Para poder cumplir el «gran sueño chino» y recuperar su posición central en el orden internacional, el PCCh debe hacer frente a una serie de desafíos internos y externos que obstaculizan el crecimiento económico del país.

El impacto de la ideología en el modelo económico chino

El presidente chino, Xi Jinping - AFP/NOEL CELIS
AFP/NOEL CELIS - Xi Jinping

Este documento es copia del original que ha sido publicado por el Instituto Español de Estudios Estratégicos en el siguiente enlace.

Bajo el mandato de Xi Jinping, la ideología marxista-leninista —en su versión china— ha retomado su importancia y, en consecuencia, la dirección estratégica del Partido Comunista de China (PCCh) ha recuperado como pilar fundamental el rol renovado de la ideología política sobre la política pragmática y la economía.

Para poder cumplir el «gran sueño chino» y recuperar su posición central en el orden internacional, el PCCh debe hacer frente a una serie de desafíos internos y externos que obstaculizan el crecimiento económico del país. Esto ha derivado en un cambio de enfoque táctico a través del cual el PCCh parece haber dejado de lado su «diplomacia del lobo guerrero». Ahora, China necesita ganar tiempo para aumentar su resiliencia económico-financiera y desarrollar sus Fuerzas Armadas.

De momento, a pesar de la tregua que actualmente estamos presenciando, parece claro que la ideología marxista-leninista —en su versión china— es lo que continuará inspirando la política de Xi Jinping.

Introducción

Hasta hace muy poco tiempo, todo el mundo pensaba que la política del Partido Comunista de China (PCCh) priorizaba el crecimiento económico por encima de todo, sin embargo, como explicaba Kevin Rudd en uno de sus artículos publicado días antes de la celebración del XX Congreso del Partido Comunista de China, «Xi Jinping ha orientado la política hacia la izquierda leninista, la economía hacia la izquierda marxista y la política exterior hacia la derecha nacionalista». Esto pone de manifiesto no solo que, con Xi Jinping, el marxismo —en su versión china— ha recuperado su importancia; sino también que la ideología ha retomado su papel protagonista, encontrándose ahora la política a su servicio1.

La imagen de China se ha asociado con la de una potencia económica activa y firme, que ha ido adoptando un tono cada vez más agresivo a la hora de defender sus intereses nacionales. A través de la llamada «diplomacia del lobo guerrero» no cabe duda de que China ha mostrado un aumento en su poder y confianza. Como expresa Mavi Doñate en su artículo ¿Se cree China la reina de un nuevo tablero mundial?, Xi Jinping sabe que no se puede ser fuerte fuera, si no se es dentro. Es por esto por lo que ha desarrollado su política exterior orientada a maximizar tres elementos: su propia posición de poder dentro del PCCh; las capacidades económicas, tecnológicas y militares de China, y su influencia internacional2.

Sin embargo, el gobierno ahora debe hacer frente a una serie de desafíos internos que, de no ser abordados, podrían poner en riesgo el contrato social —no escrito— que vincula al pueblo chino con el PCCh y se basa en la capacidad del partido de proporcionar mejoras a largo plazo en el empleo y el nivel de vida de la población. En particular, la ralentización de la economía ha hecho sonar las alarmas en el partido. La preocupación por este fenómeno radica en que no solo puede crear tensiones socioeconómicas severas dentro del país, sino que también beneficia a Estados Unidos en su enfrentamiento con China por mantener el poder hegemónico3. Xi es consciente de que el rol de la economía es esencial en lo referido a la persecución del «gran sueño chino». Además, parece haberse dado cuenta de que el estilo asertivo e intimidatorio que estaba empleando el gobierno a la hora de relacionarse diplomáticamente estaba lejos de ser favorable para la defensa de los intereses nacionales. Por el contrario, esta actitud estaba dando lugar a que las opiniones negativas sobre China estuvieran alcanzando su punto álgido en todo el mundo —siendo esto perjudicial en cuanto a la competición geopolítica con Estados Unidos—. En consecuencia, estamos siendo testigos de cómo el «lobo diplomático» parece estar tomando un rol de mediador e incluso pacificador en el orden internacional.

