París y Berlín acuerdan una estrategia común para reforzar su papel y el de la ESA en la exploración espacial

Los gobiernos de Emmanuel Macron y Ángela Merkel han llegado con un acuerdo previo bajo el brazo a la cumbre de ministros de la Agencia Espacial Europea (ESA) que se celebra los días 27 y 28 de noviembre en Sevilla, en donde están en juego alrededor de 14.000 millones de euros, las cargas de trabajo para muchas empresas europeas y los empleos de miles de personas.
Como principales contribuyentes al presupuesto de la ESA y con las más poderosas industrias espaciales del viejo continente, los máximos responsables de las actividades espaciales de los gobiernos de Berlín y París, el titular de la cartera federal de Asuntos Económicos y Energía, Peter Altmaier, y la ministra de Enseñanza Superior, Investigación e Innovación, Frédérique Vidal, han desembarcado en Sevilla con una posición común para velar por los intereses presentes y futuros de ambos países en el ámbito espacial europeo e internacional.
El primer tema de su acuerdo es el relativo a obtener nuevas inversiones de la ESA para facilitar la entrada en servicio y desarrollar futuras versiones del lanzador Ariane 6, cohete al que ambos países, pero especialmente Francia, califica de “máxima prioridad para garantizar el acceso independiente de Europa al espacio”.

El convenio franco-alemán pretende lograr que todos los países miembros de la ESA se comprometan a la utilización “preferencial” del Ariane 6 en el envío al espacio de sus respectivos satélites. En otras palabras, como máximos inversores en el Ariane 6, Berlín y París aspiran a consolidar su explotación, así como la rentabilidad de las empresas que fabrican el cohete ‒cuyo despegue inaugural está previsto para finales de 2020‒ sin que exista competencia en el plano global.
En el marco de la exploración espacial, respaldan continuar con la contribución de Europa a la Estación Espacial Internacional ‒ISS por sus iniciales en inglés‒ y se apoyan mutuamente “para lograr que el astronauta alemán Matthias Maurer y el francés Thomas Pesquet vuelen al complejo orbital a finales de 2020”, ha resaltado Frédérique Vidal.
Miembros de la delegación española presentes en la cumbre Space19+ han confirmado lo acertado de que los gobiernos de Alemania y Francia “se pongan de acuerdo antes de la cumbre de Sevilla”. “De ese modo ‒subrayan‒ se evita que las posibles discrepancias vean la luz ante el resto de ministros europeos”.
La ministra francesa y su colega alemán también tienen en mente la activación “de nuevas iniciativas de exploración”, tanto bilaterales como en el seno de la ESA”, al igual que contemplan establecer una misión robótica a la Luna cuyo lanzador, como no, sería el Ariane 6.
De conseguirlo, se demostraría “la autonomía y el liderazgo de Europa”, ha precisado Thomas Jarzombek, coordinador del gobierno federal en la Agencia Aeroespacial Alemana (DLR) ante la ausencia en la reunión de Sevilla del ministro Peter Altmaier. También coinciden en la importancia de preparar misiones hacia el planeta Marte, pero de tal modo que las inversiones “puedan ser supervisadas por separado por cada uno de los Estados miembros de la Agencia”.
Como también miembros de la Unión Europea, Francia y Alemania se inclinan por que la nueva presidenta de la Comisión Europea, la alemana Úrsula von del Leyen, ponga en marcha el futuro Programa Espacial de la Unión Europea, pero siempre que la ESA continúe ejerciendo las competencias técnicas y de gestión, como viene ocurriendo hasta la fecha en los programas de observación de la Tierra Copernicus y de navegación vía satélite Galileo.

En tal sentido, los gobiernos de París y Berlín ven con buenos ojos que Bruselas establezca “una nueva estructura espacial consagrada al espacio”, pero dedicada a “programas de naturaleza civil”, a la vez que se han concertado para “coordinar” sus respectivas próximas presidencias del Consejo de la UE “en lo relativo a cuestiones espaciales”.
Los países que integran la ESA son Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa, Rumanía, Suecia y Suiza. Canadá participa en algunos proyectos mediante un acuerdo de cooperación, mientras que Bulgaria, Eslovaquia, Eslovenia, Letonia y Lituania, son “Estados Europeos Colaboradores”.