Alex Erquicia
Pie de foto: El presidente de Bolivia, Evo Morales, pronuncia un discurso durante la 62ª sesión de la comisión de narcóticos de la 'Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) en el Centro Internacional de Viena, Austria, el jueves 14 de marzo de 2019. AP Photo/Michael Gruber
Los Estados de la ONU se han reunido en Viena para poner un punto y seguido en la lucha mundial contra las drogas. El momento sirve para evaluar la estrategia internacional de los pasados diez años y abrir una nueva etapa en el plan internacional con un nuevo plan de acción hasta 2029. La comunidad internacional analiza así cuáles son las tendencias actuales en las drogas y el narcotráfico, una de las principales cuestiones de seguridad y salud pública en todo el mundo.
La Comisión sobre Narcóticos de la ONU (Commission on Narcotic Drugs, CND), el órgano que marca las políticas internacionales en materia de droga, reunida en su sesión 62, ha adoptado una nueva declaración ministerial que promueve "una sociedad libre del abuso de drogas" y "trabajar para eliminar" el cultivo, producción, tráfico y consumo de estupefacientes. Se trata de la hoja de ruta de la comunidad internacional, el documento de política de la acción de las Naciones Unidas en este campo y que sustituye a la presentada hace diez años.
Pese a que esta declaración es continuista respecto a la declaración y plan de acción de 2009 del mismo órgano, y que ha regido la lucha contra las drogas hasta ahora, incluye algunas novedades como es el reconocimiento del fracaso de los objetivos de la pasada década. También destaca la necesidad de respetar los derechos humanos y ofrecer tratamiento adecuado a los consumidores de drogas. Las políticas en este campo están bajo lupa debido al debate creado sobre la respuesta que la comunidad internacional ha dado al tema de las drogas y al enfoque "prohibicionista" que ha dominado las políticas antidroga desde la segunda mitad del siglo XX resquebrajándose.
En 2009, los Estados miembros de la Comisión de Narcóticos acordaron "eliminar o reducir considerablemente" la oferta, la demanda (a producción y el tráfico) y el consumo de drogas hasta 2019, algo que ha estado muy lejos de alcanzarse. El mercado de las drogas, tanto las tradicionales como las sintéticas, está ahora en máximos históricos y hay más consumidores y muertes relacionadas con su consumo, como reconocen las Naciones Unidas. La nueva declaración ministerial es menos rotunda en sus objetivos y menciona la necesidad de colocar la salud y el bienestar de las personas en el centro de la lucha contra las drogas.
Pie de foto: Un soldado del Ejército Nacional de Colombia sale de una choza, que sirvió como un laboratorio improvisado de cocaína, después de quemarla durante una operación para erradicar plantas de coca en una plantación en Yali, al noreste de Antioquia. REUTERS/Fredy Builes
A principios de este mes, la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE - INCB, en sus siglas en inglés), un órgano de fiscalización independiente y cuasi judicial y encargado de vigilar la aplicación de los tratados internacional de drogas, presentaba su informe 2018. En él muestran la preocupación por algunas tendencias como el aumento hasta cifras récord del cultivo de hoja de coca. Por ejemplo, alertan del caso colombiano y dice que, pese al proceso de implementación de paz, el cultivo de coca ha aumentado constantemente "de las 48.000 hectáreas registradas en 2013 hasta las 171.000 en 2017".
Por su parte, el último informe sobre estupefacientes de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, en sus siglas en inglés), asegura que en 2017 la producción mundial de opio llegó al máximo histórico de 10.500 toneladas. En 2016 la producción de cocaína también alcanzó el nivel más alto jamás registrado, con unas 1.410 toneladas. Además, han aparecido cientos de nuevas sustancias químicas. Entre 2009 y 2017 se han detectado 803 nuevos narcóticos en 111 países, según la UNODC.
Pie de foto: Campo de coca, en Vallenato, área rural del municipio de Tumaco. LUIS ROBAYO / AFP
La JIFE también señala el cambio en las rutas de narcotráfico hacia Europa, en el que aseguran que Bélgica ha sustituido a España como principal puerta de entrada ya que desde 2016 lo ha superado como el país europeo con mayores decomisos del continente. El informe indica que en la Unión Europea se incautaron en 2016 un total de 70,9 toneladas de cocaína, de las que 30 se decomisaron en Bélgica y 15,6 en España. En 2017, Bélgica volvió a ser el país que decomisó más cocaína, con 44,8 toneladas frente a las 41 intervenidas en España por la fuerzas de seguridad, muy por delante de las 17,5 toneladas de Francia, las 8,2 de Alemania, las 5,7 de Reino Unido, las 4,1 de Italia o las 2,7 de Portugal.
La JIFE asegura que los grupos terroristas podrían beneficiarse del tráfico de narcóticos en Oriente Medio utilizados para financiarse. Entre las sustancias más traficadas está el "captagon", un estimulante sintético que mezcla anfetamina y cafeína, conocido como "la droga de los yihadistas" por su supuesto empleo entre los combatientes del grupo terrorista Daesh.
Pie de foto: Miembros de la Fiscalía General de la República (PGR) durante la incineración de más de tres toneladas de marihuana y otros estupefacientes, en Zapopan, estado de Jalisco, México, el 1 de febrero de 2019. Photo by ULISES RUIZ / AFP
Lograr encontrar soluciones en 10 años, de aquí a 2029, al problema de las drogas es una prioridad para la comunidad internacional. La opinión de numerosos expertos es que el consenso internacional se mantendrá sobre el papel pero cada país adoptará políticas internas cada vez más divergentes y con menor consenso. Prueba de ello es que Canadá en octubre del año pasado se convirtió en el segundo del mundo, tras Uruguay, en legalizar el consumo recreativo de la marihuana, al igual que varios estados de los Estados Unidos.
Algunos apostarán por medidas más liberalizadoras y por la regulación, mientras que otros doblarán la apuesta por la mano dura, lo que, como hasta ahora, tendrá un gran impacto en la población más vulnerable. La ONU se da 10 años más para trabajar por una sociedad libre de abuso de drogas, un reto para el planeta y el sistema multilateral, sin tener una posición clara en el debate de si la estrategia basada exclusivamente en la prohibición y la represión ha sido la mejor opción o no.