En cuanto a la guerra de Ucrania, China se ha convertido en uno de los pocos beneficiarios del conflicto, presentándose como figura pacificadora al tiempo que ha ido ganando una influencia sustancial sobre Rusia. Sin embargo, la posible derrota de Rusia sería muy problemática para el PCCh, al ser el gobierno ruso su socio más importante en su oposición al orden internacional liderado por Estados Unidos4. De momento, parece claro que la ideología marxista-leninista —en su versión china— es lo que continuará inspirando la política de Xi Jinping. En este sentido, es razonable pensar que actualmente lo que estamos presenciando no es más que una tregua derivada de los desafíos a los que el partido debe hacer frente; siendo especialmente relevantes los relativos al crecimiento económico del país. A fin de cuentas, lo que Xi Jinping busca con esta tregua es disminuir las tensiones con el objetivo de ganar tiempo y confianza. Sin embargo, de momento esto no parece implicar una modificación de sus ambiciones a largo plazo ni un abandono de sus esfuerzos disuasorios.

Primer obstáculo: Estados Unidos

El «gran sueño chino» tiene por objeto alcanzar la gran «revitalización de la civilización china» y la posición central en el orden internacional que le perteneció al país durante los cinco mil años de historia previos al Siglo de la Humillación. Para cumplirlo, China debe convertirse en una «sociedad moderadamente próspera» y en una economía completamente avanzada en 2049. Sin embargo, todo parece indicar que China no se equivoca al pensar que Estados Unidos va a obstaculizar su camino hacia la centralidad.

Esta rivalidad entre China y Estados Unidos, además del potencial conflicto en el que ambas potencias podrían verse envueltas como consecuencia, se puede ilustrar con la teoría de la trampa de Tucídides desarrollada por Graham T. Allison. De acuerdo con esta teoría, sería el miedo provocado por el crecimiento disruptivo y el ascenso de China en los últimos años lo que podría desencadenar una guerra inevitable, al suponer una amenaza para la hegemonía de Estados Unidos. Sin embargo, las «vulnerabilidades económicas» de China hacen que el país no sea lo suficientemente fuerte como para enfrentarse a Estados Unidos en un conflicto de semejante magnitud5.

Lo que sí es evidente hoy en día es que las prioridades globales de ambos países han cambiado. Por su parte, en la Estrategia de Seguridad Nacional del gobierno Biden- Harris elaborada el pasado mes de octubre, Estados Unidos reconoce que van a ser los primeros años de esta década los que determinen las condiciones de la competición geopolítica y que China es el único competidor que tiene la intención y, cada vez más, la capacidad de redefinir el orden internacional. En este sentido, define su estrategia hacia China a través de tres puntos principales: en primer lugar, invertir en su propia competitividad, innovación, resistencia y democracia; en segundo lugar, alinear sus esfuerzos con su red de aliados y socios; por último, competir de manera responsable con la República Popular de China. Para Estados Unidos, China ya constituye su principal desafío geopolítico6. Además, el nuevo Concepto Estratégico de la OTAN aprobado en la Cumbre de Madrid, el pasado mes de junio, ha incluido a China por primera vez en la historia de la Alianza7.

Como vemos, Estados Unidos no está haciendo ningún esfuerzo por ocultar su intención de contener a China y frenar su ascenso como potencia mundial8. A pesar de la relevancia de la presencia militar estadounidense en las proximidades de China, son las medidas y sanciones económicas las que han jugado un papel fundamental en esta dinámica de contención. La guerra comercial, que engloba el conjunto de sanciones y medidas de bloqueo impuestas por ambos países, podrían provocar un desacoplamiento selectivo de China, reduciendo las oportunidades de transferencia de tecnología, limitando las opciones de inversión de las empresas chinas y frenando el flujo de capital hacia China. Además de la sonada sanción a Huawei, Estados Unidos está tratando de bloquear el acceso chino a su última tecnología de chips. En este sentido, los estrictos controles de exportación impuestos a finales de 2022 podrían cortar el acceso de China a semiconductores sofisticados, obstaculizando algunas de sus industrias emergentes y obligando al país a desviar recursos para replicar tecnologías que ya no puede comprar en el extranjero. Dada la importancia de la tecnología y la innovación como motores de crecimiento, en caso de que Estados Unidos consiguiera frenar a China en este aspecto, podríamos esperar la continuidad de su hegemonía económica, al menos durante los próximos años9.

