El Líbano ha vuelto a sufrir un apagón nacional. Esta vez el motivo ha sido acuciado por una masiva manifestación en la que los manifestantes han demandado una serie de medidas contra los prolongados cortes de energía. Estas suspensiones no han hecho más que empeorar la crisis económica y social que en la actualidad atraviesa el país, lo que ha derivado en un hartazgo general entre la población.
Es por este motivo por el cual los manifestantes asaltaron una subestación situada en la ciudad de Aramoun, según anunció la compañía eléctrica de el Líbano (EDL). La empresa ha declarado que los manifestantes irrumpieron “sin preocuparse por poner en peligro su seguridad personal y la de los trabajadores de la estación” y procedieron a alterar los equipos eléctricos, lo que afectó a la red eléctrica nacional.

Además, señalaron la importancia que tiene la estación principal de Aramoun debido a que es un enlace clave entre la central eléctrica de Al-Zahrani, central que sufrió un grave incendio el pasado octubre, y el resto de la red.
En las manifestaciones, los civiles expresaron que la corriente eléctrica sólo está disponible “para áreas que estén bajo la autoridad del Movimiento Patriótico Libre” mientras que en otras no existe ningún tipo de suministro eléctrico lo que lo convierte en una “incubadora para los opositores al movimiento”.

Esta irrupción ocasionó que la población volviese a vivir un nuevo episodio “negro” que sumió, una vez, más al país en la oscuridad. Este escenario ha sido una concatenación de situaciones similares que no han hecho más que repetirse y avivarse y es que el país se encuentra atravesando una de sus crisis más importantes.
En la actualidad, el sector eléctrico se encuentra bajo mínimos. La red eléctrica nacional, incapaz de suministrar a toda la población, no cuenta con el combustible necesario para hacer funcionar las centrales. Es por esto por lo cual unos pocos cuentan con generadores privados que les permite contar con suministro eléctrico. Sin embargo, los propietarios de estos cada vez tienen más dificultad para proporcionar combustible a los mismos.

Ante esta situación el patriarca Bechara Boutros al-rahi mostró su preocupación tanto por la crisis económica como por la crisis política que lleva viviendo el país desde hace años. Un conflicto que todavía no cuenta con soluciones tangibles que sean capaces de revertir esta situación a largo plazo.
El sector eléctrico es uno de los sectores más golpeados por esta crisis. Un importante porcentaje poblacional no puede contar con suministro eléctrico a lo largo del día lo que empobrece y empeora las condiciones de vida de los civiles. Durante un sermón dominical al rahi afirmó que es “inaceptable” la suspensión de el Gabinete ya que “cualquier acuerdo con el Fondo Monetario Internacional requiere la aprobación del Consejo de ministros en su conjunto”.
Estas declaraciones se enmarcan además en un momento en el cual la libra libanesa ha perdido alrededor del 95% del valor frente al dólar, lo que ha acrecentado más la abrupta crisis económica del país.