Mil días bajo el infierno y la ambición del dictador Putin

El presidente ruso, Vladimir Putin, presta juramento durante su ceremonia de inauguración en el Kremlin en Moscú, Rusia, el 7 de mayo de 2024 - SPUTNIK/ALEXANDER KAZAKOV via REUTERS
El presidente ruso, Vladimir Putin - SPUTNIK/ALEXANDER KAZAKOV via REUTERS

Se ha cumplido el plazo de mil días de asedio del Ejército ruso en territorio ucranio

  1. Un país destruido 
  2. Europa teme verse arrastrada a la guerra 

La guerra que comenzó con la invasión de las tropas rusas, el 24 de febrero de 2022, no tiene indicios de terminar pronto. Es más, recientemente el Kremlin ordenó recrudecer los bombardeos sobre Kiev y otras ciudades ucranias.  

La guerra que ha atravesado por diversas fases va camino de cumplir tres años y los europeos ya se acostumbraron a saber que en el traspatio de Europa del Este hay ataques con drones y misiles que todos los días dejan muertos y heridos.  

En las primeras semanas de la invasión, el temor dentro de la Unión Europea (UE) tenía que ver con la posibilidad de que Rusia usara armas tácticas nucleares en Ucrania. Después, esa inquietud se disipó y en las semanas más recientes ha vuelto a intranquilizar que el curso de los ataques termine metiendo a los europeos en la guerra.  

La autorización del presidente, Joe Biden, para que el ejército ucranio utilice los misiles de largo alcance ATACMS (Army Tactical Missile System) para bombardear a los rusos, dentro de la Federación Rusa, ha sido interpretada por el Kremlin como una escalada en el conflicto. 

Este sistema de misiles tácticos, de superficie a superficie, fabricados por Lockheed Martin tienen un alcance de 300 kilómetros; funciona propulsado por un cohete de propelente sólido de una sola etapa, mide 4 metros de longitud y 610 milímetros de diámetro.  

El primer uso de los ATACMS sucedió durante la Operación Tormenta del Desierto, en ese entonces Estados Unidos lanzó treinta y dos misiles contra territorio iraquí.  Cada misil tiene un precio de 1.5 millones de dólares. 

Ucrania no solo está utilizando los ATACMS, también Reino Unido ha dado luz verde para utilizar sus misiles Storm Shadow un arma fabricada por la empresa MBDA. Estos misiles tienen un radio de alcance de 560 kilómetros y cada uno cuesta 3.2 millones de dólares. 

“Moscú considerará el lanzamiento de los misiles de largo alcance guiados por expertos militares estadounidenses como una nueva fase cualitativa de la guerra”, declaró Serguéi Lavrov, titular de Exteriores ruso, durante su participación en el G20 en Río de Janeiro. 

En el estertor de su gobierno, Biden ha dado un paso adelante y ha concedido al gobierno de Kiev el envío de miles de minas antipersona a fin de reforzar las líneas defensivas en su territorio en un momento clave para el ejército ruso que sigue consiguiendo avances dentro de la región de Donetsk. 

En las primeras semanas del inicio de la guerra, la Casa Blanca proporcionó minas antitanques a Kiev para que pudiese destruir los vehículos blindados rusos pero se negaba a entregarles minas antipersona. Ahora cambia esa posición.  

Tras perder los demócratas las elecciones y ante la promesa del virtual presidente el republicano, Donald Trump, de poner punto final a la guerra en Ucrania con un plan de paz unilateral que sería contrario a los intereses de los ucranios, el Gobierno de Biden está haciendo una serie de concesiones militares al mandatario ucranio, Volodímir Zelenski. El Kremlin indica que Estados Unidos está traspasando una serie de líneas rojas. 

Los primeros bombardeos con ATACMS utilizados por el ejército ucranio fueron dirigidos contra la localidad rusa de Bryansk, una ciudad que se encuentra a 380 kilómetros al suroeste de Moscú y a 100 kilómetros de la frontera con Ucrania. 

El ataque fue confirmado por el Ministerio de Defensa ruso que en un comunicado señaló que no hubo bajas civiles y que la batería de misiles lanzados por Ucrania iba dirigidos a un depósito de municiones. “Fueron seis misiles balísticos de los que cinco fueron derribados otro destruidos y sus fragmentos provocaron un incendio en una instalación militar”. 

