Rusia acaba con los ánimos de Ucrania a base de bombardeos a civiles

La periodista y corresponsal María Senovilla habló en los micrófonos del programa “De cara al mundo” en Onda Madrid sobre el ataque de un misil balístico contra la ciudad de Kiev
El presidente ruso, Vladímir Putin - PHOTO/ SPUTNIK/ RAMIL SITDIKOK via. REUTERS
El presidente ruso, Vladímir Putin - PHOTO/ SPUTNIK/ RAMIL SITDIKOK via. REUTERS

La reportera y periodista María Senovilla, colaboradora de Atalayar, analizó en el programa “De cara al mundo” de Onda Madrid los bombardeos masivos producidos las ciudades ucranianas. Además, mencionó el plan de paz de Trump.

Hemos visto una imagen aquí en Occidente de cómo un misil balístico ruso impacta en Kiev. Es una de las ciudades ucranianas que está sufriendo duros ataques los últimos días. También en Kramatorsk, donde tú te encuentras. ¿Cómo se vive esa situación personalmente? ¿Cómo afrontáis esos bombardeos tú, los civiles y la gente con la que convives en esas ciudades ucranianas?  

No se veían los ánimos tan bajos desde el principio de la invasión, a raíz de ese incremento que se está produciendo en ese tipo de bombardeos masivos contra las ciudades. En ese incremento, de la táctica del doble toque, de lanzar un bombardeo y cuando están los rescatistas atendiendo a los heridos, los rescatistas, los bomberos, los médicos, lanzar un segundo ataque para matarlos, que se produjo otra vez Járkov la pasada noche. 

Esa sensación de inseguridad, de sentir que en ninguna parte de la ciudad estás a salvo. Cuando se produjo el bombardeo sobre Kiev, que por cierto hoy se ha declarado día de luto en Kiev, por las víctimas de ese ataque que se produjo con misiles y con drones, y que mató a 12 personas, incluidas los niños, e hirió a más de 90, que estaban durmiendo en sus casas, porque esto fue a las dos y pico de la madrugada, en medio del toque de queda, que no se puede salir, y Rusia atacó directamente con misiles edificios de viviendas, edificios residenciales de gente civil. Esto no fue se han caído restos de un dron y han matado a alguien, no, eran misiles contra objetivos civiles.  

Y en esos momentos nos estaban atacando en Kramatorsk, también había un ataque en curso contra la ciudad de Járkov, la segunda más importante de Ucrania, contra ciudades de Dnipro, contra todo el norte de Donetsk. Fue un ataque masivo programado contra, no solo las regiones que están cerca del frente de combate, sino también la capital, y en ese momento a mí me llamó mi traductora a decirme, “María, yo no sé si me van a matar esta noche”, y se llevaba mucho tiempo sin tener esta sensación, “me asomo a la ventana, veo a los vecinos que están cogiendo a los niños y corriendo hacia el metro para refugiarse, yo no sé qué hacer, estoy viendo caer, estoy escuchando cómo se producen esas explosiones de misiles, estoy siguiendo en las redes esas cuentas donde te van contando las alarmas antiaéreas, de dónde vienen, con qué están atacando los rusos, y no hay dónde esconderse”. 

Y no fue el único testimonio en este sentido que yo recibí. Al día siguiente hablando con más gente, con más amigos. Me transmitían esa sensación de inseguridad, “esto es una lotería, y a lo mejor me toca dentro de un rato, o esta noche, o mañana”, me confirmaban. Esa es la sensación que ha producido este último ataque masivo y que no ha terminado, porque en Kiev fue en la madrugada del miércoles al jueves, pero es que aquí hubo otra vez explosiones de drones y de bombas planeadoras, que aquí las llaman bombas FAP o bombas CAP, que las lanzan con una carga explosiva que puede ir de los 250 kilos hasta la tonelada y media, que no es un dron que ya de por sí es bastante dañino, sino que ya son explosivos muy letales. 

Por la tarde cayó una de esas bombas de media tonelada en los alrededores de la estación del tren, que reventó las puertas y las ventanas de todos los edificios de la estación, cayó hacia el lado del fuera, hacia el lado de las vías, sigue funcionando el tren, pero ya son varios los ataques que se están concentrando en esa parte y que mucho me temo que Rusia lo que pretende es incomunicar la ciudad de Kramatorsk destruyendo la estación de tren, porque ya lo hizo hace unos meses, por ejemplo, en Konstantinovka, que es la ciudad que hay entre Kramatorsk y Bajmut, y poco a poco ir avanzando en ese asedio hacia el norte de Donetsk, donde estamos bajo ataque, las alarmas antiaéreas activadas y se están intentando interceptar tanto los cazabombarderos que despegan para lanzar esas bombas aéreas. 

El ataque no se ha quedado en lo que vimos en la ciudad de Kiev la pasada madrugada, sigue en curso. Hubo otro ataque durísimo con muertos y con heridos tanto la región de Járkov como de Donetsk, y que no tiene pinta de que vaya a parar. Hubo esa breve tregua de poco más de 24 horas con motivo de la Pascua, que en el frente de combate no se respetó, pero en las ciudades sí, pero es que ha sido terminar la tregua y empezar esta oleada intensísima de ataques contra ciudades, contra objetivos civiles y contra edificios de viviendas, estaciones de tren, hospitales y todo ese tipo de instalaciones. 

