Trump anuncia que el acuerdo nuclear con Irán es “inminente”

- Situaciones contrapuestas
- El enriquecimiento de uranio, punto clave
- La religión, el tercer pilar en las negociaciones
- Mediación internacional
El entendimiento final entre Irán y Estados Unidos está cada vez más cerca, o así lo sugieren las últimas conversaciones establecidas entre norteamericanos e iraníes sobre el programa nuclear, las preocupaciones de seguridad sobre este y las consideraciones que se deben tener en cuenta para llegar a un acuerdo definitivo.
Según señaló el departamento de Comunicación de la Casa Blanca, el presidente norteamericano, Donald Trump, habría informado el jueves que ambas partes están muy cerca de lograr un acuerdo, puesto que Teherán finalmente ha aceptado “en cierta medida” las condiciones.
Trump mencionó que hay dos posibles caminos: uno pacífico y “muy agradable”, y otro “violento” el cual manifestó que prefiere evitar. Pero, aunque Trump manifestó optimismo durante su visita al Golfo, las palabras de los funcionarios iraníes indicaron que la situación sigue teniendo cierta complejidad.
Situaciones contrapuestas
Los representantes de Irán han destacado que persisten “diferencias importantes” entre ambas partes, con Teherán insistiendo en su derecho a enriquecer uranio y negándose a aceptar cualquier “nueva oferta” de Estados Unidos. Lo cual ha generado cierta incertidumbre en la delegación norteamericana.
A pesar del optimismo de Trump en su gira por el Golfo, las declaraciones provenientes de Irán revelan una realidad más complicada. La Administración Trump parece estar buscando un logro en el ámbito diplomático antes de las elecciones de medio turno, especialmente ante la presión internacional para que Estados Unidos recupere su enfoque diplomático y coherente luego de su salida unilateral del acuerdo nuclear de 2015.
Por otro lado, Irán estaría buscando que se levante el cerco, o bloqueo, económico que enfrenta desde la reinstauración de sanciones en 2018. Además, el Gobierno iraní pide garantías concretas de que lo que califica como “la traición de Washington” no volverá a suceder. Una solicitud que es muy difícil de que Estados Unidos pueda garantizarle ya que ningún país o Administración pude obligar a otra a mantener sus posturas sobre un tema concreto.

El enriquecimiento de uranio, punto clave
El tema del enriquecimiento de uranio sigue siendo el principal punto conflictivo en las negociaciones. Mientras que Washington mantiene que Irán tiene que reducir sus niveles de enriquecimiento a mínimos, la República Islámica lo considera un derecho soberano esencial y, por tanto, que no debe formar parte en las negociaciones.
No obstante, el Ejecutivo iraní ha mostrado cierta flexibilidad a través de la propuesta de reducir el enriquecimiento a niveles civiles y eliminar sus grandes reservas, siempre que se levanten y verifiquen de manera efectiva las sanciones. Una acción que demuestra las intenciones de Irán de evitar un choque sin hacer concesiones significativas.
Esto en cuanto al aspecto técnico, sin embargo, en lo económico, los mercados mostraron una rápida respuesta ante la posibilidad de un acuerdo, lo que ha llevado a que el precio del petróleo bajara dos dólares. Una consecuencia que sugiere que hay esperanzas de un levantamiento parcial de las sanciones sobre las exportaciones de crudo de Irán.
Desde el prisma estadounidense, esto podría ayudar a restablecer el equilibrio en la oferta a nivel internacional y posicionar en una difícil situación al Gobierno de Donald Trump con respecto a los países del Golfo.

La religión, el tercer pilar en las negociaciones
Sin embargo, la situación no se limita solo a cuestiones técnicas y económicas. La élite religiosa de Irán, liderada por Ali Jamenei, mantiene firmes posturas sobre la soberanía y la dignidad de la nación. En cambio, la Casa Blanca utiliza una política de máxima presión para forzar concesiones por parte de Irán.
Esto deriva en una gran discrepancia a todos los niveles que demuestra la dificultad de lograr algún acuerdo, y hace que las afirmaciones sobre un posible acuerdo “inminente” se asemejen más a una estrategia política que a un acuerdo firme. Las duras condiciones y exigencias norteamericanas, según Irán, requieren un cuidadoso equilibrio para evitar que estalle un conflicto mayor entre ambas potencias.
Ambos países son conocedores de las consecuencias de la guerra. Devastación, incertidumbre, golpes de Estado, hambre, inflación son algunas secuelas que los conflictos a gran escala han dejado en Irán. Pese a ello, aún no se ha encontrado una visión compartida que les permita alcanzar un acuerdo que evite el fracaso.

Mediación internacional
La apertura de un nuevo conflicto a gran escala es la última de las posibilidades y sobre la cual el resto del mundo está pendiente. Uno de los actores claves está siendo Omán. El Sultanato ha tenido un papel clave como intermediario entre Irán y Estados Unidos, especialmente después del pacto nuclear de 2015.
Durante la última ronda de discusiones entre las partes se llevó a cabo en Omán, ambas partes mostraron su confianza en el país asiático y le situaron como un actor capaz de asegurar que las negociaciones sigan sin generar tensiones. Sin embargo, los analistas comentan que, si los comentarios de Trump sobre “pasos muy agradables” se tradujeran en acciones concretas, se podría nuevamente llegar a un punto muerto.
La mezcla de intereses políticos y económicos en las conversaciones nucleares con Irán sugiere que, a pesar de los comentarios optimistas, ambos lados todavía no están cerca de lograr un verdadero acuerdo. Aunque las palabras de Trump muestran un optimismo condicionado, Irán continúa aferrándose a sus posturas fundamentales.