El Kremlin, tras este ataque, considera que Estados Unidos pretende escalar la tensión de la guerra y llevarla a otro nivel en el que Occidente terminará implicado.  

El ejército ucranio también ha lanzado misiles Storm Shadow contra la región rusa de Kursk, que hace frontera con Ucrania, sin confirmar bajas civiles, ni puntualizar cuántos misiles fueron lanzados. 

Ante el suministro de estos misiles por parte de Estados Unidos y Reino Unido, el dictador ruso, Vladimir Putin, aprobó una serie de modificaciones en la doctrina nuclear que establece “las nuevas circunstancias” bajo las que el Kremlin consideraría utilizar su arsenal nuclear.  

“La nueva doctrina establece que un ataque con misiles convencionales, drones o aviones, por parte de un Estado sin armas nucleares pero con el apoyo de uno que sí cuenta con ellas sería considerado por Moscú como un ataque conjunto contra Rusia o contra Bielorrusia. Ante una amenaza crítica, la respuesta sería nuclear”, de acuerdo con dichas modificaciones.  

No es la primera vez que Putin o su equipo más cercano como el propio Lavrov o su portavoz, Dmitry Peskov, amenazan con utilizar parte de su arsenal nuclear. 

La OTAN también ha llegado a considerar esta respuesta por parte de Rusia, ¿qué estrategia nuclear podría seguir Putin?  Hay dos formas: 1) Armas nucleares tácticas con pequeñas ojivas nucleares con un sistema de lanzamiento destinado a un ataque limitado; pueden ser cargas de un kilotón (mil toneladas de explosivo TNT). En Hiroshima fue lanzada una bomba de 15 kilotones con un radio de destrucción potente y que dejó más de 200 mil muertos en el momento del impacto, pero miles de víctimas los años posteriores; y 2) armas nucleares estratégicas que son del largo alcance con cargas potentes en misiles balísticos intercontinentales.  

Un país destruido 

Mil días han pasado desde la invasión y la catástrofe humanitaria. El Centro Regional de Información para Europa Occidental de Naciones Unidas señala que 6 millones 168 mil refugiados ucranios están en diversos países europeos, según estadísticas del mes de julio pasado.  

Otros 571 mil ucranios están exiliados fuera de Europa, lo que eleva el total global de esta comunidad a 6.74 millones de personas que han abandonado sus hogares debido a la invasión rusa. Adentro del territorio ucranio, hay 3.7 millones de personas que se han desplazado de las regiones invadidas foco de la mayoría de los combates, hacia otras zonas de su país que consideran más seguras.  

En 2021, Ucrania tenía una población de 43.5 millones de habitantes en 2021 y en la actualidad ha reducido a 37.9 millones de habitantes. Muchos están en el exilio, pero también hay bajas civiles y muertes de miles de militares en combate.  

De acuerdo con la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), el conflicto se ha cobrado la vida de 11 mil 662 civiles, entre el 24 de febrero de 2022 y mediados de agosto de 2024. Entre las víctimas hay 639 niños; además, 24 mil 207 civiles han resultado heridos y entre ellos 1 mil 577 niños. 

El mandatario Zelenski sigue reclamando ante las instancias internacionales, como la ONU, que se exija a Moscú el retorno de 200 mil menores de edad que Rusia habría trasladado de forma ilegal  a su territorio.  La ACNUR confirma además que, al menos, 1.3 millones de ucranios estarían en Rusia y se ignora su situación legal, económica y humana.  

“Además, la guerra ha destrozado la economía ucrania, haciendo retroceder los avances en materia de desarrollo logrados en los últimos años y sumiendo a casi el 25% de la población en la pobreza", según el último Informe Anual de las Naciones Unidas. 

En cuanto a las bajas militares, el presidente Zelenski es muy celoso en dar a conocer la verdadera cifra de muertos en combate, como una estrategia para no minar la moral de  los soldados. Las cifras que proporciona el gobierno de Kiev hablan de entre 31 mil a 35 mil soldados ucranios fallecidos en combate desde el inicio de la guerra.  

