En el Día Mundial de la Alimentación, Atalayar entrevista a Manos Unidas para conocer la situación de las personas que pasan hambre en el mundo en medio de la pandemia del coronavirus

La solidaridad alimentaria ha aumentado durante la pandemia

Manos Unidas

Durante la entrevista de radio a Manos Unidas en Capital Radio, Atalayar ha tenido la oportunidad de hablar con Encarni Escobar, representante de la organización humanitaria, acerca de la situación del hambre en el mundo tras la pandemia del coronavirus.

El 16 de octubre es el Día Mundial de la Alimentación, auspiciado por la FAO. El lema de este día es "cultivar, nutrir y preservar juntos". Se trata de garantizar que el sistema alimentario se  sostenga con una gran variedad de alimentos para nutrir a una población en crecimiento y preservar el planeta. “Preservar el planeta juntos” es como el ‘late motiv’ de la campaña este año.

Tenemos el placer de poder contactar con Encarni Escobar, del área de proyectos de Manos Unidas. Desde la organización han hecho un informe denunciando la indiferencia general de la comunidad internacional ante la realidad que viven más de 1.000 millones de  personas afectadas por la pobreza. Esto se refleja en el problema del acceso a la alimentación…

Si, efectivamente. Mañana se celebra este Día Mundial de la Alimentación. Comer, para nosotros, es algo cotidiano y común a lo que tenemos acceso todos los días. Pero, sin embargo, como dices, 1.300 millones de personas están afectadas por la pobreza en todo el mundo. Y de gran parte de estas personas, más de 690 millones sufren inseguridad alimentaria o hambre crónica.

Esto es una realidad muy dramática, porque desde 2014 hemos visto que van subiendo los millones de personas que pasan hambre.

Vaya, pues con la pandemia mundial estas cifras se elevarán y pueden empeorar.

Si, evidentemente. Hay previsiones que dicen que: debido a la pandemia, posiblemente más de 100 millones de personas se sumarán a estas cifras que hemos mencionado. 

Pasarán también hambre por causas directamente relacionadas con la pandemia: pérdidas de empleo, pérdidas de medios de vida...

La situación es tremenda, los avances siguen siendo muy lentos e insuficientes y los objetivos consisten en erradicar la pobreza en aquellos países y continentes donde se manifiesta como una realidad más profunda y dramática. Porque la consecuencia directa de la pobreza es el hambre o la dificultad del acceso a los alimentos.

Efectivamente. Manos Unidas lleva más de 60 años trabajando en la lucha contra la pobreza. Lo hacemos a través de dos medios: por un lado a través de la educación para el desarrollo (sobre todo dentro de la sociedad española) y para eso creemos que todos tenemos un papel muy importante. Esto es lo que damos a conocer en nuestras campañas de sensibilización en España y en la incidencia que podemos conseguir.

Es importante que cada uno de nosotros nos concienciemos, conozcamos la realidad de otros países de este mundo y podamos cambiar nuestros hábitos de consumo y forma de vida siendo más responsables y compartiendo esta responsabilidad con todas las personas que habitan este planeta.

Es importante que nos demos cuenta de que muchos detalles de nuestro día a día afectan al clima, a la destrucción del medio ambiente y esto tiene consecuencias en otros países más empobrecidos que sufren las consecuencias de nuestros actos. El desperdicio de alimentos que cualquier familia puede realizar sin intención o sin darse cuenta también tiene consecuencias.

Una parte de nuestra lucha consiste en sensibilizar a la población española, para que se den cuenta de que con nuestros comportamientos podemos contribuir a que disminuya la pobreza de otras personas en otras partes del mundo. 

Está claro que con decisiones muy pequeñas en el día a día podemos acabar con el hambre y la pobreza en el mundo. La pandemia está dando lugar a que cada vez haya menos ricos que son más ricos y  muchos más pobres. ¿De qué manera Manos Unidas pueden sensibilizar a los gobiernos en que esta brecha?

Esto es algo muy importante y en lo que intentamos hacer mucho hincapié. Es increíble como exactamente, como decías, cada vez hay menos ricos pero más ricos. El fondo de todo este problema del hambre y de la pobreza esta la desigualdad.

Esto es algo que hay que atajar entre todos dándonos cuenta, primero, y luego promoviendo la mejor distribución de los recursos.

En los países que trabajamos (más de 50 países repartidos en América Latina, África y Asia) promovemos los proyectos con máxima igualdad entre todos los participantes, luchamos para proteger el acaparamiento de tierras.

En estos países hay muchos casos de grandes empresas que luchan con fuerzas desiguales. Grandes empresas con mucho poder que acaparan tierras de pueblos indígenas que tienen muy pocos medios para defender esas tierras, a parte de su posesión legítima desde los años de los años. Estas poblaciones viven de esa tierra, de los ríos que pasan, pescan y comen el pecado, y cultivan… No tienen otros recursos más los que les da la tierra.

En Perú, Ecuador y Brasil en la Amazonía trabajamos en los derechos de la tierra con estas poblaciones indígenas.

Con el confinamiento, las personas hemos aprendido o redescubierto la importancia de los alimentos. El saber alimentarse bien, el no desperdiciar... ¿Crees que una vez pasado el confinamiento estos hábitos de desperdicio van a continuar? El hecho de que el Programa Mundial de Alimentos haya recibido el Premio Mundial de la Paz, ¿es un espaldarazo para ustedes y su trabajo?

Pues mira, yo espero que el confinamiento y la pandemia, y todo lo que hemos vivido en general por esta crisis sanitaria, nos sirva para sacar aprendizajes sostenibles y verdaderos. Es una buena oportunidad para aprender muchas cosas. En este tema que hablamos, sí que esperamos que los hábitos de consumo se racionalicen y que nos hayamos dando cuenta de lo que verdaderamente necesitamos (que a veces no es tanto como consumíamos antes) y de lo que es verdaderamente importante.

Sí que hemos notado desde Manos Unidas, que la solidaridad de muchas personas durante la pandemia ha aumentado. Lo cual agradecemos enormemente porque la necesidad y la demanda para apoyar proyectos en los países en los que trabajamos ha aumentado.

En cuanto al Premio Nobel de la Paz que acaba de recibir el Programa Mundial de Alimentos… Pues es un reconocimiento que, en general, ejemplifica que esta labor humanitaria es imprescindible en momentos tan duros como el que estamos viviendo. Es un reconocimiento al entendimiento de que, en parte, esto es responsabilidad de todos. 

No podemos cerrar los ojos a la dura realidad que están viviendo más de 690 millones de personas de hambre crónica. Tenemos que ser conscientes y cada uno poner nuestro granito de arena como podamos.

Por otro lado, Manos Unidas ha actuado en la emergencia sanitaria y en la emergencia social durante la pandemia apoyando muchos proyectos de urgencia alimentaria y de refuerzo a muchas instituciones del ámbito de la salud. 

Ahora estamos intentando retomar nuestra senda del desarrollo más sostenible y apoyando a nuestros socios locales con los que siempre trabajamos en desarrollo sostenible y se está viendo afectados por el coronavirus.