“Un mundo libre de la COVID-19 requiere el esfuerzo de salud pública más masivo en la historia mundial”, subrayó el Secretario General de la ONU António Guterres en uno de sus discursos, insistiendo en la necesidad de compartir los datos sobre los avances realizados en esta materia entre naciones. “Los datos deben ser compartidos, la capacidad de producción preparada, los recursos movilizados, las comunidades involucradas y la política reservada. Sé que podemos hacerlo. Sé que podemos poner a las personas primero”, aseguró.
Un laboratorio de la Universidad de Oxford está liderando la carrera mundial para encontrar un fármaco que proteja frente al virus SARS-CoV-2, responsable de la enfermedad del coronavirus. Sin embargo, más de 100 proyectos de investigación están trabajando en estos momentos en encontrar una vacuna capaz de detener la propagación de una enfermedad que afecta a más de tres millones de personas en todo el mundo. Y al menos siete proyectos ya han empezado a realizar ensayos clínicos para testar la eficacia y seguridad de estos tratamientos experimentales.
Los científicos de la Universidad de Oxford juegan con la ventaja de que tenían en marcha distintos estudios de vacunas contra distintos tipos de coronavirus y los ensayos clínicos habían mostrado que este tratamiento era “inofensivo” para la especie humana, según explicó el periodista David D. Kirkpatrick en un reportaje exclusivo elaborado para el diario The New York Times. Gracias a estas investigaciones, Reino Unido ha sido el primer país del continente europeo en llevar a cabo un ensayo en humanos de una posible vacuna para el coronavirus.

Más de 1000 personas entre 18 y 55 años se sometieron a este estudio clínico para probar la eficacia de esta vacuna en las islas británicas. En caso de que la prueba salga salga bien, a finales del próximo mes se realizará otro estudio clínico en el que participarán más de 5000 personas. Los científicos que trabajan en esta vacuna aseguran que, si se demuestra la efectividad de este fármaco, en septiembre el mundo podría tener su primera vacuna contra el coronavirus.
No obstante, el equipo de investigadores de Oxford no es el único que está trabajando día y noche en encontrar una cura al virus que está transformando el mundo, tal y como lo conocíamos hasta ahora. En marzo, por ejemplo, varios científicos del Laboratorio de las Montañas Rocosas en Hamilton, Montana, inocularon a seis monos macacos Rhesus con dosis únicas de la vacuna Oxford. Apenas 25 días después, los seis monos estaban sanos, según aseguró Vincent Munster, el investigador que realizó la prueba y ha recogido The New York Times. “El macaco Rhesus es lo más cercano que tenemos a los humanos”, subrayó el doctor Munster. Aun así, la inmunidad en este tipo de mamíferos no asegura que la vacuna vaya a proporcionar el mismo grado de protección para los humanos.
Al mismo tiempo, otras dos compañías estadounidenses conocidas como Moderna e Inovio han comenzado a realizar ensayos clínicos con tecnologías basadas en la modificación o manipulación de material genético. En estos momentos, según recoge el NYT, están trabajando tanto en demostrar su seguridad como en aprender más sobre asuntos relacionados con la dosificación y otras variables. Por otro lado, una empresa China, CanSino Biologics, también ha iniciado ensayos clínicos en China utilizando una metodología muy parecida a la del Instituto de Oxford, con una cepa del mismo virus respiratorio que se encuentra en los seres humanos, no en los chimpancés. Del mismo modo, el Instituto de Productos Biológicos de Wuhan, en colaboración con la empresa Sinopharm, está haciendo una investigación para encontrar una vacuna a este virus.
En España, también se están realizando varias investigaciones para descubrir una vacuna capaz de acabar con este patógeno. El ministro de Ciencia e Innovación aseguró a principios del mes de abril que uno de los estudios que se está realizando en el Centro Nacional de Biotecnología del Centro Superior de Investigaciones Sociológicas (CNB-CSIC), es “de los más avanzados del mundo”. El trabajo de esta investigación – liderado por los profesores Luis Enjuanes e Isabel Sola-- está centrado en siete áreas: desarrollo de vacunas, tratamientos antivirales, generación de anticuerpos para neutralizar el virus, ensayos para evaluar seroprotección, análisis de las proteínas del virus para localizar zonas con potencial terapéutico, análisis de la evolución de la infección en la sociedad, y procesado de imágenes de la estructura de proteínas del virus, según ha explicado el propio Gobierno en un comunicado.