Para lograr contener a China de manera efectiva, Estados Unidos deberá llevar a cabo una estrategia que, de forma sostenida, reconstruya su poder, potenciando sus alianzas y creando una alternativa económica global que sea capaz de contrarrestar la atracción que el mercado chino va a ejercer a largo plazo. Siendo los chips de silicio la base de los futuros motores de la economía digital y militar, incluida la revolución de la inteligencia artificial, China necesitará cerrar la brecha de fabricación de semiconductores que le separa de Estados Unidos y sus aliados10. En este sentido, es probable que, a corto plazo, aparte de seguir buscando formas de sortear las restricciones impuestas por Estados Unidos, China intensifique sus esfuerzos para desarrollar su propia capacidad de diseño y fabricación de chips. De momento, lo que podemos deducir de la situación actual es que las perspectivas de cooperación entre ambos países se ven cada vez más lejanas. Los funcionarios estadounidenses tratan de actuar con cautela en la competición con China, y, los funcionarios chinos insisten en que no desean un desacople económico. Sin embargo, la fragmentación y el desacople se están normalizando. Todo parece indicar que ambos países navegan con rumbo de colisión11. Además, Henry Kissinger ha subrayado la importancia de lograr un entendimiento —idealmente fundamentado en valores compartidos— por parte de las dos potencias antes de que, en un periodo de entre cinco y diez años, el rápido progreso de la inteligencia artificial dificulte y haga aún más peligrosa esta competición12.

En este contexto, no debemos ignorar el papel que juega Rusia. La invasión de Ucrania ha acentuado la creencia de Estados Unidos de que bajo el gobierno de Putin no será posible avanzar en ninguna agenda de asociación. Es por esto por lo que Estados Unidos aspira a que un cambio de poder en Rusia dé lugar a un acercamiento del país a Occidente. Mientras tanto, a través de sanciones, política comercial, instrumentos financieros y apoyo militar directo a Ucrania, busca reducir las capacidades rusas. Con estas medidas, Estados Unidos parece estar apostando por que la degradación a largo plazo de las capacidades rusas reduzca el nivel de apoyo que China podría esperar de su alianza con Rusia. Esto podría suponer un grave problema para China, puesto que no solo se está beneficiando actualmente de un impulso temporal al contar con un acceso adicional y de bajo coste a los recursos naturales rusos, sino que necesita a Rusia para poder avanzar en su planteamiento estratégico. Por el momento, tras presentarse como mediador diplomático, Xi Jinping parece haber logrado posicionar a China para desempeñar un papel en la eventual reconstrucción de Ucrania13. De acuerdo con Henry Kissinger, Xi Jinping ha recurrido a la diplomacia sobre Ucrania como expresión de su interés nacional. Y, reconocer que China tiene intereses nacionales como este, es el principal requisito para poder llegar a construir una confianza mutua entre Estados Unidos y China. A fin de cuentas, la meta principal del dirigente chino es ser reconocido como el juez final del sistema internacional favoreciendo sus propios intereses, sin que esto implique una imposición de la cultura china14.

Estrategia del Partido Comunista de China (PCCh)

Como explica Kevin Rudd en su libro The Avoidable War, la visión que tiene Xi Jinping del mundo se articula en torno a diez círculos concéntricos de interés, siendo el primero y más importante su posición en el propio partido. Desde su ascenso al poder en 2012, su principal prioridad ha sido asegurar que el Partido Comunista de China se mantenga en el poder de forma permanente, ocupando él la posición de líder supremo. Detrás de esta premisa encontramos la idea de que China nunca podrá convertirse en la mayor potencia mundial sin la existencia de un fuerte liderazgo centralizado. Durante el mandato de Deng Xiaoping, el poder de toma de decisiones se concentraba en las instituciones de la burocracia estatal, mientras que el partido jugaba un rol de supervisor ideológico. En un momento en el que el modelo político separaba las instituciones estatales de las instituciones del partido, el Estado delegó muchos de sus poderes económicos al sector privado emergente. Sin embargo, desde el comienzo de la era de Xi Jinping hemos podido ver cómo el partido ha vuelto a tomar el control de la política y la economía china15.

Como Kevin Rudd señaló en su artículo «The Return of Red China» publicado en la revista Foreign Affairs el pasado mes de noviembre, Xi Jinping es un fiel seguidor del marxismo-leninismo —en su versión china— y su ascenso ha representado el regreso a la escena mundial del «hombre ideológico». Es por esto por lo que su «nuevo autoritarismo», consolidado en el XX Congreso Nacional del Partido Comunista de China, se basa en el rol renovado de la ideología política sobre la política pragmática. Tanto la ideología marxista-leninista como el nacionalismo han sido un pilar fundamental para justificar la legitimidad del Partido Comunista Chino desde que consiguió llegar al poder a través de la revolución armada en 1941. Sin embargo, en los últimos años, Xi Jinping ha hecho del nacionalismo una prioridad aún mayor; lo que a su vez ha supuesto la rehabilitación del confucianismo16. Como explica Fernando Delage, con el objetivo de acumular todo el poder en su figura y acabar con toda disidencia interna, Xi Jinping ha transformado la estructura de poder del sistema político chino. Así, de las tres corrientes ideológicas que conformaban el PCCh, siendo estas la Liga de Juventudes Comunistas —liderada por Hu Jintao— el grupo de Shanghái —liderado por Jiang Zeming— y la facción de Xi Jinping, solo esta última ha sobrevivido17.