Son crímenes de guerra. Parece que nos hemos inmunizado, que ya nadie se altera cuando dice Rusia ha bombardeado una estación de tren, una casa, un edificio de vivienda lleno de familias y de niños a los que ha matado, pero es que siguen siendo crímenes de guerra que sigue cometiendo a diario sin que nadie, sin que ninguna voz internacional se eleve. Los ánimos están juntando muchas cosas. No son solo los ataques, son también el curso de las negociaciones de paz que no avanzan, es también la línea del frente que la gente está agotada y los ánimos están mal. 

Estuviste en Borova, un pueblo del frente de Járkov que estuvo ocupado en 2022 y que están asediando otra vez los rusos. Hablaste con gente. ¿Qué te encontraste en ese pueblo, ese frente de combate donde, por cierto, llegáis muy pocos periodistas? 

Sí, más que llegamos al frente de combate es que el frente de combate está llegando a una serie de ciudades que antes estaban un poco más a salvo, estaban a más distancia de la línea de las tropas rusas y con los últimos avances que ha hecho el Ejército ruso en esta parte del frente de Ucrania se han quedado atrapadas en lo que se considera frente de combate porque están a tiro de la artillería rusa. 

En el caso de Borova, en concreto es que están a poco más de 10 kilómetros de las líneas rusas y les están dando con todo, ya no solo con los drones y con las bombas planeadoras, sino que están a tiro de la artillería y les están bombardeando sistemáticamente a diario desde hace varios meses. Ya solo queda ahí un 10 % de la población, unas 500 personas. El resto han tenido que evacuar hacia Járkov, hacia Izium, donde cuando llegan siguen recibiendo ataques rusos, pero bueno, por lo menos no están ya a tiro de la artillería. 

Y yo estuve para ver cómo sigue la vida, si es que sigue la vida, en esas poblaciones que se han quedado atrapadas en el frente de combate, no solo en Járkov, también en esta zona del Donetsk está sucediendo. Pude hablar con el alcalde, pude hablar con la directora del hospital. Estaban bajo mínimos. Por ejemplo, el alcalde me contaba que me atendieron en un piso particular porque ya les habían bombardeado en cinco ocasiones tanto el ayuntamiento como las distintas sedes en las que se había ido trasladando el equipo de la administración civil, de la administración pública. 

En cinco ocasiones ya se lo habían bombardeado en los últimos tres meses y estaban en un piso particular. Habían hecho ahí, como habían podido las habitaciones, instalado los escritorios y las oficinas para atender los asuntos de esas 500 personas que no se quieren ir porque no tienen a dónde ir en la mayoría de los casos. Les están intentando dar ayuda humanitaria, que tengan electricidad, que tengan agua corriente. Se están encargando de que los servicios funcionen hasta el punto en el que ya no sea posible que funcionen porque los rusos se acerquen más y lo bombardeen todo. Pero la vida es complicadísima. O sea, es gente que está subsistiendo a 10 kilómetros de los rusos sin tener a dónde ir y que además para qué se iban a ir a una gran ciudad si aquí, porque a lo mejor llegaban a una gran ciudad y les caía un misil encima. 

Exacto, es la realidad de la guerra sobre el terreno. Ya brevemente hablábamos de eso de “Vladimir para”, ¿no? Pero aquí en Ucrania se considera que el plan de paz de Trump es la propuesta de Putin, pero traducida al inglés. 

Básicamente, Trump insiste en que se firme este acuerdo de paz antes del 30 de abril, que es un desatino completo. Es imposible que Ucrania acepte esas condiciones. Te voy a enumerar brevemente lo que incluye el plan de paz que el presidente estadounidense ha presentado al presidente ucraniano: Ucrania tiene que aceptar un alto el fuego en la línea del frente actual sin que las tropas rusas se retiren ni den ninguna garantía; el levantamiento de todas las sanciones contra la Federación Rusa por parte de Estados Unidos, que es una de las grandes demandas de Putin desde el principio; que Ucrania renuncie a Crimea y a los territorios ocupados en Luhansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón, es decir, al 20 % de su territorio más Crimea; la negativa de Ucrania a formar parte de la OTAN deja abierta, eso sí, la posibilidad de que Ucrania se une a la Unión Europea, pero sin ninguna garantía de defensa; y negociaciones directas entre Ucrania y Rusia. 

Y eso sí, el presidente Trump también incluyó la firma de un acuerdo minero entre Ucrania y Estados Unidos y la transferencia de la central nuclear de Zaporiyia, que recordemos, es la más grande de Europa y que quedaría bajo el control de Estados Unidos, que la explotaría mediante un acuerdo de cooperación energética con Rusia. 

Después de que Trump presentara esta propuesta fue cuando se produjo la oleada de ataques masivos y aun así el presidente Trump dijo, después de estos ataques masivos, que Putin seguía teniendo buena voluntad a la hora de seccionar la paz. Se lo dijo, al primer ministro noruego, a Jonas Gahr, con el que se reunió en el despacho Oval, y el mandatario norteamericano no dudó en afirmar que Putin estaba ayudando a forjar un acuerdo de paz al no conquistar toda Ucrania al completo, lo cual era una concesión bastante grande.