Francisco Aldecoa ha lanzado el libro “La Unión Europea, de la idea utópica de Europa a la Unión Europea como potencia mundial” en el que repasa todo el proceso de construcción de la UE y sus retos y Atalayar conversa con el autor para repasar los asuntos comunitarios más importantes

La Unión Europea y su transformación en una potencia mundial

Francisco Aldecoa
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La Unión Europea ha pasado de ser una idea política utópica y posterior comunidad de naturaleza económica a una unión de naturaleza política y una gran potencia mundial. Este es el principal mensaje del libro “La Unión Europea, de la idea utópica de Europa a la Unión Europea como potencia mundial”, en el que Francisco Aldecoa, catedrático de Relaciones Internacionales y presidente del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo Internacional, hace un profundo repaso por el proceso de construcción de la UE y por los retos que ha enfrentado y enfrenta el proyecto comunitario europeo. Atalayar ha conversado con Francisco Aldecoa para explicar el proceso de construcción europea y las dimensiones políticas, económicas y sociales de la iniciativa comunitaria. 

Señor Aldecoa, háblenos del libro.

Este libro es desarrollo de uno anterior de una colección que habíamos hecho para El País. El objetivo del libro es explicar cómo el proceso de la Unión Europea viene de hace 75 años, concretamente del Congreso de La Haya. Fue la sociedad civil la que impulsó el proceso. El Congreso de La Haya en 1948 es la raíz de la construcción europea. Llevamos 100 años de construcción europea desde Coudenhove-Kalergi y su iniciativa Paneuropa. Se sientan las bases hace 75 años en el Congreso de La Haya con un debate sobre cuál debe ser el proyecto de la Unión Europea. De la lectura de las actas llego a la conclusión de cómo gente con posiciones distintas terminan haciendo unas conclusiones conjuntas. Por ejemplo, Winston Churchill defendía la Unión de Estados y no la Federación. Mientras, Altiero Spinelli defendía la Federación Europea. Pero en las conclusiones finales se llegaron a acuerdos. 

Los unionistas no querían saber nada de soberanía y los federalistas querían soberanía europea, al final se llegó a una solución intermedia de competencia soberana en unos casos que requieren una posición común. Se establece ahí la base de lo que será el proyecto europeo. Los federalistas querían un Parlamento Constituyente, los otros a partir de los Estados. El proceso de construcción europea es un proyecto completo que sigue vigente hasta nuestros días. 

Al principio, hay factor potenciador de la Unión Europea, el objetivo de mantener la paz tras la Segunda Guerra Mundial y el asunto comercial de la Comunidad Económica del Carbón y el Acero.

La Declaración Schuman es más bien un proyecto político para crear una Federación Europea. En la primera parte es la CECA, una comunidad de tiene una lógica estratégica. Tras fracasar la Comunidad Política Europea y de Defensa se dan cuenta de que hay que seguir el camino económica y el Tratado de Roma establece un mercado común para el carbón y el acero y una tarifa exterior. 

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La tendencia federalista que abogaba por una cesión de soberanía y unas instituciones europeas fuertes ha ido prevaleciendo.

Las instituciones comunes han sido importantes desde su creación en 1951 y se han mantenido en el tiempo. El esquema es el mismo, una Comisión que tiene la iniciativa política, un Consejo que representa a los Estados, un Parlamento que representa el interés de los ciudadanos y un Tribunal que representa el Derecho, el esquema de Robert Schuman de soberanía compartida en cuestiones necesarias se ha mantenido hasta nuestros días con un mayor desarrollo. 

Luego se dan más pasos con Maastricht y Lisboa, con la moneda única, la ciudadanía europea y el salto de la economía a una política exterior común y de defensa. 

Maastricht tiene importancia al ser después de la superación de la Guerra Fría como consecuencia de la Caída del Muro. Maastricht tiene como novedad que se pasa de una comunidad de naturaleza económica a una unión de naturaleza política, de forma incompleta, que se va desarrollando en años posteriores. Y el euro va a ser la primera expresión del modelo federal, va a funcionar federalmente. Hasta nuestros días ha habido el Tratado de Lisboa y la Declaración de Laeken que busca una profundización federal y la creación de una Convención de la que sale una Constitución, que luego no se ratifica. El Tratado de Lisboa rescata los elementos fundamentales de la Constitución, fundamentalmente los aspectos institucionales, los de política exterior y los aspectos de defensa completos. El Tratado de Lisboa entra en vigor en 2009 y no se acaban de atrever a implantar esto. Prácticamente, la PESCO busca crear una organización de seguridad de defensa, pero, al final, con un grupo de Estados con más capacidades, que era la propuesta francesa. Los alemanes pretendían la incorporación de todos y se incorporan 25 de los 27, todos menos Dinamarca y Malta. 