En cuanto a la economía, el marco ideológico aprobado por el PCCh a lo largo del mandato de Xi Jinping se ha caracterizado por la redefinición formal de la «contradicción central» del Partido para abordar el exceso de mercado percibido, la pronta incorporación del pensamiento Xi Jinping al canon marxista chino para servir a las necesidades del partido de la «nueva era» y el «nuevo concepto de desarrollo» de Xi como sucesor estatista de la anterior era de «reforma y apertura» de Deng. Esta visión más estatista de la economía ya se pudo percibir tras el XIX Congreso del Partido Comunista de China. Sin embargo, ha sido a partir de 2020-2021 cuando Xi Jinping ha terminado de consolidar su estrategia económica —el nuevo concepto de desarrollo— cuyos tres pilares fundamentales son: la prosperidad común, la autosuficiencia (que también incluye la autosuficiencia financiera) y la circulación dual. Esta estrategia económica se encuentra fundada en el hecho de que Xi Jinping sabe que, para lograr el gran sueño chino, el crecimiento económico es esencial18.

Segundo obstáculo: desafíos domésticos

Mientras que durante los dos primeros mandatos de Xi Jinping, su intervencionismo se vio compensado por la posición dominante de China en muchas cadenas de suministro mundiales y el impulso económico acumulado durante décadas de reformas de mercado y apertura al mundo, hoy en día China se enfrenta a diferente retos y amenazas que afectan al crecimiento económico. De este modo, a pesar de que el ex primer ministro Li Keqiang ha anunciado en su Informe sobre la labor del Gobierno en la XIV Asamblea Popular Nacional de la República Popular China (APN) un objetivo de crecimiento de «en torno al 5 %» para 2023, la centralización del poder político y económico en el partido y las empresas estatales podría ser un obstáculo para su consecución. En este sentido, la dependencia de China de una dirección centralizada dominada por las empresas estatales ha tendido a canalizar los recursos económicos hacia unos pocos grandes programas. La crisis del sector inmobiliario —desencadenada en todo el país tras el impago en 2021 de la promotora inmobiliaria Evergrande— es un ejemplo de que cuando estos grandes programas fracasan, las pérdidas y la deuda pueden aumentar a gran escala19.

Un factor que ha arrojado nuevas dudas sobre el destino económico de China es la aceleración del declive demográfico. La población de China se está contrayendo antes de lo previsto, pues en 2022 ya contaba con 14 millones de personas menos que lo calculado por Naciones Unidas. Por tanto, China se encuentra ante un riesgo de hundimiento demográfico sin precedentes. La tasa total de fertilidad —1,2 en 2022— se encuentra muy por debajo del estándar de la OCDE de 2,1 para una población estable y entre las más bajas del mundo. Este declive demográfico está dando lugar a un envejecimiento progresivo de la población. En la actualidad, China se está acercando a un escenario de «envejecimiento moderado», en el que el 20 % de su población tiene 60 años o más. Para 2035, se espera que ese porcentaje aumente hasta el 30 %, es decir, más de 400 millones de personas. De este modo, la ONU estima que la población activa del país podría disminuir un 10 % en 2035 y alrededor de un 30 % en 2035 respecto de su nivel actual. Aunque China seguirá siendo un actor protagonista en el orden intencional, el hecho de que la India ya le haya superado, convirtiéndose en el país más poblado del mundo, pone en duda la capacidad de China para lograr su objetivo y asumir una posición hegemónica. El gobierno chino debe implantar medidas efectivas si quiere reducir la aceleración del declive demográfico y lograr mantener su ventaja demográfica frente al bloque occidental20.

