La Coalición Internacional contra el Daesh en Irak, fundada y liderada por Estados Unidos, ha puesto fin de manera oficial a las misiones de combate contra el grupo terrorista. Así, el pasado jueves, tras una reunión mantenida entre los altos cargos militares iraquíes y los líderes de la coalición, el asesor de Seguridad Nacional de Irak, Qasim al-Araji, anunciaba en su cuenta de Twitter “el fin de las misiones de combate de las fuerzas de la coalición y su retirada de Irak”.
Sin embargo, según se podía leer en el Twitter de al-Araji, “la relación con la coalición internacional continuará en el campo de la formación, el asesoramiento y el empoderamiento”. Y así lo ha confirmado también Kenneth F. McKenzie, comandante del Comando Central de Estados Unidos en Oriente Medio, en una entrevista con Associated Press en la que ha comunicado que Washington mantendrá 2500 soldados en el país. "A pesar de la transformación del papel de las fuerzas estadounidenses en Irak a un rol que no es de combate, estas continuarán brindando apoyo aéreo y otra asistencia militar en la lucha de Irak contra el Daesh".

"Nos hemos retirado de las bases que no necesitábamos, hemos hecho más difícil llegar a nosotros. Pero los iraquíes siguen queriendo que estemos allí. Siguen queriendo la presencia, siguen queriendo el compromiso", sostenía el general McKenzie. "Así que, mientras lo quieran y podamos acordar mutuamente que así sea, vamos a estar allí".
Se cumple así lo acordado por Joe Biden, presidente de Estados Unidos, y Mustafa al-Kadhimi, primer ministro iraquí, el pasado mes de julio en la Casa Blanca: la labor de combate de los efectivos estadounidenses en Irak concluiría antes del 31 de diciembre. Ahora, semanas antes de la fecha límite, serán únicamente las Fuerzas de Seguridad Iraquíes (ISF, por sus siglas en inglés) las encargadas de velar por la protección de las tropas internacionales y de hacer frente al Daesh. "Este cambio prepara a las fuerzas iraquíes para el éxito, dado que sucedió antes de lo previsto", declaró el Teniente General Abdul Amir al-Shammari, Comandante Adjunto del comando de Operaciones conjuntas de Irak, sobre la decisión tomada el pasado jueves. Sin embargo, añadía el teniente general, "nuestros soldados han demostrado su capacidad para mantener la derrota de ISIS, y miramos hacia el futuro con esperanza".

No obstante, esta medida se ha tomado en medio de una nueva ola de agresiones y violencia por parte de las facciones proiraníes. En palabras de Kenneth F. McKenzie, estos grupos armados “quieren que todas las fuerzas estadounidenses abandonen Irak. Pero nosotros no nos iremos, y esto puede provocar una respuesta a medida que nos acercamos al final del mes”.
Aunque durante los últimos años las relaciones entre Teherán y Washington han empeorado notablemente, lo cierto es que estas nunca han sido del todo favorables. A partir de enero de 2020, cuando las fuerzas estadounidenses en Bagdad atacaron el vehículo donde viajaba el comandante de la Fuerza Quds iraní, Qasem Soleimani, –acabando con su vida –, las tensiones entre ambas potencias se dispararon. En respuesta, solo unos días después, Irán lanzaba varios misiles contra la base aérea de Al-Asad, donde se encontraban parte de las fuerzas estadounidenses en territorio iraquí.

Desde entonces, sus relaciones no han mejorado, y sobre ello el general McKenzie afirma que, a día de hoy, “Irán todavía persigue la expulsión (de Medio Oriente) de las tropas estadounidenses, y ve que el principal campo de batalla para ello es Irak". Así, los grupos iraquíes chiíes afines al régimen iraní, totalmente contrarios a la presencia de soldados estadounidenses y de la coalición internacional, han incrementado sus ataques sobre los cuarteles generales y convoyes militares desde principios del 2020.
Del mismo modo, al ser preguntado sobre el ataque al primer ministro iraquí, Mustafa al-Kadhimi, por parte de los grupos armados, McKenzie ha afirmado que estos hechos no son más que “una señal de la desesperación en la que (los grupos afines y respaldados por Irán) viven ahora".