso el kilométrico y critico cableado eléctrico que conecta todo el avión. MBDA Francia lo dota con sus nuevos misiles aire-aire MICA NG con sistemas de búsqueda infrarrojo, electromagnético y otros más.

Pero ¿llegarán pronto los 80 Rafale a manos de Emiratos? Ni mucho menos. La configuración elegida por la Fuerza Aérea emiratí es la designada F4, en desarrollo desde 2019 y cuyas pruebas en vuelo comenzaron en abril del presente año. Se trata de una versión cuyas primeras unidades han sido contratadas por el Ejército del Aire francés, que los incorporará a sus escuadrillas de caza entre 2023 y 2027. Esa es la razón por la que la entrega a Emiratos no comenzará hasta el año 2027, asegurando la sostenibilidad de la cadena de producción en Dassault hasta 2031.
Emiratos completa sus pedidos con la compra de una docena de helicópteros Airbus H225M Caracal por un importe estimado de entre 750 y 800 millones de euros. Son aeronaves especializadas en operaciones de penetración y rescate en combate, con capacidad para reabastecimiento en vuelo, en configuración muy semejante a la demandaba por las Fuerzas Armadas francesas.

En la vecina Arabia Saudí, el presidente galo se reunió en la ciudad de Yeda con el príncipe heredero Mohamed bin Salman. En su corta estancia, Macron vio con satisfacción como Airbus Helicopters confirmaba un contrato para suministrar 26 helicópteros civiles, ‒20 del modelo H145 y 6 del H160‒ al operador saudí The Helicopter Company (THC), la compañía oficial que opera con carácter exclusivo los servicios comerciales de helicópteros en el reino saudí.
Ambos también presenciaron cómo el consorcio estatal de Industrias Militares de Arabia Saudí (SAMI) alcanzaba acuerdos con compañías francesas para crear empresas conjuntas. Con el consorcio Airbus se crea una compañía dedicada al mantenimiento de aeronaves militares. Con el grupo industrial Figeac Aéro se pone en pie una planta de producción de piezas de alta precisión en aluminio y titanio para aeroestructuras. En los dos casos, la participación de SAMI es mayoritaria.
Como broche final, la aerolínea Saudi Arabian Airlines formalizó un pedido de 149 motores CFM LEAP-1A para equipar su nueva flota de 35 nuevos aviones de pasajeros A321neo y 30 A320neo. Incluye su mantenimiento y el de los motores de otros 20 A320neo en alquiler, todo lo cual suma cerca de 7.500 millones de euros.

El punto oscuro de la gira fue Qatar. En su reunión con el Emir Tamim bin Hamad al-Thani, Emmanuel Macron hizo un infortunado esfuerzo final por intentar que Akbar al-Baker, consejero delegado de la aerolínea estatal Qatar Airways, y su equivalente de Airbus, Guillaume Faury, alcanzaran un acuerdo en su ya largo y amargo enfrentamiento.
A menos de un año de que el estado del Golfo albergue la Copa Mundial de Fútbol, Qatar Airways y el gigante aeronáutico europeo Airbus mantienen una tensa disputa por solventar la degradación acelerada del fuselaje de los aviones A350 de la línea aérea, anomalía que se ha descubierto por debajo de la capa de pintura.

La controversia ha provocado que Airbus vaya a recurrir a un arbitraje independiente para resolver el desacuerdo. La compañía aérea no admite las soluciones técnicas planteadas por el fabricante y mantiene en tierra 20 aeronaves A350, ha suspendido la recepción de los A350 que tiene comprados hasta que no se solvente el problema y en sus próximas adquisiciones se ha decantado por aviones norteamericanos Boeing 777 en detrimento de un modelo semejante de Airbus.