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Teniendo en cuenta factores como el aumento de la esperanza media de vida y el aumento del número de años de educación, el gobierno —con el objetivo de minimizar el impacto del declive demográfico— decidió incluir en el XIV Plan Quinquenal su voluntad de aumentar gradualmente la edad legal de jubilación. Sin embargo, para combatir de manera exitosa el envejecimiento acelerado de la población, es necesario que medidas como esta —cuyo fin es hacer que la reducción de la población activa sea lo menos acentuada posible— vayan acompañadas de un impulso de la tasa total de fertilidad. A pesar de esto, es necesario tener en cuenta que los jóvenes ya no tienen hijos porque se lo impida el Estado, sino porque deciden no hacerlo22. Los incentivos positivos para reactivar la natalidad —ayudas para la educación, mejoras en el sistema de seguridad social, subvenciones y exenciones fiscales— puestos en marcha por gobiernos provinciales y locales no han sido suficientes para consolidar un aumento de la natalidad. Es por esto por lo que los especialistas chinos consideran que las medidas deben redoblarse, tanto en lo relativo a las ayudas públicas como en el control sobre las empresas para que respeten los derechos de las madres trabajadoras23.

Hasta finales del año pasado, la economía china estuvo sufriendo una fuerte presión debido a las restricciones impuestas por el Gobierno para contener el covid-19, que situaron el crecimiento del PIB en un 3 %. Sin embargo, el pasado 6 de diciembre Xi Jinping puso fin a la política de «cero covid». En un primer momento, los datos del índice de gestores de compra (PMI) evidenciaron lo disruptiva que había sido la reapertura, al tener lugar un aumento desmesurado de casos de covid en el país24. De acuerdo con los datos económicos publicados por la Oficina Nacional de Estadísticas de China, el comercio exterior y la mejora de las tasas de empleo siguen siendo retos persistentes para la recuperación a largo plazo de China. Sin embargo, tras el fin de la política de «cero covid», sectores de la economía como el manufacturero y el industrial ya han experimentado un fuerte repunte que contribuirá a estimular el crecimiento económico del país. Además, las cifras de inversión, tanto nacionales como extranjeras, indican mayores niveles de confianza y optimismo hacia los mercados chinos25.

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A pesar de esto, para China es esencial ganar tiempo no solo para aumentar su resiliencia económico-financiera, sino también para desarrollar sus fuerzas armadas. Xi Jinping ve al ejército chino y su capacidad tecnológica como la pieza estratégica necesaria para la seguridad del partido y para la habilidad del país de proyectar su poder en toda la región y en todo el mundo, fortaleciendo su posición frente a Estados Unidos. Es por esto por lo que ha transformado el liderazgo, la estructura institucional y las capacidades del Ejército Popular de Liberación, con el objetivo de lograr que pase de ser un ejército terrestre orientado a la seguridad interna y la defensa de las fronteras continentales de China, a una fuerza de combate tecnológicamente avanzada capaz de hacer frente a cualquier rival. Este objetivo lo hizo evidente tras el XX Congreso al declarar que estaba centrando toda la atención militar en la preparación para la guerra, coordinando esfuerzos para fortalecer la lucha militar en todas las direcciones y dominios27.

Un cambio de dirección estratégico —o táctico—

En el mes de enero, el Centro de Análisis de China del Asia Society Policy Institute publicó un artículo examinando las implicaciones políticas y económicas del cambio en


25 HULD, Arendse. «China's Economic Recovery 2023: Analysis of January and February Data», China Briefing. 17 de marzo de 2023. Disponible en: https://www.china-briefing.com/news/chinas-post-covid-recovery-2023-economic- indicators/
26 Disponible en: https://www.bbvaresearch.com/wp-content/uploads/2023/04/20220418_Chinese-economy- rebounded-with-deflation-caution-in-post-Covid-era.pdf
27 RUDD, Kevin. «The Return of Red China: Xi Jinping Brings Back Marxism», Foreign Affairs. 9 de noviembre de 2022. Disponible en: https://www.foreignaffairs.com/china/return-red-china
 


