Retos políticos y sociales: la estrategia de Francia para combatir la influencia de los Hermanos Musulmanes

Francia es considerado el centro neurálgico del desarrollo de la religión islámica en Europa. Según el informe “la estrategia de islamización en Francia: infiltración y reconfiguración desde dentro”, emitido por el Ministerio del Interior francés, las autoridades galas han calificado como “alarmante” el reciente crecimiento exponencial y sobre cómo se ha llevado a cabo en los últimos años.
- Educación y adoctrinamiento
- Redes de influencia y financiamiento externo
- El uso de la islamofobia como arma discursiva
- El diálogo como única solución
Con más de 80 páginas, el Ministerio ha señalado este proceso como “una estrategia sistemática y bien organizada que opera desde dentro, utilizando las mismas herramientas democráticas y sociales que supuestamente defienden sus opositores”.
A través del aumento de la inquietud en Francia acerca de la infiltración de los Hermanos Musulmanes, París ha cambiado de “una actitud de vigilancia” a “una de enfrentamiento en el ámbito político e institucional”.
Educación y adoctrinamiento
Las autoridades francesas, que han sido criticadas durante mucho tiempo por no actuar frente a los Hermanos Musulmanes a pesar de informes anteriores, parecen estar más decididas a implementar acciones en esta ocasión.
En un acto nunca visto, Emmanuel Macron, presidente de Francia, convocó una reunión con el Consejo de Defensa para analizar la situación y reformular los valores de la sociedad a través de un discurso religioso decidido y la fuerte expansión de la cultura islámica en los centros educativos.

Según el informe, los Hermanos Musulmanes estarían forjando una “contrasociedad” islamista, es decir, una subcultura que promueva los valores islámicos conservadores. “Este proceso tiene como blanco a las generaciones más jóvenes, a las que se busca adoctrinar desde temprana edad, con un enfoque particular en las escuelas privadas”, se lee en el informe.
Algunos de estos centros son el IESH (Institut Européen des Sciences Humaines) de Château-Chinon, el cual se considera como el eje clave de la transformación. Fundado por UOIF (Unión de Organizaciones Islámicas de Francia) y financiado por Qatar y Kuwait, el IESH no solo proporciona formación académica sino también un currículo ideológico que legitima el antisemitismo, la yihad y la desigualdad de género.
Musulmans de France partage le communiqué officiel de l'IESH, publié ce 20 mai, en réponse aux accusations infondées d’« islamisme », de « frérisme » ou d’« entrisme ».
— Musulmans de France (MF) (@MF_Musulmans) May 20, 2025
L’IESH y réaffirme avec clarté sa mission : former des imams et cadres religieux dans un cadre rigoureux,… pic.twitter.com/jWgHtRvtYM
Redes de influencia y financiamiento externo
Pero la transformación, no solo se limita a la educación sino también a como las redes de influencia y el financiamiento están fortaleciendo esta metamorfosis. Organizaciones como “Musulmans de France” o FEMYSO (Federación de Jóvenes Musulmanes de Europa) tienen una presencia notable en espacios públicos, participando en foros municipales, consejos escolares y otras actividades financiadas con dinero público.
Por el momento, el mayor reto que enfrenta el Estado francés es el de cómo llevar a cabo un enfrentamiento eficaz con los Hermanos Musulmanes sin caer en la estigmatización de todos los musulmanes. Para ello, el Parlamento está evaluando propuestas para mejorar la supervisión de la financiación de organizaciones religiosas y aumentar la claridad sobre el origen de fondos extranjeros, especialmente de naciones que podrían respaldar iniciativas políticas islamistas.

El uso de la islamofobia como arma discursiva
La islamización de Francia se presenta no solo como un desafío religioso, sino también como un reto cultural y político, sin embargo, decisiones como la que reavivó Macron sobre la prohibición del uso del hiyab para niñas menores de 15 años, sugiriendo incluso que se penalice a los padres que obliguen a sus hijas a llevarlo, no han gustado dentro de la comunidad islámica.
Una decisión que no gustó a Chemseddine Hafiz, el decano de la Gran Mezquita de París, quien advirtió que la lucha contra el islam político podría servir como un pretexto para discriminar ilegalmente a ciudadanos musulmanes, lo que podría tener efectos contraproducentes y fomentar una narrativa de victimización y separación.
Mientras, Marine Le Pen, quien dirige el partido extremista Agrupación Nacional, acusó al Gobierno de no actuar con firmeza, mientras que el líder del partido, Jordan Bardella, expresó que, si obtienen el poder, “prohibirían la organización de inmediato”, una medida que podría ganar más apoyo popular al aumentar las preocupaciones sobre una islamización cultural gradual. “Lejos de ser simplemente una elección personal, el velo se ha convertido en una herramienta de afirmación ideológica que desafía los códigos de la sociedad europea”, señaló Le Pen.

El diálogo como única solución
La Hermandad Musulmana en Francia ha estado relacionada con el crecimiento de diversas organizaciones islámicas formadas después de la Segunda Guerra Mundial, como parte de un intento de integrar a la comunidad musulmana en los principios del secularismo francés. Estas organizaciones funcionaron como un enlace entre los musulmanes en Francia y la sociedad en general.
No obstante, en los últimos años han comenzado a aparecer señales de que algunas de estas organizaciones, como la “Organización de Musulmanes Franceses”, están adoptando un discurso islámico que va más allá de la religión individual y pierde el enfoque secular, chocando con los principios republicanos.
A pesar de que las autoridades de Francia han mostrado cierta determinación al enfrentar a estos grupos, el dilema principal continúa siendo: cómo encontrar un balance entre combatir a los grupos del islam político y proteger los derechos de los musulmanes franceses.