Desavenencias grandes ante el plan de paz para Ucrania

La propuesta de Donald Trump no convence a Volodimir Zelenski, a pesar de que el presidente estadounidense hablaba de una cercanía de posturas con los bandos ruso y ucraniano
El presidente estadounidense Donald Trump se reúne con el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskiy en la Casa Blanca en Washington, DC, EE.UU., el 28 de febrero de 2025 - REUTERS/ BRIAN SNYDER
El presidente estadounidense Donald Trump se reúne con el presidente ucraniano VolodImIr Zelenski en la Casa Blanca en Washington, DC, EE.UU., el 28 de febrero de 2025 - REUTERS/ BRIAN SNYDER
  1. La guerra prosigue

La paz en Ucrania sigue estando lejos. 

Donald Trump, presidente de Estados Unidos, sigue mediando entre Volodimir Zelenski, presidente de Ucrania, y Vladimir Putin, presidente de Rusia, y auguraba la cercanía de un acuerdo para lograr la paz.

Pero Ucrania rechaza de plano la base de la propuesta de pacificación lanzada en última instancia por Donald Trump tras las conversaciones de su Administración con la Rusia de Vladimir Putin. 

Periódicos diarios con portadas, dedicadas a la reciente llamada telefónica del presidente ruso Vladimir Putin y el presidente estadounidense Donald Trump, se colocan en un quiosco en una calle de Moscú, Rusia, el 13 de febrero de 2025 - REUTERS/MAXIM SHEMETOV
Periódicos diarios con portadas, dedicadas a la reciente llamada telefónica del presidente ruso Vladimir Putin y el presidente estadounidense Donald Trump, se colocan en un quiosco en una calle de Moscú, Rusia, el 13 de febrero de 2025 - REUTERS/MAXIM SHEMETOV

La principal desavenencia tiene que ver con el dominio de Crimea. Donald Trump pretendía convencer a Volodimir Zelenski de ceder definitivamente la península de Crimea a Rusia, una zona que sigue ocupada por el Ejército ruso, pero la Administración ucraniana no reconoce la ocupación rusa de manera legal. Una Crimea que fue cedida en tiempos de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) a la entonces República Socialista Soviética de Ucrania, que integraba la URSS, por temas administrativos tras decisión del entonces presidente soviético Nikita Kruschev, y que tiene una amplia representación rusa dentro de su población. La mayoría popular rusa fue precisamente el principal argumento para la anexión ilegal por parte de la Rusia de Vladimir Putin en 2014, ante los enfrentamientos con el Gobierno ucraniano en aquel momento por la gestión de la zona. 

“Ucrania no reconoce legalmente la ocupación de Crimea. No hay nada que discutir aquí. Esto va en contra de nuestra Constitución”, declaró Volodimir Zelenski, quien añadió que “la soberanía no es negociable”. Una declaración tajante del presidente ucraniano que fue rechazada de plano por Donald Trump, quien atacó al máximo mandatario ucraniano al considerar que eran unas declaraciones “incendiarias” que solo llevan a que sea “difícil acabar con esta guerra”.

Estados Unidos aceleró movimientos diplomáticos para llegar a un acuerdo de paz, unas presiones norteamericanas que implicaban exigir a Ucrania y Rusia que cediesen parte del territorio ya controlado por ambos bandos tras los combates. Mientras, el vicepresidente de Estados Unidos, J. D. Vance, señaló que su país se retiraría de la mediación si Ucrania y Rusia no alcanzaban un acuerdo, algo que ya señaló en su momento Marco Rubio, secretario de Estado estadounidense. “Es hora de dar, si no el paso final, uno de los pasos finales, que es, a grandes rasgos, que cada bando diga 'vamos a detener la matanza, vamos a congelar las líneas territoriales en algún punto cerca de donde están hoy'”, indicó Vance, quien añadió que “eso significa que los ucranianos y los rusos van a tener abandonar parte del territorio que ahora poseen”.

El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski - PHOTO/LEON NEAL vía REUTERS
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski - PHOTO/LEON NEAL vía REUTERS

Su advertencia se produjo después de que las conversaciones en Londres entre funcionarios de Reino Unido, Francia, Alemania, Ucrania y Estados Unidos, destinadas a asegurar un alto el fuego, fueran suspendidas, después de que Marco Rubio, y el enviado especial del presidente Donald Trump, Steve Witkoff, cancelaran su participación en la cita. Este desaire es visto como un castigo a Ucrania por no aceptar la propuesta de paz liderada por Estados Unidos, una negativa que es normal porque significaría que la Administración ucraniana se rinde prácticamente y tolera la invasión rusa cediendo de manera oficial y legal hasta un 20 % de su territorio, que fue invadido por el Ejército ruso. 

Ahora, la diplomacia estadounidense está enfocada en las conversaciones de esta semana en Moscú, donde Witkoff se reunirá con Vladimir Putin, por cuarta vez, para tratar de parar la guerra. 

El presidente Zelenski insistió en “un alto el fuego inmediato, total e incondicional”, respetando la soberanía territorial de Ucrania, ante las conversaciones desarrolladas. Sobre todo, teniendo en cuenta las últimas manifestaciones de Donald Trump en las que insinuaba la voluntad de Washington de reconocer oficialmente el territorio ocupado por Rusia en territorio ucraniano, incluida Crimea, después de los acuerdos alcanzados entre la Administración rusa y la norteamericana, propiciados por la buena sintonía que siempre ha existido entre Donald Trump y Vladimir Putin, heredada de la época del anterior Gobierno Trump. 

El presidente ruso, Vladimir Putin, visita un centro de mando de las fuerzas armadas rusas durante el conflicto ruso-ucraniano en la región de Kursk, Rusia, el 12 de marzo de 2025 - PHOTO/ Reuters TV vía REUTERS
El presidente ruso, Vladimir Putin, visita un centro de mando de las fuerzas armadas rusas durante el conflicto ruso-ucraniano en la región de Kursk, Rusia, el 12 de marzo de 2025 - PHOTO/ Reuters TV vía REUTERS

La guerra prosigue

Mientras continúan de manera dificultosa los contactos para intentar alcanzar la paz, siguen las hostilidades bélicas en territorio ucraniano. Por ejemplo, la capital Kiev sigue siendo objeto de intensos bombardeos que aumentan el número de víctimas mortales en territorio ucraniano. 

La nueva oleada de ataques es vista desde Ucrania como un mensaje claro de sometimiento y presión ante las conversaciones que se llevan desarrollando los últimos meses desde la nueva victoria electoral de Donald Trump para alcanzar la presidencia estadounidense. Todo ello unido a la presión política ejercida también por el presidente estadounidense, que pretende aumentar la influencia sobre Zelenski para que ceda en sus posturas y acepte ceder territorios a Rusia, como ha quedado de manifiesto en varias ocasiones, incluida la escena dantesca en la que Trump y funcionarios de su Administración llegaron a acorralar al presidente ucraniano en la propia Casa Blanca amenazando incluso con que la cerrada postura ucraniana puede desembocar en una nueva guerra mundial.