El Ejército es la institución mejor valorada por la juventud en Marruecos, con un 75% de aprobación y apenas un 15% de desconfianza. Así lo refleja el último estudio elaborado por el Observatorio Norte de Derechos Humanos (ONDH), un organismo consultivo independiente que tomó el pulso durante el último tercio del año pasado a cerca de 400 jóvenes entre los 18 y los 25 años, residentes en la región norteña de Tánger-Tetuán-Alhucemas, en colaboración con la fundación Élite Futura.
La publicación de los resultados de la encuesta se produce en plena campaña de reclutamiento. El pasado 28 de diciembre, el Ministerio del Interior llamó a filas a los jóvenes en edad de realizar el reinstaurado servicio militar. El plazo de inscripción finaliza el próximo 25 de febrero. Hasta entonces, las personas con edades comprendidas entre los 19 y los 25 años deberán completar los trámites en caso de haber sido convocados o, por el contrario, registrarse en la página web tanjid.ma si quieren presentarse de forma voluntaria. La formación dará comienzo en junio.
Es obligatoria desde 2019. En la presente campaña han sido convocados más de 178.000 marroquíes, informa la Agencia EFE. Las autoridades han escogido de momento a unos 20.000 jóvenes, entre los cuales se cuentan cerca de 2.000 mujeres. Este contingente se sumará a los 375.000 soldados del Ejército, de los cuales 200.000 se encuentran en servicio militar activo, 150.000 en la reserva y 25.000 en las fuerzas paramilitares, según las cifras de Global Firepower.

El indicador colocó a Marruecos como la potencia militar número 61 del mundo en una clasificación en la que se incluyen 154 países, la tercera del Norte de África por detrás de Egipto y Argelia.
A las Fuerzas Armadas Reales (FAR), fundadas en 1956, en vísperas de la independencia nacional, le sigue de cerca con un índice de confianza superior al 70% la Dirección General de Seguridad Nacional (DGSN), la Policía Nacional de Marruecos, adscrita al Ministerio del Interior y dirigida por el polémico Abdellatif Hammouchi, condecorado por los Gobiernos de Francia y España.
Por detrás se encuentran la Gendarmería Real, un cuerpo que lleva a cabo tareas tanto judiciales como administrativas y militares, y la judicatura, ambas con un índice de confianza del 61%. Esta lista, compuesta únicamente por instituciones soberanas, es decir, aquellas que no están sometidas al escrutinio público ni a elecciones, la cierra con el Ministerio del Interior, que ocupa desde 2017 el independiente Abdelouafi Laftit, con un índice de aprobación del 51%.

Las plataformas políticas ocupan el último puesto de la lista, con un 80% de desaprobación. Una cifra que explica la baja afluencia en las urnas registrada en las últimas elecciones legislativas, que se celebraron en septiembre de 2021. Solo el 50% de los votantes inscritos participaron en un proceso que acabó con la victoria de la Agrupación Nacional de Independientes (RNI), el partido del primer ministro Aziz Akhannouch, y con el fracaso sin paliativos de los islamistas del PJD, que perdieron más de un centenar de escaños en el Parlamento.
Pero el Gobierno de coalición, encabezado por Akhannouch, no sale mejor parado. Ocupa el penúltimo lugar de la lista, con un índice de confianza inferior al 20% para los jóvenes encuestados. La Cámara de Representantes sigue los pasos del Ejecutivo, aunque supera a duras penas el 20% de aprobación.
En la otra cara de la moneda se encuentran las asociaciones de la sociedad civil, con un índice de confianza positivo del 64%; y los medios de comunicación, con un índice de confianza positiva del 42%, pero con un 53% de desconfianza, señalados por la falta de pluralidad.