El nuevo pacto migratorio de la UE que entrará en vigor

Migrantes observan cómo un hombre arregla sus pertenencias en la parte trasera de un camión en un centro de tránsito de inmigración local en la ciudad desértica de Agadez, Níger - REUTERS/AKINTUNDE AKINLEYE
Migrantes observan cómo un hombre arregla sus pertenencias en la parte trasera de un camión en un centro de tránsito de inmigración local en la ciudad desértica de Agadez, Níger - REUTERS/AKINTUNDE AKINLEYE

Demoraron tres años de agrios debates y casi una década para ponerse de acuerdo: finalmente, la Unión Europea (UE) logró un nuevo Pacto sobre Migración y Asilo que entrará en vigor a partir del primer semestre del año y tendrá un período de dos años de transición para que, de forma homogénea, quede integrado en los veintisiete países miembros de la UE. 

  1. Gran presión migratoria en Europa
  2. Elementos clave del pacto

Este nuevo acuerdo incluye una política de reparto de cupos de inmigrantes ilegales, como lo han pedido España, Italia y Grecia tres de los países con las mayores presiones migratorias puestos en el mapa de los traficantes de personas que utilizan rutas bien conocidas para introducir diariamente decenas de personas por las vías marítimas del Mediterráneo.

Gran presión migratoria en Europa

Aunque la UE en general está desbordada de migrantes ilegales que están llegando por rutas terrestres, aéreas y marítimas, de acuerdo con la Agencia Europea de Fronteras (Frontex) en 2023, Europa recibió más de 331.600 inmigrantes ilegales. Solo por la ruta marítima, hacia Canarias, España recibió 32.000 llegadas de inmigrantes en cayucos o lanchas improvisadas para alcanzar sus costas. 

La propio, Ylva Johansson, comisaria europea del Interior, reconoce que la Comisión Europea es muy consciente de la enorme presión que están padeciendo los europeos.

A su vez, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, habla de una enorme prueba, un desafío humano, para la unidad de los europeos que obliga a la búsqueda de consensos y a mostrar solidaridad entre los países. Además de la convergencia entre todos por reforzar la vigilancia y perseguir a los traficantes de personas se reforzarán los mecanismos de Frontex.

Elementos clave del pacto

El nuevo pacto permitirá a los países tener una mayor capacidad de operación y de gestión para todos esos flujos humanos que llegan en su mayoría sin hablar el idioma local; sin papeles y casi nunca aportan datos como la edad o el lugar de origen. Las leyes europeas migratorias protegen a los menores de edad de la expulsión y encausa su reubicación en centros de acogida; por eso, todos quieren pasar por menores de edad. 

De acuerdo con Gabriela Baczynska, en un artículo para Reuters, este acuerdo supone un gran avance poniendo fin a una serie de altibajos en las discusiones sobre política migratoria europea.

“Los Estados de la UE han estado intercambiando culpas sobre los recién llegados desde que más de un millón de personas, en su mayoría huyendo de la guerra en Siria, tomaron al bloque por sorpresa en 2015”, refiere. 

Baczynska, corresponsal en jefe en Bruselas, aborda cómo la inmigración siria en su momento fue un parteaguas para la UE que, a partir de entonces, fue endureciendo sus fronteras y sus leyes de asilo; y, sobre todo, fue buscando convenios con diversos países de Medio Oriente y del norte de África a fin de que evitasen la salida de los contingentes humanos irregulares.

¿Cuáles son los principales cambios del Pacto sobre Migración y Asilo? Primero, resuelve el tema del reparto de cupos: “A cada país de la UE se le asignará una parte de las 30.000 personas totales que se espera que el bloque acoja por año en su sistema migratorio. Para el reparto, será considerado el tamaño del país, su PIB y su presión demográfica”.

La resistencia para recibir cuotas de inmigrantes tradicionalmente mostrada por los países del este de la UE, fundamentalmente por Hungría y Polonia, se subsanan en el pacto:  los países que no estén dispuestos a recibir sus respectivos cupos de inmigrantes ilegales deberán pagar 20.000 euros por persona rechazada al año. 