"Ni 300 mil, ni 150 mil soldados ucranios muertos en combate, ni lo que diga Putin y su círculo mentiroso. Pero cada una de estas pérdidas es una gran pérdida para nosotros”, refutó Zelenski.  

En agosto pasado, el Pentágono abordó el número de soldados ucranios muertos en los casi tres años de invasión, y estimó bajas de 70 mil soldados y hasta 120 mil heridos.  

Por su parte, Downing Street, estima en 350 mil los soldados rusos entre muertos y heridos, un dato que también niegan desde el Kremlin señalando que las bajas ucranias son muy superiores. 

Europa teme verse arrastrada a la guerra 

El curso de la guerra en Ucrania sigue siendo incierto y en Europa se teme que las semanas venideras, previas a que Trump asuma su nuevo mandato en la Casa Blanca, el fragor de los combates recrudezca y el escenario empeore rápidamente. 

Trump señala que lo primero que hará será pacificar a la región pero eso solo se lograría si Putin deja de atacar a Ucrania y retira a sus tropas de los territorios invadidos. Eso es lo que quiere Zelenski, pero no es lo que quiere Putin y Trump nunca ha dicho que pedirá Putin devolver los territorios invadidos. Es un complicado intríngulis. 

En la Unión Europea (UE) esperan además que Trump dé un paso atrás en la OTAN lo que dejaría a los aliados europeos sin el paraguas protector del ejército norteamericano.  

El propio presidente francés, Emmanuel Macron, viene insistiendo que los europeos tendrán que defenderse a sí mismos y que llegará un punto en el que no podrán dejar caer a Ucrania en manos de Putin. 

A finales de febrero pasado, Macron afirmó que hará todo lo necesario para que Rusia no pueda ganar la guerra y llegó a decir que ni Francia, ni la UE, podrían descartar enviar tropas a Ucrania.  

"En este momento no hay consenso para enviar de manera oficial tropas sobre el terreno. Pero en términos de opciones, no se puede descartar nada porque Rusia no puede apropiarse de Ucrania, para nosotros es una amenaza”, señaló entonces.  

En un artículo de Foreing Affairs, escrito por Alex Crowther, Jahara Matisek y Phillips P. O'Brien, se aborda cómo se ha roto “el tabú” en Europa de entrar (otra vez) en un conflicto bélico.  

“El 26 de febrero, el presidente francés, Emmanuel Macron, dijo que no se podía descartar el despliegue de fuerzas europeas en Ucrania. Desde entonces, otros funcionarios europeos se han unido en este sentido: el ministro de Defensa finlandés y el ministro de Relaciones Exteriores polaco han sugerido que las fuerzas de sus países podrían terminar desplegadas en Ucrania. Estos comentarios, combinados con el apoyo existente a tales medidas en los Estados Bálticos, muestran que hay un bloque cada vez mayor de países abiertos de enviar a sus soldados para ayudar a Ucrania”, de acuerdo con dicha publicación. 

Se habla, sobre todo, de tropas europeas no de tropas de la OTAN (aunque treinta países europeos son miembros de la Alianza Trasatlántica) porque se descarta cualquier participación de Estados Unidos bajo la administración Trump.  

La denuncia de Kiev, de soldados norcoreanos, luchando en las filas rusas también es otra alerta significativa que solo habla de una guerra que se intensificará.  

Al respecto, Reuters revela que en los últimos días, un contingente de 10 mil 900 soldados norcoreanos ha sido desplegados en Kursk. Desde agosto pasado, un grupo de soldados ucranios invadió Rusia con la finalidad de tomar diversas localidades, entre éstas Kursk.  

La estrategia de Kiev pasa por atacar varias ciudades rusas cercanas a su frontera como son Bryansk, Kursk y Belgorod. El Servicio Nacional de Inteligencia de Corea del Sur, denuncia que Corea del Norte, además de suministrar a Putin de soldados dispuestos a morir por la causa rusa, también están suministrando a Rusia con obuses autopropulsados y lanzacohetes múltiples. 

Ante este escenario, dejar a Ucrania sin ayuda militar y financiera, es para la UE algo inaceptable. La propia presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en un vídeo subido a su cuenta de X reiteró que la UE jamás dejará sola a Ucrania en las manos de Putin.