la estrategia covid-19 de China; su impacto en la actual postura internacional de China; y se evalúa si esto representa una desviación significativa de la dirección estratégica del partido establecida en el XX Congreso el pasado mes de octubre. Este artículo pone de manifiesto que el fin de la política de «cero covid» ha sido el factor que ha hecho evidente un cambio de la narrativa política del partido sobre la centralidad de restaurar el crecimiento económico. En la Conferencia Central de Trabajo Económico celebrada los días 15 y 16 de diciembre, Xi Jinping señaló los objetivos políticos claves para 2023: impulsar la confianza del mercado; la expansión de la demanda interna; la estabilización del crecimiento, el empleo y los precios; la prevención y disuasión de los principales riesgos; y la promoción de la mejora de las operaciones económicas. La comparación entre los informes de las conferencias de 2021 y 2022 han permitido demostrar cómo el partido está desarrollando e incentivando un nuevo sentimiento a favor del mercado28.
Este cambio de dirección se ha podido confirmar en el Informe sobre la labor del gobierno, publicado tras la primera sesión de la APN el pasado 5 de marzo, donde han quedado establecidos los principales objetivos de desarrollo previstos para este año
— demostrando la centralidad del papel que juega la economía en el marco del partido— . Estos objetivos son: un crecimiento del PIB en torno al 5 %; alrededor de 12 millones de nuevos empleos urbanos; una tasa de desempleo urbano del 5,5 %; un aumento del IPC en torno al 3 %; un crecimiento de la renta personal; un aumento constante tanto del volumen como de la calidad de las importaciones y exportaciones; un equilibrio básico en la balanza de pagos; una producción de cereales superior a 650 millones de toneladas métricas; además de avances y mejoras en cuanto a medio ambiente y sostenibilidad29.
Sin embargo, este giro político ha estado motivado tanto por el miedo a romper el contrato social con el pueblo chino basado en mejoras a largo plazo del empleo y el nivel de vida, como por el miedo a que una ralentización estructural del crecimiento debilitara la competición estratégica a largo plazo de China frente a Estados Unidos. Por tanto, es razonable concluir que lejos de tratarse de un cambio en la dirección ideológica y estratégica establecida por Xi Jinping en los congresos XIX y XX del PCCh; estos cambios siguen siendo en gran medida de naturaleza táctica e impulsados por la necesidad inmediata de hacer lo necesario para restablecer el crecimiento económico. Sin embargo, a menos que Xi Jinping decida dar un paso más hacia las reformas de mercado, una combinación de factores demográficos, ideológicos y geopolíticos podrá seguir obstaculizando un retorno sostenido a un crecimiento elevado más allá del periodo de recuperación covid30.

También hemos podido comprobar cómo el PCCh está tratando de reparar el daño que ha sufrido su reputación, tras haberse dado cuenta de que su prolongado periodo de lenguaje agresivo y represalias políticas contra gobiernos extranjeros había resultado contraproducente. No obstante, el fin de este cambio de enfoque táctico no es otro que fortalecer la economía para proteger el contrato social con el pueblo y, por otro lado, restablecer la confianza internacional en China como actor fiable en las cadenas de suministro mundiales para poder mantener la competición estratégica frente a Estados Unidos a largo plazo. Xi Jinping sigue buscando alcanzar la gran revitalización de la civilización china y la posición central en el orden internacional que le perteneció al país durante los cinco mil años de historia previos al Siglo de la Humillación31. Así, en el Libro Blanco titulado La cuestión de Taiwán y la reunificación de China en la Nueva Era queda establecido el compromiso del PCCh con la misión histórica de resolver la cuestión de Taiwán, logrando la reunificación completa de China. La reunificación pacífica y «un país con dos sistemas» son los principios básicos que inspiran la resolución de esta cuestión. Sin embargo, el PCCh se reserva la opción de tomar las medidas necesarias, sin renunciar al uso de la fuerza. En definitiva, la cuestión de Taiwán es tan relevante para Xi Jinping que ha quedado fuera de este cambio de enfoque táctico y, por tanto, no veremos ninguna concesión por parte del PCCh en lo relativo a esta cuestión32.

Conclusión

La ideología marxista-leninista —en su versión china— ha recuperado su importancia, y, en consecuencia, el Partido Comunista de China ha vuelto a tomar el control de la política y economía china. Sin embargo, el fin de la política de «cero covid» ha puesto de manifiesto un cambio evidente de la narrativa política del partido sobre la centralidad de restaurar el crecimiento económico, tratando de buscar soluciones a los distintos factores que han agravado la ralentización de este.

Por un lado, la competición geoestratégica con Estados Unidos sigue siendo el principal factor externo al que China debe hacer frente. A corto plazo, es posible que China continúe explorando maneras de eludir las restricciones impuestas por Estados Unidos a la exportación de semiconductores sofisticados, mientras fomenta el desarrollo de su propia capacidad de diseño y producción. Por el momento, las perspectivas de cooperación entre ambos países se ven cada vez más lejanas.

