El líder chino abandona Moscú tras dos días de visita de Estado reforzando sus relaciones con Rusia y afianzando las nuevas dinámicas de poder

Xi Jinping regresa de Rusia con un acuerdo de gas y una propuesta de paz para Ucrania

photo_camera KREMLIN/MIKHAIL TERESHCHENKO via REUTERS - El presidente ruso, Vladimir Putin, y el presidente chino, Xi Jinping, asisten a una ceremonia de firma despues de sus conversaciones en el Kremlin en Moscú, Rusia, el 21 de marzo de 2023

Unidad frente a la OTAN y unidad en lo económico. Las largas reuniones en el Kremlin que han concentrado la visita de Xi Jinping a Rusia han dado constancia de la sintonía y amistad que guardan los dos líderes en los nuevos movimientos en el tablero geopolítico. Vladimir Putin y Xi Jinping han aprobado una declaración conjunta sobre el reforzamiento de la cooperación en un momento clave para las dos potencias.

El aislacionismo que venía arrastrando Rusia desde que invadió Ucrania alcanzó su punto álgido con la orden de arresto que emitió la Corte Penal Internacional por la supuesta violación con la deportación de niños ucranianos a Rusia. Tres días antes de que Xi Jinping aterrizara en Moscú. Pero ni China ni Rusia reconocen la legitimidad de esta Corte, y la cumbre que iban a protagonizar era una respuesta clara de unidad frente a Occidente. “Las relaciones entre Rusia y China están en el mejor momento de la Historia”, presumía Putin del encuentro. Para Xi, los lazos entre Moscú y Pekín son “vitales para el destino de la humanidad”.

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Sin embargo, las relaciones nos son tan fluidas como han tratado de exponer. El plan de paz para Ucrania que China ha revelado ha suscitado varias críticas de Putin. Del documento político de 12 puntos que propone Pekín - que incluyen un alto al fuego y unas conversaciones -, el líder ruso discrepa en casi todos, pero romper el aislacionismo de Rusia tiene un precio, y Xi Jinping lo ha dejado claro.

La posición de poder Xi como gran mediador internacional ha presionado a Putin para revalorar su respuesta: “Creemos que muchas de las disposiciones del plan de paz presentado por China están en consonancia con los enfoques rusos y podrán tomarse como base para un acuerdo de paz cuando estén listos para ello en Occidente y Kiev”, sentenció Putin como conclusión de la cumbre. Punto para China que se suma al triunfo como mediador internacional con el acuerdo entre Arabia Saudí e Irán.

En todo caso, la paz es cosa de dos. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ya ha rechazado el plan de paz chino en el marco de la visita a Kiev del primer ministro japonés, Fumio Kishida. De los mismos 12 puntos, no coincide en que se permita la presencia de tropas rusas en territorio soberano ucraniano. En el caso de Ucrania, el plan de paz de Xi Jinping ha tenido poco recorrido en las conversaciones de Estado, y Zelenski ha invitado a China apoyar el plan de paz propuesto por su país.

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Por el momento, no hay indicios de que se produzca una reunión similar del presidente chino con su homólogo ucraniano para hablar su plan de paz, y eso es algo que preocupa especialmente a la OTAN. El secretario general de la organización, Jens Stoltenberg, ha pedido a Pekín que contacte con Zelenski “si es serio con el plan de paz”, porque es Ucrania quien debe decidir qué condiciones son “aceptables” para una solución pacífica a la agresión.

El plan de paz chino también ha generado rechazo para Estados Unidos, que ha estado observando con gran detalle la cumbre entre Putin y Xi Jinping. Para el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Kirby, el plan de paz “no da la esperanza para que esta guerra termine pronto”. En todo caso, Washington tiene algo más que temer en lo acordado en la cumbre de Moscú.

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El gran gasoducto de Siberia hasta China

Fuerza de Siberia 2 puede considerarse el punto más fuerte de la visita de Xi Jinping a Moscú. El gasoducto que conectará Rusia y China a través de Mongolia lleva dos años cocinándose con secretismo, pero con este viaje cuando se ha anunciado a bombo y platillo. Con un recorrido de más de 2.600 kilómetros, el nuevo gasoducto sortea las sanciones occidentales a Moscú al pretender dar salida a más de 50.000 millones de metros cúbicos de gas que antes se podrían haber suministrado a Europa por el Nord Stream 2.

A la ventaja de obtener un mayor suministro de energía y a un precio más competente, China también podría obtener la dependencia de Rusia a su potencia. Una posición subyugada que cada vez parece más real, especialmente tras la intención de Putin de hacer de China su principal socio económico. “La cooperación comercial y económica es una prioridad en las relaciones entre Rusia y China", afirmó Putin, señalando que esperaba que en 2023 los intercambios "superen el umbral" de 200.000 millones de dólares, una nueva cifra récord.

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Además, Rusia ya aceptó hacer todas estas transacciones en yuanes, la moneda china, en vez de hacerlo con el dólar estadounidense. En la visita de Xi Jinping a Rusia, Putin reiteró su compromiso con la desdolarización de la economía al mostrar el “uso del yuan en los intercambios entre Rusia y países de Asia, África y América Latina”. 

Putin también subrayó la importancia de construir más infraestructuras ferroviarias entre Rusia y China e incluso invitó a las multinacionales chinas a pujar para quedarse con el mercado que abandonaron 120 empresas occidentales tras la invasión rusa de Ucrania. Suculentas disposiciones que aceleran la dependencia rusa a Pekín y que sólo cuenta con sus inicios. A la espera queda que Putin visite China este mismo año tras la invitación formal de Xi Jinping. 

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