Mientras, el director del programa de vacunas de la Fundación Bill y Melinda Gates, Emilio Emini, considera que en los tiempos que estamos viviendo lo más eficiente sería “tener más de una variedad de vacunas en producción” por dos razones: por un lado, para evitar el colapso de las compañías a la hora de producirlas y, por otro, porque algunas vacunas pueden funcionar más eficazmente que en otras en grupos como niños o personas mayores, según ha explicado al diario estadounidense The New York Times. En este sentido, ha destacado que, aunque estas investigaciones no salgan adelante, lo positivo de todas ellas es que estamos aprendiendo lecciones fundamentales sobre la naturaleza del coronavirus y sobre las respuestas del sistema inmunológico ante esta enfermedad.
Una de las paradojas a la hora de encontrar una vacuna para esta enfermedad es que, para probarla y analizar su eficacia, el número de infectados tiene que mantenerse durante unas semanas más. “Somos los únicos en el país que queremos que el número de nuevas infecciones se mantenga para poder probar nuestra vacuna”, ha explicado el profesor Adrian Hill, director del Instituto Jenner y uno de los cinco investigadores que participan en esta investigación, al NYT. Asimismo, ha indicado que la metodología utilizada por el Instituto Jenner se centra en “la alteración del código genético de un virus conocido”. Según esta técnica, en primer lugar, se modifica el virus para neutralizar sus efectos y después para que imite al que los científicos tratan de detener. “Inyectado en el cuerpo, el inofensivo impostor puede inducir al sistema inmunológico a luchar y matar el virus objetivo, proporcionando protección”, ha indicado el profesor Hill.
El ensayo que prevé tener un prototipo de vacuna contra el coronavirus de cara al otoño se ha hecho público apenas tres días después de que la ONU, su agencia de salud y los principales responsables políticos tanto del sector público como privado de algunos de los países más afectados por esta pandemia, decretaran una alianza mundial para encontrar la cura a esta enfermedad y hacerla accesible a toda la humanidad. El director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el doctor Tedros Adhanom ha explicado en un comunicado oficial que desde enero se está trabajando con miles de investigadores de todo el mundo. “El mundo necesita estas herramientas y las necesita rápido. Experiencias pasadas nos han enseñado que incluso cuando existen, no han estado disponibles igualmente para todos. No podemos permitir que eso ocurra”, ha advertido.
El virus -que apareció por primera vez en Wuhan (China) a finales del pasado mes de diciembre- fue declarado pandemia un mes más tarde. Este virus no solo ha provocado una crisis sanitaria sin precedentes a nivel mundial, sino que ha llevado la economía de muchos países a borde del abismo y ha tenido un gran impacto en sectores como la educación, el empleo o el turismo.

En este sentido, Tedros considera que la respuesta mundial para encontrar una cura a esta enfermedad es “histórica”. Por ejemplo, la alianza mundial de vacunas conocida como GAVI es uno de los principales baluartes de cara a desarrollar herramientas clave para descubrir la herramienta que pueda acabar con este virus. “Necesitamos diseñar y entregar un programa de vacunas para obtener miles de millones de dosis a una velocidad y escala nunca contempladas, y mucho menos logradas: el despliegue de vacunas más rápido en la historia”, ha señalado Seth Berkley, director ejecutivo de la alianza.
El virus de la COVID-19 no entiende de fronteras ni de clases sociales. Desde su aparición, este patógeno se ha propagado fácilmente poniendo en peligro a las personas más vulnerables. La creación de una vacuna es imprescindible para poder volver a la normalidad y evitar medidas tan drásticas como el confinamiento, en los casos en los que se producen grandes picos de contagios, como ha pasado en España, Italia o Reino Unido. La carrera por el coronavirus se está llevando a cabo a una velocidad vertiginosa. Cada vez son más los proyectos de investigación que se dedican única y exclusivamente a encontrar una cura a esta enfermedad.
En los últimos avances destaca el realizado por los científicos de Seatle, quienes en marzo anunciaron que estaban preparados para hacer el primer ensayo en humanos, un estudio criticado por saltarse el paso de probar previamente en animales para probar su seguridad y eficacia. Sin embargo, el ensayo clínico en humanos ha sido liderado por la Universidad de Oxford, quien en abril ya comenzó a realizar estudios de este tipo. Los gigantes farmacéuticos Sanofi y GSK tampoco se han querido quedar atrás y se han unido a las investigaciones para desarrollar una vacuna, mientras que en Australia se han empezado a hacer pruebas en hurones. Sea como sea, estos proyectos de investigación se han convertido en la mayor esperanza para poder hacer frente a esta pandemia.