Margaritis Schinas habla del éxito de este gran convenio en términos de hacer más homogéneos los mecanismos de solidaridad entre todos los socios europeos porque hay unos países que tienen una enorme presión migratoria que está asfixiando a sus economías. 

“Se logra asimismo un sistema más expedito para tener un sistema migratorio europeo que en el futuro será más eficiente y realmente acogerá a quien verdaderamente lo necesite… vamos a tener un circuito en común desde el monitoreo, los procesos y trámites fronterizos, los accesos a los procedimientos de asilo; las políticas de retorno y el reparto solidario de inmigrantes”, afirmó el vicepresidente de la Comisión Europea.

Otro de los aspectos relevantes de este documento es que los veintisiete países miembros del club europeo contarán con un nuevo procedimiento fronterizo acelerado para regresar a sus países de origen a los inmigrantes ilegales que no reúnan los requisitos para solicitar asilo. Antes de estos cambios, el proceso de expulsión solía durar varios años. 

Gracias al pacto, estas reclamaciones de asilo serán tramitadas en un plazo máximo de doce semanas y cuando las personas sean rechazadas serán devueltas a sus respectivos países de origen en menos de tres meses.

“Los países de la UE también podrían aplicar el procedimiento rápido a las personas recogidas en el mar, capturadas mientras intentan entrar ilegalmente o que solicitan asilo en la frontera de un país, en lugar de hacerlo con antelación”, de acuerdo con el documento del pacto. 

La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, habla de la necesidad de contar con los mecanismos para agilizar que las personas ilegales que incluso se niegan a cooperar con las respectivas autoridades, al negarles información esencial, y que no cumplan con los requisitos de asilo, puedan ser expulsadas más rápidamente.

El año pasado, a las costas italianas, que son la principal puerta de entrada a Europa llegaron casi 200.000 inmigrantes. Solo en tres días, durante los meses de septiembre, Italia recibió 10.000 personas desde ultramar. 

Meloni señala una crisis migratoria que amenaza con colapsar los servicios sanitarios y asistenciales: los centros de acogida tienen capacidad promedio para alojar a 400 personas, por ende, las autoridades italianas han debido recurrir a utilizar hoteles para el alojamiento temporal.

Llegan a Lampedusa, desde Túnez, una distancia de 150 kilómetros por el mar, la primera ministra Meloni declaró el estado de emergencia ante la presión migratoria y se ha mostrado interesada en frenar las salidas en los propios países de origen a través de sinergias con los países expulsores. 

A España, lo hicieron 56.852 inmigrantes irregulares, según datos de Frontex, siendo las islas Canarias el principal punto de llegada por la vía marítima por su ubicación en el Atlántico, frente a la costa noroeste de África. Se trata sobre todo de personas que salen de Senegal, de Marruecos, Gambia y Guinea muchos son menores no acompañados. 

Para el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, este acuerdo alcanzado de forma consensuada en la UE permitirá revisar el sistema europeo de migración y de asilo lo que ayudará a agilizar los procesos. 

Mientras que a Grecia arribaron 27.000 personas el año pasado. Atendiendo a sus propias necesidades internas, el pasado 19 de diciembre, el Parlamento griego aprobó una enmienda presentada por el Gobierno conservador para conceder sendos permisos de residencia y de trabajo a 30.000 inmigrantes irregulares aduciendo “una enorme escasez de mano de obra” sobre todo en el campo griego. El Parlamento votó una legislación que permite trabajar de forma legal en Grecia tras haber residido al menos tres años en el país (en lugar de siete) y no tener antecedentes penales.

El bloque en su conjunto quiere frenar las llegadas masivas de inmigrantes ilegales y en este punto todos están de acuerdo. Ya hay quienes avizoran que si el nuevo pacto no las frena podría la impaciencia de varios países europeos minar la capacidad del nuevo acuerdo bajo la tentación de la autorregulación y de normas más estrictas.  Habrá que darle una oportunidad.