Además, partiendo del objetivo de restablecer la confianza internacional y tener la capacidad de mantener la competición estratégica frente a Estados Unidos a largo plazo, el PCCh debe seguir reparando el daño que ha sufrido su reputación como consecuencia de su «diplomacia del lobo guerrero». A pesar de esto, es esencial tener en cuenta que la cuestión de Taiwán es tan relevante para Xi Jinping que es muy improbable que vaya a hacer concesiones en este aspecto.

La magnitud de los intereses de China en la guerra de Ucrania nos lleva a pensar que Xi Jinping no va a quedarse al margen del conflicto permitiendo que los acontecimientos se desarrollen de cualquier manera. A través de su presentación como mediador diplomático, Xi Jinping está posicionando a China para desempeñar un papel relevante en la eventual reconstrucción de Ucrania. Por el momento, parece razonable creer que China tratará de impedir que Estados Unidos tenga éxito en Ucrania y, si la guerra sigue yendo mal para Rusia, apoyará a Putin. A fin de cuentas, Xi Jinping sabe que necesita a Rusia para progresar en su oposición al orden internacional liderado por Estados Unidos.

Por otro lado, China también debe hacer frente a los factores internos que podrían obstaculizar el objetivo de crecimiento del 5 % anunciado por el ex primer ministro Li Keqiang en su Informe sobre la labor del Gobierno en la APN. Estos factores derivan de dos principales: la aceleración del declive demográfico y la dependencia de China de una dirección centralizada dominada por las empresas estatales.

Para lograr que la reducción de la población activa sea lo menos acentuada posible, el gobierno deberá implantar medidas como el aumento gradual de la edad legal de jubilación además de buscar la manera de impulsar la tasa total de fertilidad. En cuanto a la dependencia de China en una dirección centralizada dominada por las empresas estatales, el partido deberá hacer efectivo el cambio en la narrativa política sobre la centralidad de restaurar el crecimiento económico, extendiendo el rango de actuación de las empresas privadas.

En definitiva, podemos concluir que el fin de este cambio de enfoque táctico no es otro que fortalecer la economía para proteger el contrato social con el pueblo y, por otro lado, poder mantener la competición estratégica frente a Estados Unidos a largo plazo. A fin de cuentas, la dirección estratégica que el PCCh estableció en el XX Congreso no ha sufrido ningún cambio estructural, es decir, una vez que estos desafíos no supongan un peligro inminente para China, la dirección estratégica del partido seguirá teniendo como pilar fundamental el rol renovado de la ideología política sobre la política pragmática y la economía.

María Rodrigo López

Relaciones Internacionales y Global Communication

Referencias:

1 RUDD, Kevin. «The World According to Xi Jinping», Foreign Affairs. 10 de octubre de 2022. Disponible en: https://www.foreignaffairs.com/china/world-according-xi-jinping-china-ideologue-kevin-rudd.

2 DOÑATE, Mavi. ¿Se cree China la reina de un nuevo tablero mundial? Documento de Opinión IEEE 131/2020. Disponible en: https://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2020/DIEEEO131_2020MAVDON_geopoliticaChina.pdf

3 ESTEBAN, Mario. «La política exterior de Xi Jinping tras el 20º Congreso: ¿podrá mantener Xi su hoja de ruta?», Real Instituto Elcano. 21 de octubre de 2022. Disponible en: https://www.realinstitutoelcano.org/analisis/la-politica- exterior-de-xi-jinping-tras-el-20o-congreso-podra-mantener-xi-su-hoja-de-ruta/
Nota: Todos los enlaces están activos con fecha de 7 de junio de 2023.

4 FIX, Liana, and KIMMAGE, Michael. «How China Could Save Putin's War in Ukraine», Foreign Affairs. 26 de abril de 2023. Disponible en: https://www.foreignaffairs.com/china/how-china-could-save-putins-war-ukraine

5 KRIKKE, Jan. «The US, China, and the Thucydides trap», Asia Times. 2 de febrero de 2023. Disponible en: https://asiatimes.com/2023/02/the-us-china-and-the-thucydides-trap/.

6 THE WHITE HOUSE. National Security Strategy, 12 de octubre de 2022. Disponible en: https://www.whitehouse.gov/wp-content/uploads/2022/10/Biden-Harris-Administrations-National-Security-Strategy- 10.2022.pdf

7 NATO. NATO Strategic Concept. 2022. Disponible en: https://www.nato.int/nato_static_fl2014/assets/pdf/2022/6/pdf/290622-strategic-concept.pdf

8 KRIKKE, Jan. «The US, China, and the Thucydides trap», Asia Times. 2 de febrero de 2023. Disponible en: https://asiatimes.com/2023/02/the-us-china-and-the-thucydides-trap/.

