Leticia López de Silva
El ginecólogo congoleño, Denis Mukwege, ha expuesto ante la subcomisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo el drama que vive su país, la República Democrática del Congo, donde la inestabilidad, la injusticia y la violación de mujeres y múltiples derechos son una realidad cotidiana para la población. Asegura que ha recibido “correos y llamadas amenazantes al hospital” desde que recibió el Premio Sájarov. La lucha por “la libertad de expresión, circulación e información”, se ha convertido en su aliciente para continuar.
El doctor Denis Muckwege, responsable del hospital Panzi, ha regresado a Europa invitado por la subcomisión parlamentaria. Ha expuesto la realidad que vive su país, donde, “pese a que se han reducido las violaciones”, en su hospital todavía han registrado la cifra de 1.600 mujeres violadas. Esta realidad no escapa a los niños, e incluso bebés, que son violados brutalmente y necesitan de tratamientos quirúrgicos importantes. Recuerda haber atendido a unos 35 menores entre los cuales había un “bebé de 15 meses que desgraciadamente murió”, se lamenta.
El médico ha exigido a las instituciones de su país que se impliquen y condenen a los responsables de estos crímenes. Los autores de estas barbaries son adolescentes y adultos que “desde los 12 años han sido adoctrinados”, siendo obligados a cometer estas violaciones que conllevan a “gravísimos problemas mentales”. Por lo que ha hecho un llamamiento para que el Congo plante cara a esta situación que se hace insostenible.
En cuanto a la situación política en su país, asegura que la población vive intimidada. “Cuando los ciudadanos protestan, la respuesta es una represión desproporcionada”. Por ello pide que la comunidad internacional no les abandone, ya que ellos quieren gobernar el país sin testigos, “lo que puede convertirse en una situación dramática para el país”, asegura. La constitución establece que la mujer debe tener representación en un 50% de los órganos de poder, aunque la realidad es que tan solo tiene presencia en el 8% y ellas solo piden el 30%.
Mukwege ha explicado que desde que le otorgaron el Premio Sájarov, por parte del Parlamento Europeo, “ha recibido constantes amenazas telefónicas y por correo” con el objetivo de hacer hacerle callar y no continúe destapando la verdadera situación del Congo. Ha relatado las distintas trabas administrativas que les han puesto, llegándoles a reclamar el pago de 650.000 euros en el concepto de impuestos para cerrarles el centro.
Para protegerse de las continuas amenazas ha necesitado contar con la protección de las autoridades de su país, junto con la seguridad que les proporciona la Misión de las Naciones Unidas en el Congo, MONUSCO, y la UE que vigilan los alrededores del hospital. Contar con esta ayuda “ha traído una situación de cierta calma volátil” que les obliga a estar atentos en todo momento.
Tras escuchar al médico, los eurodiputados han mostrado su preocupación ante las amenazas que el ginecólogo está recibiendo y han querido apoyarle. La presidenta de la Subcomisión de Derechos Humanos, Elena Valenciano, le ha agradecido su presencia y valentía “por denunciar lo que está ocurriendo en el país”. En la misma línea, Teresa Jiménez Becerril, del PPE, ha mostrado su “admiración por la labor que hace el doctor por las mujeres del Congo”.
Por último, Mukwege se ha mostrado agradecido por el apoyo demostrado por la Eurocámara, el Senado estadounidense y otros muchos Parlamentos que le han escuchado. También ha criticado la actitud de su país que ha sido el único que no le ha permitido reivindicar que “los derechos humanos son universales”.