El corredor humanitario de Bab al Hawa continuará suministrando ayuda humanitaria a Siria, pero solamente por un periodo de seis meses. La decisión ha sido tomada en el Consejo de Seguridad de la ONU después de que Rusia haya vetado la prolongación del corredor por un año más para, finalmente, extender su funcionamiento por un periodo de seis meses, el tiempo que Rusia había defendido desde un primer momento.
El pasado viernes, en una nueva votación del Consejo de Seguridad, Rusia vetó la solución propuesta por la ONU y por las organizaciones internacionales que defendían la prolongación del corredor por la extensión de un año. Estados Unidos, Francia y Reino Unido habrían votado en contra de la resolución mientras que China y Rusia votaron a favor. Por su parte, los otros diez miembros del Consejo se abstuvieron. Ante esta situación, Irlanda y Noruega -los países encargados de liderar estas negociaciones- habrían redactado un texto que cedería así ante la única alternativa de Rusia de extenderlo por seis meses.

Este nuevo texto propone aprobar el funcionamiento del corredor hasta enero del año 2023 y estaría sujeto a la adopción de una nueva resolución. Asimismo, en el propio documento, instan por llevar a cabo sesiones informativas que documenten las condiciones de la población civil, así como un informe especial sobre las necesidades humanitarias en la región que se deberá presentar ante el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, antes del 10 de diciembre.
Rusia, aliado del Gobierno de Al-Asad, ya se ha pronunciado ante el nuevo documento. En este sentido, el embajador adjunto de Rusia ante la ONU, Dmitry Polyanski, indicó que Moscú adoptaría esta resolución con “una modificación mínima”. Desde el Kremlin y el Gobierno de Al-Asad defienden que la ayuda que llega a través del cruce de Bab al Hawa también beneficiaría a los grupos terroristas, principalmente al Frente al Nusra, una organización terrorista creada en el año 2012 durante el conflicto civil y vinculada a Al Qaeda.

Moscú ha empleado hasta un total de 17 veces su derecho a veto respecto a las medidas respaldas por Occidente en el conflicto sirio desde el inicio de la guerra en el año 2011. Este año, la invasión de Rusia sobre Ucrania, ha complicado todavía más los procesos de negociación en Siria. Así lo asegura el experto de la ONU, Richard Gowan, quien señala que la situación actual “complica las negociaciones sobe Siria” y la propia reconstrucción del país.
Para Rusia la mejor opción es dejar de entregar este auxilio desde el exterior a Idlib y pasar a canalizar toda la ayuda humanitaria desde el interior de Siria. De darse así, esta ayuda tendría que pasar necesariamente por Al-Asad y su Gobierno, por lo que sería muy probable que los ciudadanos, muchos de ellos en condición de refugiados, de la región de Idlib no fueran a contar con esta asistencia.

La importancia del corredor de Bab al Hawa reside en que este constituye en sí mismo un mecanismo de entrega de ayuda humanitaria que une la frontera de Turquía con la zona noroeste de Siria. En la actualidad esta zona continúa estando bajo el control de los rebeldes, el grupo opositor de Bachar al-Asad que se sublevó contra su Gobierno al inicio de las Primaveras Árabes.
Tras la resistencia de la oposición, Siria ha sido escenario de uno de los conflictos más inhumanos de nuestro siglo. Las víctimas civiles se cuentan por cientos de miles y los que han sobrevivido tratan de volver a construir una vida en un país que sigue sufriendo los estragos de un conflicto que ni siquiera ha acabado. Los desplazamientos internos hicieron que millones de familias tuvieran que asentarse en aquellas zonas de Siria que todavía no están bajo el control de Al-Asad. Idlib es una de estas zonas y también es aquí donde se encuentra tanto la resistencia kurdo árabe como diferentes grupos terroristas que siguen tratando de sembrar el terror.

En medio de esta situación, cuatro millones de sirios tratan de sobrevivir con la ayuda de corredores como el de Bab al Hawa. Para ellos la existencia de este corredor es la única vía a través de la cual pueden llegar los suministros vitales de la ONU, por lo que su supervivencia dependería casi directamente de su funcionamiento.