Por Javier Fernández Arribas
Pie de foto: Los jugadores del Real Madrid celebran el triunfo con Casillas levantando la Copa
El Real Madrid se ha proclamado campeón del Mundo de clubes tras vencer por 2-0 al equipo argentino de San Lorenzo de Almagro en la final del Mundial de Clubes jugado en Marruecos. Con goles de Sergio Ramos, de cabeza a la salida de un saque de esquina botado perfectamente por el alemán Kroos, y de Bale, con ayuda del portero argentino tras rematar un pase decisivo de Isco, el conjunto madridista dirigido espléndidamente, una vez más, por Carlo Ancelotti no dio ninguna opción al conjunto argentino marrullero y correoso, que hizo de las faltas y de los agarrones su única opción de parar a los jugadores merengues que, en seguida, vieron el riesgo de las duras entradas de sus adversarios, que en algunos lances del juego demostraron buen manejo del balón.
Las únicas ocasiones de gol de los argentinos, de tiros lejanos, fueron perfectamente atajadas por un Iker Casillas, muy seguro y eficaz, que pudo levantar la única gran Copa del Mundo que todavía se le resistía tras ganar un Mundial, dos Eurocopas, tres Champions, varias ligas, copas del Rey y Supercopas de España y de Europa.
El Real Madrid consiguió su victoria 22 consecutiva y lleva camino de batir el récord mundial del Quritiba brasileño con 24.
Las gradas del estadio de Marrakech fueron una fiesta blanca, con miles de marroquíes portado la camiseta del equipo español al que siguen toda la temporada con gran pasión, porque desde el primer minuto de juego el equipo de un nervioso presidente en el palco, Florentino Pérez, demostró su superioridad y su decisión habitual de jugar al ataque al alinear al colombiano James Rodríguez tras superar una lesión muscular, en detrimento de un jugador más defensivo como Illarramendi.
Pie de foto: Sergio Ramos celebra su gol que abría el triunfo del Real Madrid
La noticia de la noche fue que Cristiano Ronaldo se quedó sin marcar, a pesar de intentarlo constantemente y ofrecerse a sus compañeros en todas las jugadas. Su mejor aliado en el ataque, el francés Benzemá, intentó ponerle todos los balones a su alcance, al igual que lo hizo el galés Bale con varios centros, pero el balón no llegó en buenas condiciones al insaciable astro portugués que no podía evitar sus gestos de malestar por no lograr el gol que es su alimento natural.
El Príncipe Moulay Rachid, heredero del trono marroquí, presidió el partido y consiguió hacer realidad su deseo de fotografiarse con Cristiano Ronaldo y mostró su satisfacción, bien disimulada por su gesto solemne de circunstancias, a la hora de entregar la copa al capitán madridista Iker Casillas.
Marruecos vivió así la culminación del Mundial de Clubes que ha propiciado al país magrebí ser la atención del fútbol mundial durante varias semanas y que ha tenido en la final esperada, entre españoles y argentinos, el broche de oro que ha satisfecho las expectativas generadas por una apuesta importante de un país donde el fútbol gana adeptos con algunos jugadores que triunfan en varios equipos españoles. Esta competición sirve para compensar, en parte, los problemas que le ha ocasionado a Marruecos su decisión de renunciar a la organización y celebración de la Copa de África, debido a la amenaza del virus del ébola.