Hanói ya ha comenzado a levantar las restricciones de distanciamiento social

Compartir 1400 kilómetros de frontera con China y no registrar muertes por coronavirus: el caso de Vietnam

photo_camera REUTERS/KHAM - Un oficial de la guardia fronteriza vietnamita que lleva una máscara protectora hace guardia en la puerta fronteriza Huu Nghi que conecta con China, en la provincia de Lang Son, Vietnam

El país del sudeste asiático cuenta con 270 casos confirmados de la COVID-19 y aún no ha contabilizado ninguna muerte. Datos que han llamado la atención a la comunidad internacional, pues comparte gran parte de sus fronteras con China, nación donde se originó el brote de coronavirus. A esto se le añade, también, que Vietnam no es uno de los países más ricos de Asia y no están en condiciones de llevar a cabo programas de pruebas masivas, como por ejemplo sí puede hacerlo Corea del Sur, que ya ha evaluado a casi 340.000 personas.

Por ello, al no tener los suficientes recursos, y con una población de 95 millones de personas, Vietnam apostó por otra estrategia. Ya el 1 de febrero lanzó una serie de iniciativas para abordar la propagación de la pandemia. Suspendió todos los vuelos hacia y desde China, cerró las escuelas e impuso una cuarentena de 21 días en la provincia de Vinh Phuc, al norte de Hanói, capital del país.

Además, cabe destacar que el país del sudeste asiático lleva varios años mejorando su calidad de vida de los ciudadanos. Entre 2002 y 2018, la transformación económica ha logrado sacar de la pobreza extrema a 45 millones de vietnamitas. El sistema de salud del país también ha mejorado de forma considerable, aunque aún tiene mucho camino por recorrer. Según Statista, hay alrededor de ocho médicos por cada 10.000 habitantes, mientras que en China hay 18 y en España 41.

Las medidas contra el coronavirus han incluido cuarentenas obligatorias de 14 días para cualquier persona que llegue a Vietnam y la cancelación de todos los vuelos extranjeros. Además, el Gobierno vietnamita también aisló a las personas infectadas y comenzó un rastreo sobre cualquier persona que pudiera haber entrado en contacto con un contagiado. Cuando en febrero apenas había más de diez casos confirmados, el país puso bajo confinamiento a todas las localidades con más de 10.000 habitantes vecinas de Hanói.

El primer brote detectado fue de trabajadores llegados de Wuhan, el foco chino de la pandemia, a la provincia de Vinh Phuc, que fue la primera en establecer cuarentena. El segundo brote fue causado por un vietnamita que regresó desde Reino Unido.

Camiones de contenedores esperan a cruzar la frontera en la puerta fronteriza de Huu Nghi que conecta con China, en la provincia de Lang Son, Vietnam
Mayor autoritarismo, mayor control

Como país con partido único, servicios militares bien organizados y con un alto control de la población antes de la pandemia, Vietnam ha podido tomar decisiones rápidamente. Cualquiera que comparta noticias falsas sobre el coronavirus corre el riesgo de ser detenido y, por el momento, se ha multado a más de 800 personas.

Aunque los datos proporcionados por el gobierno comunista han sido cuestionados por algunos, los expertos indican que no hay por qué dudar de ellos y hasta la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha elogiado las medidas tomadas por Hanói.

Según un artículo de los expertos Robyn Klingles-Vidra y Ba-Linh Tran en The Conversation, cualquier pasajero que llegaba al país tenía, por obligación, que someterse a un control de temperatura y entregar los datos sanitarios y los detalles de los últimos contactos que hubiese tenido. Los expertos explican que si alguien registra una temperatura superior a los 38ºC, es llevado a un hospital para hacerle más pruebas. Estas medidas, que ponen en el límite las libertades individuales, han conseguido frenar la COVID-19.

El director regional de la OMS para el Pacífico Occidental, Takeshi Kasai, aplaudió las medidas tomadas por el país y también el éxito que ha tenido en convencer a la ciudadanía sobre la importancia de la cooperación, y lo vital que era mantenerse en casa y establecer un distanciamiento social para frenar la propagación.

Sin embargo, y a pesar de estos logros, lo que más preocupa son las consecuencias económicas, pues Vietnam es un país donde la mayor parte de la gente vive al día y no puede permitirse estar confinada en casa sin trabajar. Además, las condiciones de las viviendas de la mayor parte de la población no cubren los mínimos estándares para poder estar libre de contagios, puesto que no hay agua o sistemas de ventilación. Otro de los sectores golpeados ha sido el del turismo, al suspenderse todos los vuelos.

El país ha completado una semana entera sin detectar nuevos casos de COVID-19, por lo que esta semana ya se ha comenzado a levantar las medidas de distanciamiento social y ha permitido la reapertura de varios establecimientos no esenciales en la capital Hanói y en la localidad sureña de Ho Chi Minh.

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