Se celebra el Día Internacional de la Fraternidad Humana

Este jueves tiene lugar por primera vez el Día de la Fraternidad Humana, celebración ligada a la firma del Documento sobre la Fraternidad Humana para la Paz y la Convivencia Mundial. Los firmantes del documento, el papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar, considerado una de las máximas autoridades del islam suní, dedicaron más de un año a su redacción antes de su firma en la capital emiratí de Abu Dabi el 4 de febrero de 2019, bajo el auspicio del príncipe heredero el jeque Mohamed bin Zayed al-Nahyan. La fecha escogida no fue al azar, sino que se decidió conmemorar el 800 aniversario del encuentro de San Francisco con el sultán al Malik al-Kamal en 1219.
Se trata de un logro histórico que no habría visto la luz sin una larga serie de iniciativas y los incansables esfuerzos realizados por Emiratos Árabes Unidos (EAU) a lo largo de los años para activar el diálogo sobre la convivencia y la hermandad entre religiones y entre los seres humanos en general.

A finales de 2019 el Comité Superior para la aplicación del Documento sobre la Fraternidad Humana trasladó el mensaje del Papa y del Gran Imán al secretario general de Naciones Unidas, António Guterres. Los dos líderes religiosos propusieron entonces la celebración del Día Internacional de la Fraternidad Humana, que finalmente fue declarado por la ONU y que se celebrará cada 4 de febrero. El organismo internacional ha invitado a todos los Estados miembro a conmemorar el día promoviendo el diálogo interreligioso e intercultural.
Siguiendo el espíritu de esta resolución de Naciones Unidas, y la senda de diálogo trazada por el Documento de la Fraternidad Humana, desde la Fundación For Islamic Culture and Religious Tolerance (FICRT) se ve la necesidad de seguir apoyando la construcción de puentes de diálogo con diferentes agentes sociales e instituciones públicas y privadas para impulsar la tolerancia y una cultura de la paz en la sociedad española. En palabras de Juma al-Kaabi, director general de la FIRCT: "La construcción de una sociedad más fraterna y tolerante exige un compromiso diario".
Por ello, la Fundación for Islamic Culture and Religious Tolerance, y con el objeto de llevar a cabo iniciativas que fomenten la solidaridad y la unidad entre las personas, trabaja diariamente en proyectos que abran vías de dialogo, cooperación y tolerancia entre todos los miembros de la sociedad.

El papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar participarán en la celebración oficial, que será de forma virtual debido a la pandemia. En el evento tendrá lugar una entrega de premios que será retransmitida en varios idiomas. El premio Zayed a la Fraternidad Humana será otorgado al secretario general de la ONU, António Guterres, y a la activista social franco-marroquí y fundadora de la Asociación Imad para la Juventud y la Paz, Latifah Ibn Ziaten. Los primeros en recibir este premio fueron precisamente el Papa y el Gran Imán tras la firma del Documento sobre la Fraternidad Humana.
"Desde que asumió el cargo de secretario general de la ONU en 2017, Guterres ha trabajado para encontrar soluciones a los problemas que afligen al mundo, en particular en lo que respecta a la paz y la seguridad mundiales", destacó el comunicado del Alto Comisionado para la Fraternidad Humana.

De Ibn Ziaten señalaron que es “una de las figuras más activas e influyentes en el ámbito de la lucha contra el extremismo y ha dedicado su vida a la sensibilización sobre la intolerancia religiosa, tras la pérdida de su hijo Imad en un ataque terrorista en 2012”. Desde entonces, Latifa Ibn Ziaten se ha convertido en una activista que trabaja con familias y comunidades para evitar que jóvenes caigan en el extremismo, difundiendo la cultura del diálogo y el respeto mutuo.
“La adopción unánime de la Asamblea General de las Naciones Unidas de adoptar el 4 de febrero como Día Mundial de la Fraternidad Humana, basado en la iniciativa presentada por Emiratos Árabes en cooperación con Arabia Saudí, Bahréin y Egipto, es una nueva victoria para los esfuerzos del jeque Mohamed bin Zayed al-Nahyan y el reconocimiento internacional de su visión”, se felicitó entonces el ministro de Tolerancia emiratí. Una visión que busca difundir valores de coexistencia para estabilizar zonas en conflicto.
Desde la firma del documento, Emiratos ha trabajado en la cooperación de los dos líderes religiosos para difundir e implementar los principios recogidos en el documento mediante iniciativas y proyectos globales.

El gran símbolo que encarnará los valores del documento de la Fraternidad Humana será la Casa de la Familia Abrahámica, un complejo arquitectónico que se ubicará en la isla Saadiyat (Abu Dabi) y en el que se emplazará una mezquita, una iglesia y una sinagoga, representando de esta manera la convivencia entre las tres religiones abrahámicas.
Así lo quiso destacar el príncipe Bin Zayed al-Nahyan, para el que la construcción de la Casa de la Familia Abrahámica encarnará “la coexistencia pacífica y la realidad de la hermandad humana entre razas, nacionalidades y creencias religiosas en Emiratos”.

El diseño, además de incluir tres lugares de culto, también contará con un centro cultural, y estarán emplazados en un jardín que simbolizará un “oasis de la fraternidad humana”. Su apertura está programada para mediados de 2022.
El modelo de convivencia que se quiere construir buscará cerrar el paso a las organizaciones extremistas que utilizan la religión para imponer sus ideas y que tanto daño han causado especialmente en Oriente Medio.
Otro ejemplo que representa la tolerancia religiosa defendida por Bin Zayed, y que también se ubica en la capital emiratí, es la mezquita Maryam Umm Issa (María, Madre de Jesús), que antes se denominaba Seikh Zayed, y que fue rebautizada por orden del príncipe heredero como gesto hacia las otras religiones abrahámicas. Una decisión que fue celebrada por los líderes religiosos de la ciudad. Además, en las cercanías de la mezquita Maryam Umm Issa se encuentran iglesias católicas, ortodoxas y anglicanas, un símbolo más de convivencia.
El jeque Mohamed bin Zayed al-Nahyan lleva años liderando las iniciativas humanitarias del país en todo el mundo. Unas iniciativas que no solo se circunscriben al ámbito religioso y de la convivencia, sino que van más allá.
Un ejemplo es la donación de 10 millones de dólares realizada en los últimos años para apoyar al Centro Carter en Estados Unidos para combatir las enfermedades tropicales. Otro ejemplo es la mediación entre Eritrea y Etiopía para poner fin al conflicto entre ambos países que comenzó en el año 2000.
En los Acuerdos de Abraham, firmados entre Emiratos, Bahréin e Israel, también fue una figura determinante para acercar posturas. Un acuerdo que llevó a la normalización de relaciones entre los dos países árabes e Israel y que ha marcado un precedente al que otros países como Sudán y Marruecos se han sumado.
Pero si por algo ha destacado la ayuda humanitaria emiratí en el último año es por apoyar el esfuerzo de varios países en la lucha contra la pandemia de coronavirus. En Jordania construyeron un hospital para tratar a los infectados por la COVID-19. En Siria, a pesar de las diferencias mantenidas con el presidente Bachar al-Asad, el príncipe heredero le ofreció en una llamada telefónica ayuda al pueblo sirio. EAU también ha liderado varias iniciativas para transferir, almacenar y acelerar la distribución de las vacunas en todo el mundo, especialmente en los países en desarrollo.
En total, más de 121 países del mundo y aproximadamente 1,6 millones de trabajadores sanitarios se han visto beneficiados de una u otra forma por la ayuda prestada por EAU para combatir la COVID-19.