La PESCO va a tener importancia como refuerzo de la política industrial de defensa que ha visto un esfuerzo impresionante, tan impresionante que se va a llegar a no comprar material norteamericano. Los primeros enfrentamientos con Donald Trump fueron por eso, y en la actualidad sigue habiendo enfrentamientos por eso. Como por ejemplo con los últimos 2.000 millones de euros que se dan en munición y armamento para Ucrania, con el procedimiento del artículo 179 que es para desarrollo industrial. No se hace por unanimidad porque es una propuesta del comisario de Defensa y se hace a través de este artículo. Esto tiene importancia y ha enfadado a los estadounidenses. El artículo 179 se trata solo de ayuda para los países europeos, por lo que la compra se hace en Europa desarrollando un artículo muy específico. Mediante esto, todo se debe comprar aquí y ha generado enfrentamientos en el seno de la OTAN ya que los estadounidenses no han podido sacar nada de esos 2.000 millones. 

Ha habido sucesivas ampliaciones de la Unión Europea… 

Hablo de cinco ampliaciones. La primera, la de Reino Unido, Dinamarca e Irlanda, estaba prevista también la entrada de Noruega, pero por referéndum no lo hizo, por poca diferencia en el resultado final. La segunda ampliación es la de Grecia, Portugal y España. Eran países con la misma estructura económica y agrícola y que salían de dictaduras; es decir, con situaciones parecidas. España ha jugado un papel central tras 37 años desde la entrada en la Unión Europea, desde España planteamos el asunto de la ciudadanía europea, que está sin desarrollar, y el asunto de la cohesión, que era muy importante para nosotros y que se basaba en aceptar todas las reformas solicitadas a cambio de la financiación europea ya que España estaba en un nivel de renta inferior. 

Ahí se mostró muy solidaria la Unión Europea. 

Claro que sí. Esa fue la gran negociación. A cambio de aceptar todas las reformas en la medida de que pagasen a través del mecanismo de la cohesión. Aunque a otros países como Alemania les vino bien porque la cohesión ha financiado su industria y la maquinaria. España nunca habría podido comprar sin financiación europea. Es un instrumento que valió a ambas partes y generó una cohesión importante.

Y, posteriormente, la ampliación al norte y el este…

Los del norte son los que llegan con “el pan bajo el brazo”. Países como Austria, Suecia y Finlandia que tienen una renta muy alta y no necesitaban más ayuda. Ellos financian todo. Noruega lo intentó otra vez, pero no salió el referéndum. 

Después la cuarta ampliación es la de 2004 con la entrada de ocho países de golpe y dos después, que son Bulgaria y Rumanía, en 2007, con otros niveles de desarrollo y sin reunir requisitos en su momento para la ampliación. Y, por último, entra en 2013 Croacia, sumando 28 países, pero la Unión Europea se quedó en 27 con la salida del Reino Unido. La salida del Reino Unido fue una oportunidad importante porque habría sido imposible llegar a acuerdos en algunos asuntos como los Fondos Next Generation con la presencia británica. El Reino Unido volverá en algún momento, pero con otras condiciones.

Hay tres problemas que pusieron en duda el proyecto europeo: la pandemia, el Brexit y la guerra de Ucrania. Y ha sido todo lo contrario, han reforzado a la UE.

Esto no plantea dudas. Se daba por hecho que estos tres grandes temas iban a reventar el proyecto europeo, pero ha sido todo lo contrario y ha habido una cohesión destacable. Lo más importante son los fondos Next Generation, 750.000 millones de euros, nadie pensaba en esas cifras, que son fantásticas. Ángela Merkel dijo que mientras ella viviera no se iba a comunitarizar la deuda, pero ella defendió hasta el final el hecho de que había que comunitarizar la deuda, pero la deuda futura que se generaba para hacer frente a las consecuencias de la pandemia, esta había que financiarla con fondos comunitarios. Incluso, faltaba dinero y lo puso Alemania, que puso más de lo que le correspondía. Todo ello a pesar de las quejas de países como Holanda, que recibían menos fondos. Angela Merkel dijo que ante situaciones extraordinarias había que tomar decisiones extraordinarias para dar una cohesión al conjunto. Es algo que está funcionando muy bien y en España está teniendo mucho efecto positivo, como en Italia también, país al que le correspondió más de 200.000 millones, de los que han llegado muy pocos hasta que no cambie la política de la presidenta Meloni, que está variando sus políticas en general para poder seguir accediendo a las ayudas, con la mediación del ministro Antonio Tajani, que es un político proeuropeo y muy hábil. Esto es señal de que la cohesión funciona y de que el modelo de la Unión Europea sigue adelante. 

Eso en cuanto a la cuestión económica y social. En cuanto a política exterior es importante la respuesta que se ha dado a Rusia por la invasión de Ucrania. 