9 BROWNE, Lucas, y DURKEE, Zachary. «The Current State of U.S.-China Chip Competition», The Diplomat. 6 de abril de 2023. Disponible en: https://thediplomat.com/2023/04/the-current-state-of-u-s-china-chip-competition/

10 RUDD, Kevin. The Avoidable War. PublicAffairs, 2022.

11 ROUBINI, Nouriel. «El choque a cámara lenta de Estados Unidos y China sigue su curso», Project Syndicate. 3 de mayo de 2023. Disponible en: https://www.project-syndicate.org/commentary/united-states-and-china-headed-for- slow-motion-collision-by-nouriel-roubini-2023-05/spanish

12 «Henry Kissinger explains how to avoid world war three», The Economist. 17 de mayo de 2023. Disponible en: https://www.economist.com/briefing/2023/05/17/henry-kissinger-explains-how-to-avoid-world-war-three

13 GVOSDEV, Nikolas K. «The Confrontation with Russia and US Grand Strategy», Foreign Policy Research Institute. 16 de febrero de 2023. Disponible en: https://www.fpri.org/article/2023/02/the-confrontation-with-russia-and- us-grand-strategy/

14 «Henry Kissinger explains how to avoid world war three», The Economist. 17 de mayo de 2023. Disponible en: https://www.economist.com/briefing/2023/05/17/henry-kissinger-explains-how-to-avoid-world-war-three

15 RUDD, Kevin. The Avoidable War. PublicAffairs, 2022.

16 RUDD, Kevin. «The Return of Red China: Xi Jinping Brings Back Marxism», Foreign Affairs. 9 de noviembre de 2022. Disponible en: https://www.foreignaffairs.com/china/return-red-china

17 DELAGE, Fernando. El Gran Salto Atrás de Xi Jinping: China tras el XX Congreso del Partido Comunista. Documento de Opinión IEEE 97/2022. Disponible en: https://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2022/DIEEEO97_2022_FERDEL_China.pdf

18 RUDD, Kevin. The Avoidable War. PublicAffairs, 2022.

19 HALE, Thomas, y WIGGINSEN, Kaye. «Evergrande wins creditor support for debt restructuring plan», Financial Times. 3 de abril de 2023. Disponible en: https://www.ft.com/content/75e01802-8b64-42bc-b7a8-56b5eda54f62

20 ESTEBAN, Mario. «Implicaciones económicas y geopolíticas del parón demográfico en China», Real Instituto Elcano. 31 de enero de 2023. Disponible en: https://www.realinstitutoelcano.org/analisis/implicaciones-economicas-y- geopoliticas-del-paron-demografico-en-china/

21 Disponible en: https://es.statista.com/grafico/29141/poblacion-total-de-china-y-su-tasa-de-crecimiento-anual/

22 OLCOTT, Eleanor. «China's demographic crisis looms over Xi Jinping's third term», Financial Times. 2 de octubre de 2022. Disponible en: https://www.ft.com/content/199c92ca-4f1e-4898-9152-d021936f6ab4

23 ESTEBAN, Mario. «Implicaciones económicas y geopolíticas del parón demográfico en China», Real Instituto Elcano. 31 de enero de 2023. Disponible en: https://www.realinstitutoelcano.org/analisis/implicaciones-economicas-y- geopoliticas-del-paron-demografico-en-china/

24 WALUSZEWSKI, Kai, y HALE, Thomas. «China's factories suffer from end of zero-Covid policy», Financial Times. 3 de enero de 2023. Disponible en: https://www.ft.com/content/665f4254-f0d5-4f98-bee5-879995ef149d

25 HULD, Arendse. «China's Economic Recovery 2023: Analysis of January and February Data», China Briefing. 17 de marzo de 2023. Disponible en: https://www.china-briefing.com/news/chinas-post-covid-recovery-2023-economic- indicators/

26 Disponible en: https://www.bbvaresearch.com/wp-content/uploads/2023/04/20220418_Chinese-economy- rebounded-with-deflation-caution-in-post-Covid-era.pdf

27 RUDD, Kevin. «The Return of Red China: Xi Jinping Brings Back Marxism», Foreign Affairs. 9 de noviembre de 2022. Disponible en: https://www.foreignaffairs.com/china/return-red-china