El pacto nuclear con Irán (JCPoA, por sus siglas en inglés) está en su peor momento desde que fue firmado. Los Estados europeos que lo suscribieron en julio de 2015 -Reino Unido, Alemania y Francia- han acordado activar el mecanismo de disputa del acuerdo. Este gesto se produce a raíz de que Teherán haya ido eliminando paulatinamente los límites acordados sobre el enriquecimiento de uranio. Se abre, pues, un periodo de incertidumbre sobre la durabilidad del JCPOA. Donald Trump, que lo abandonó en mayo de 2018, ha reclamado, en los últimos días, un nuevo tratado para evitar la proliferación nuclear en el régimen de los ayatolás.
La decisión ha sido anunciada por medio de un comunicado conjunto de los ministerios de Asuntos Exteriores de Reino Unido, Francia y Alemania (grupo conocido como el E3 dentro del acuerdo). Según el documento, a pesar de que los países europeos “han trabajado duro para abordar las preocupaciones de Irán y devolverlo al cumplimiento de sus compromisos”, la República Islámica “ha continuado rompiendo restricciones clave establecidas en el JCPoA”. El escrito denuncia que las acciones de Irán “no han sido consistentes con las provisiones del acuerdo nuclear y tienen implicaciones cada vez más severas e irreversibles para la proliferación”.

Cerca de un año después de que la Administración Trump abandonase el acuerdo, Teherán anunció que no respetaría las limitaciones que le habían sido impuestas. En esta línea se ha mantenido a lo largo del último año y medio. La gota que ha colmado el vaso ha sido la decisión de los ayatolás de obviar la restricción que afecta al número de centrifugadoras. Igualmente, la eliminación de facto de los límites sobre la producción de uranio enriquecido ha supuesto otro motivo de preocupación para sus socios.
Aunque las autoridades del país asiático siempre han insistido en que su programa nuclear está destinado a fines íntegramente pacíficos, el argumento no ha convencido a los firmantes europeos. Con todo, los integrantes del E3 han remarcado en su comunicación que la decisión se toma “de buena fe, con la sincera esperanza de encontrar una vía hacia adelante para resolver el impasse a través del diálogo diplomático constructivo”.

En su cuenta de Twitter, Dominic Raab, el ministro de Exteriores de Reino Unido, ha subrayado que se busca “mantener el acuerdo vivo, no extinguirlo”. Su homólogo alemán Heiko Maas ha incidido en el mismo concepto, pero, al mismo tiempo, ha recordado que “las violaciones iraníes del acuerdo nuclear no se podían dejar sin respuesta”. El francés Jean-Yves Le Drian aún no se ha pronunciado personalmente sobre el asunto.
La maniobra del E3, por tanto, no se alinea con las pretensiones de la Casa Blanca, aliada tradicional de los países europeos en cuestiones de geopolítica. Después de los bombardeos iraníes sobre las bases de Ain al-Asad y Erbil, que albergaban tropas iraquíes y estadounidenses, Trump pidió a los firmantes del JCPoA que se apartasen totalmente del acuerdo para negociar uno nuevo desde el principio.

Sin embargo, la decisión tomada este martes camina, aparentemente en otra dirección. El mecanismo de disputa es una cláusula que suele incluirse en los tratados internacionales y que se activa cuando se considera que una de las partes no está cumpliendo con lo prometido en la letra. EL JCPoA, de hecho, no es ajeno al procedimiento: Irán ya lo activó tras la retirada estadounidense.
Por tanto, el gesto de este martes, a pesar de que socava todavía más las ya maltrechas relaciones con Teherán, no supone, por sí mismo, el fin irreversible del tratado. Dicho lo cual, es cierto que se trata de la actuación formal más significativa que el E3 ha dado hasta la fecha para obligar a Irán a validar su compromiso con hechos concretos. Rusia y China, por su parte, que basculan más hacia Irán, tampoco se han planteado, por el momento, abandonar el tratado.

Teherán, por su parte, ha respondido con otra comunicación oficial a cargo de Seyyed Abbas Mousavi, portavoz del Ministerio de Asunto de Exteriores. Mousavi ha tildado las medidas emprendidas por el E3 de “impropias”. La institución ha señalado de que su país está “completamente preparado para enfrentar cualquier tipo de esfuerzo constructivo” para mantener la vigencia del JCPoA. Sin embargo, advierte de que “responderá adecuadamente y con decisión” a cualquier medida “malintencionada y no constructiva”.

En repetidas ocasiones, la diplomacia iraní ha llamado a los países europeos a desviarse de lo que consideran la línea marcada por Estados Unidos en lo referente al desarrollo nuclear de Irán. Así lo ha expresado el ministro Mohammad Javad Zarif, que, en los últimos días, ha instado a los líderes europeos a tener “coraje” y distanciarse del dictado de Washington.

El movimiento del E3 se ha producido en un momento en el que las relaciones bilaterales entre Teherán y Londres son especialmente frágiles. El ministerio de Exteriores ha criticado el presunto seguidismo de Downing Street con la política exterior de Trump. Se hace referencia explícita al ataque contra el general Qassem Soleimani, de las Fuerzas Quds de la Guardia Revolucionaria, y Abu Mahdi al-Muhandis, comandante de las Fuerzas de Movilización Popular (FMP) desplegadas en Irán. La actuación del embajador británico en el país, que acudió a una de las marchas convocadas en protesta contra el Gobierno por la gestión del derribo del avión ucraniano. Se ha pedido que los representantes británicos no se mezclen en los asuntos internos iraníes.