Marruecos sigue sin gobierno tres meses después de la victoria islamista en las urnas

Paco Soto

Pie de foto: Abdelilah Benkirane y otros dirigentes del PJD el día de su victoria en las urnas.

Marruecos no ha conseguido formar un nuevo gobierno tres meses después de que el primer ministro en funciones y líder del islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), Abdelilah Benkirane, ganara por segunda vez consecutiva las elecciones generales. Benkirane es un político astuto y pragmático, sabe adaptarse a las circunstancias, convencer y negociar con sus adversarios, y goza de buena imagen entre los sectores más populares de los votantes del PJD y la clase media que simpatiza con las tesis del PJD. Pero aun así, no lo está teniendo fácil para negociar con otras fuerzas políticas la formación del nuevo gabinete de coalición. El principal escollo es el partido más o menos centrista y liberal Agrupación Nacional Independiente (RNI) de Aziz Akhannouch. Esta formación, fundada en tiempos de Hasan II y considerada como un “partido de la administración”, es decir afín completamente al sistema político edificado por el anterior soberano, ha desempeñado un papel decisivo en muchos gobiernos anteriores y sus principales dirigentes son tecnócratas cuya ideología es variable y se adapta a las circunstancias.

Gabinete conservador

Akhannouch defiende un gobierno de tendencia conservadora: PJD, RNI, berberistas del Movimiento Popular (MP) y Unión Constitucional (UC). Y no quiere la entrada en el ejecutivo de los nacionalistas del Partido Istiqlal (PI). Las declaraciones del secretario general del PI, Hamid Chabat, contra la soberanía nacional de Mauritania, además de provocar fuertes tensiones diplomáticas entre Nuakchot y Rabat, colocaron al Istiqlal en una situación delicada de cara a la formación del nuevo ejecutivo. El RNI aprovechó la ocasión para cargar las tintas contra el PI e intentó convencer a Benkirane de que el Istiqlal dirigido por Chabat no es un partido serio y responsable sino una fuente de conflicto e inestabilidad.

Pie de foto: Mitin del PJD en la campaña de las últimas elecciones legislativas/ Abdelhak Senna-Efe.

El propio Chabat se disculpó por sus declaraciones sobre Mauritania, y él y otros dirigentes defendieron la participación del PI en el gobierno de coalición e incluso su apoyo a Benkirane y sus socios fuera del mismo. El primer ministro en funciones, en principio, no descarta la participación del Istiqlal y está a favor de que el RNI, el MP y el poscomunista Partido del Progreso y el Socialismo (PPS) entren otra vez en el gobierno. En cambio, no ve con buenos ojos la presencia de la UC, un punto de discrepancia serio con el RNI, y rechaza completamente la colaboración de la Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP). La USFP fue en otra época una formación de orientación socialista importante y el principal grupo de la izquierda marroquí, pero en la actualidad el partido de la rosa de Driss Lachgar es un actor político de segunda línea.

Condiciones islamistas

La dirección del PJD difundió un comunicado aclarando cuáles son las condiciones que plantea el partido islamista para formar gobierno. El bloqueo parece difícil de solucionar. Si no cambia la situación, Benkirane podría optar definitivamente por formar gabinete con los partidos de la mayoría saliente: PJD, RNI, MP y PPS. La oposición quedaría en manos del liberal Partido de la Autenticidad y Modernidad (PAM), una formación fundada en agosto de 2008 por Fouad Ali el Himma, exsecretario de Estado de Interior y amigo íntimo del rey Mohamed VI, y la USFP. El PAM es calificado en Marruecos como “el partido de los amigos del rey”; en sus filas militan muchos antiguos militantes de izquierda y extrema izquierda y activistas pro derechos humanos, y también políticos, empresarios, profesionales liberales e intelectuales de diversas procedencias ideológicas y hostiles al islamismo.

Pie de foto: Abdelilah Benkirane y el líder del RNI, Aziz Akhannouch.

Retos nacionales e internacionales

Lo que está claro es que Marruecos no puede seguir mucho tiempo sin gobierno. Aunque la marcha de la economía vaya a buen ritmo y el país sea estable políticamente, Rabat se tiene que enfrentar a muchos retos nacionales e internacionales a corto y medio plazo, como garantizar el crecimiento y la reforma de la administración, ofrecer soluciones al descontento popular en el Rif (norte del país) y otras regiones, mejorar y consolidar las relaciones con la Unión Europea (UE) y regresar a la Unión Africana (UA), tratar de buscar vías de entendimiento para encarrilar  el conflicto del Sáhara Occidental y hacer frente al terrorismo yihadista. Son muchos retos, y un país sin gobierno estable lo tendría más difícil para alcanzarlos. De momento, varios meses de intensas negociaciones entre fuerzas políticas no han acabado con la parálisis política.

Pie de foto: Ilyas El Omari, líder del PAM y jefe de la oposición, conversa con el rey Mohamed VI.

Peligro de inestabilidad

Según informaciones periodísticas, Abdelilah Benkirane podría verse obligado a ceder ante Aziz Akhannouch y aceptar la presencia de algunos ministros de la UC, el partido de Mohamed Sajid que lleva 18 años en la oposición. Habrá que ver. El diario económico ‘L´Economiste’ valoró negativamente la situación y la atribuyó a “los fallos en la gobernanza del país”. Akhannouch declaró hace unos días: “Estamos de acuerdo sobre todos los puntos” con Benkirane. Entonces, ¿por qué no hay nuevo gobierno? Es la pregunta que hacen muchos comentaristas políticos y los ciudadanos de la calle más politizados. Por su parte, lógicamente, el PAM del empresario Ilyas El Omari condenó con dureza la “incapacidad” de los islamistas por llegar a acuerdos gubernamentales, lo que “pone en peligro la estabilidad de Marruecos”.