Estoy convencido. En el último libro de Josep Borrell, con sus memorias como Alto Representante de Política Exterior de la UE, él dice que el objetivo principal de la invasión no era Ucrania, era debilitar a la Unión Europea y lograr la división de los Estados miembros. Yo coincido con esa visión. Ha tenido el efecto contrario. Produjo un fortalecimiento del conjunto y de los Estados miembros. En el caso de Hungría se buscó una fórmula técnica para aceptar la postura común del 11º paquete de medidas restrictivas de sanción a través del mecanismo de la abstención constructiva, que hasta entonces no se aceptaba. Hasta el momento se entendía solamente el derecho de veto, si no se tenía una postura positiva unánime de los 27 no se aceptaba la propuesta y ahora se está interpretando que, si te abstienes y no te opones, sale adelante. Es lo que se ha hecho en esta situación. A Hungría le deben estar dando algo bajo cuerda para desmarcarse de Rusia. 

Se ha producido lo contrario, se ha producido una cohesión. Lo primero a tener en cuenta es la pandemia, que es muy importante, ha habido dinero para repartir, están funcionando los fondos Next Generation, con algunas imprecisiones, pero ese mecanismo hace milagros, con 750.000 millones en total. 

Y en política exterior, claro que sí también. No se le suele dar importancia al servicio exterior porque la opinión pública española no acaba de entender que existe una diplomacia exterior diferente a la diplomacia de los Estados miembros. Hay un ministro, que es el Alto Representante de Política Exterior. Es un ministro con diplomacia propia, con 150 delegaciones y delegación múltiple en todos los Estados. Un servicio diplomático que es más fuerte que incluso el norteamericano, porque si a este le quitas la parte militar no tiene 4.000 funcionarios dedicados a la política exterior. Todo esto pasa desapercibido. Encima lo dirige Josep Borrell y en muchos temas, como los de gobernanza, la UE está logrando tener peso para imponer sus políticas. El servicio exterior europeo aprieta mucho y no hace seguidismo de Estados Unidos. 

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Ahora toca presidencia española de la Unión Europea. ¿Hacia dónde camina la UE?

Hay una triple singularidad. La primera es que le corresponde a España terminar esta legislatura, con temas especialmente técnicos que quedaron pendientes de los últimos Consejos y no va a haber otra presidencia importante que pueda plantear temas hasta 2025. Después le tocará el turno a Bélgica, Hungría y Polonia con todo lo que eso conlleva, con posibles posturas poco constructivas. 

La segunda singularidad es que estamos en un proceso de reforma que no acaba de cuajar y, concretamente, la propuesta del Parlamento Europeo de 2022 para reformar los Tratados y crear una Convención. A España no le va a dar tiempo. Además, hay una propuesta que se está retrasando de la Comisión Constitucional que ya dice cuáles son los artículos para cambiar, no va a dar tiempo para una reforma de mínimos. Pero desde el Movimiento Europeo reclamamos una declaración solemne respecto a la contestación de los temas a reformar, como la desaparición de la decisión por unanimidad, no la asunción de la mayoría cualificada, que es mucho decir, luego los desarrollos sociales y los temas de inmigración, que son los asuntos que políticamente tienen mas enjundia. 

Y hay un tercer problema, que son las elecciones y sobre el que nadie habla. Yo, a pesar de ser una persona cercana al PSOE, soy un profesor y vengo defendiendo que debe haber un acuerdo de mínimos entre el Partido Popular y el PSOE de cara a la presidencia española. Pedro Sánchez tiene una imagen inmejorable en la UE y si el PP tiene que seguir en la presidencia es contraproducente que ataquen al presidente del Gobierno español, y debe haber acuerdo de mínimos en asuntos como América Latina y el Mediterráneo. Además, la Autonomía Estratégica Abierta, que es un tema central sobre qué vamos a hacer en el futuro, en lo que entra lo digital, medio ambiente, comercio, además de seguridad y defensa. 

Y un tema importante es el de la Comunidad Política Europea, que no se suele tocar. Ha habido dos cumbres, en Praga y en Chisinau, la tercera toca en Granada y la cuarta en Londres, con 46 Estados que desde el punto de vista internacional pesan mucho. Se convierte en una especie de Confederación y las decisiones se tienen que tomar por unanimidad. Es una nueva organización política que empieza a tener vida propia. La Declaración de Moldavia tuvo mucha importancia, con críticas duras a Rusia, por parte de 46 Estados, incluida Serbia, país muy próximo a Rusia. Ahora habrá que dar un paso más en Madrid y se habla poco de ello. Se ha planteado también el tema de la interconectividad del este con el resto de Europa y otras cuestiones como el mercado energético. Todo lo cual es muy importante, porque se reúnen los primeros ministros de los diferentes países, que aceptan las resoluciones europeas. 

Hay que reformar los Tratados o por lo menos crear una comisión entre los dos partidos para hacer una declaración solemne de propuesta. 

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