Opinión

La persecución de los áhmadis musulmanes en Pakistán se intensifica

photo_camera Atalayar_ persecución de los áhmadis musulmanes en Pakistán

La Yama’at Ahmadía del Islam (Comunidad Musulmana Ahmadía) está establecida en 210 países del mundo. Esta Comunidad fue fundada en Qadian, India, en 1889 por Hazrat Mirza Ghulam Ahmad, quien fue un gran teólogo y reformador musulmán. El movimiento que inició es una encarnación del mensaje benevolente del Islam: paz, hermandad universal, justicia universal y sumisión a la voluntad de Dios. Rechaza cualquier forma de terrorismo y se opone al concepto de violencia agresiva para difundir la religión, es decir, el actual concepto de la “Yihad”. Los ulemas extremistas se oponen vehementemente a esta interpretación pacífica del Islam. La han utilizado como excusa para excomulgar a esta Comunidad del redil del Islam. En Pakistán y en algunos otros países musulmanes, los “mul’lahs (el clero ortodoxo medieval), los políticos y los militares en el poder han cooperado entre sí para reprimir y perseguir a esta Comunidad reformista.

Hace tres días, se cometió un terrible asesisanto a plena luz del día de un jóven médico áhmadi musulmán en el distrito de Nankana, en Pakistán. 

El Dr. Tahir junto con su familia había acudido a celebrar el oficio del viernes en la residencia privada de un miembro de la Comunidad en la localidad de Murh Balochan del distrito de Nankana, en Punjab, Pakistán.

Cuando salía de la casa después del servicio, acompañado de su padre y dos de sus tíos, recibió los disparos de un adolescente. El Dr. Tahir murió en el acto, y los otros tres acompañantes resultaron gravemente heridos. El padre del Dr. Tahir, Tariq Ahmad, se halla está en estado crítico en el hospital. Los otros dos heridos, en situación de gravedad, se hallan ingresados.

Atalayar_ Dr. TahirEste es el quinto áhmadi que muere perseguido por su fe en este año, y el cuarto en sólo cuatro meses. Los grupos anti Ahmadía en el Pakistán han intensificado su perversa campaña de odio contra los áhmadis a causa de su fe y sus creencias. Los ahmadíes, bajo las leyes del país, se hallan indefensos y desposeídos completamente de sus derechos cívicos, libertad de religión y práctica. Se incita abiertamente al público, en particular a los jóvenes, a matar a los ahmadíes para ganar un lugar en el paraíso.

Hacemos un llamamiento a la comunidad internacional con la esperanza de que adopte una postura firme ante estos horribles actos de barbarie, y se enfrente al Gobierno de Pakistán para que garantice la seguridad de los ciudadanos ahmadíes, que son respetuosos de la ley y amantes de la paz, y que merecen recibir los mismos derechos y protección que cualquier otro ciudadano del Pakistán.

Estudio restrospectivo 

En 1974, el Sr. Z.A. Bhutto, Primer Ministro de Pakistán, consideró una ventaja política imponer el estatus de “no musulmán” a los áhmadis musulmanes mediante una enmienda constitucional. Los “mul’lahs” apoyaron con uñas y dientes esta vil enmienda. Este cambio abrió la puerta a la persecución de la Comunidad. Desde entonces, el Estado y los “mul’lahs” han actuado codo con codo para perseguir severamente a los áhmadis.

Diez años después de la Enmienda, en 1984, el dictador Presidente Zia-ul-Haq promulgó la Ordenanza XX que afectó negativamente la vida cotidiana de los áhmadis. Esta legislación tipificó como delito punible con tres años de prisión y una multa ilimitada si los áhmadis practicaban, propagaban e incluso proclamaban su fe en el Islam.
Yohanan Friedmann, un investigador académico, en su libro “Prophecy Continuous” ha escrito: “El Decreto promulgado por el Presidente el 26 de abril de 1984 contribuye en gran medida a aceptar las demandas anti-ahmadía más extremas y transforma gran parte de la vida diaria de la Comunidad en una ofensa criminal”. (Universidad de California Press, 1989; p. 46)

Esta ley quiebra la garantía que brinda la Constitución en el artículo 20 sobre libertad religiosa. Viola descaradamente el artículo 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, contraviene el espíritu de la Carta de las Naciones Unidas y es un ultraje evidente en contra la Declaración de la Asamblea General de la ONU sobre la eliminación de todas las formas de intolerancia y discriminación basadas en la religión o en las creencias.

La Subcomisión de la ONU para la Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorías expresó su 'grave preocupación' por la promulgación de esta Ordenanza y solicitó a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU que pidiera al gobierno de Pakistán que la derogara (E / CN. 4 / Sub.2 / 1985 / L.42 de 27 de agosto de 1985). Sin embargo, este Decreto Ley se aplica continuamente.

En consecuencia, desde 1984, cientos de áhmadis han sido asesinados por su fe y las autoridades no han enjuiciado tan siquiera al 5% de los agresores. En 2010, 86 fieles ahmadi musulmanes fueron asesinados en dos mezquitas en Lahore en un ataque terrorista. Las autoridades decidieron no actuar durante la masacre; hay pruebas muy fiables de que se confabularon con los terroristas. El partido PML (N) estaba en el poder entonces. En octubre de 2005, ocho áhmadis murieron y 20 resultaron heridos cuando fanáticos religiosos dispararon balas contra los fieles en una mezquita ahmadía en Mong, distrito de Mandi Bahauddin. Más tarde, los asesinos fueron arrestados pero un tribunal los dejó en libertad. En marzo de 2012, la policía torturó hasta la muerte al presidente áhmadi de una Comunidad local. En julio de 2014, una mujer ahmadi y sus dos nietas, incluido un bebé de siete meses, murieron asfixiadas en un incendio provocado en presencia de la policía.

Tanto el Estado como los “mul’lahs” han atacado las mezquitas Ahmadía. Se han demolido 28 mezquitas, 39 fueron selladas por las autoridades, 23 incendiadas o dañadas y 17 han sido ocupadas por la fuerza por los opositores desde 1984.

Atalayar_ comunidad ahmadia rezandoEn junio de 2008, se voló una mezquita Ahmadía que estaba en construcción en el distrito de Kotli. El 14 de enero de 2010, las autoridades del Punjab entregaron una mezquita Ahmadía en Ahmad Nagar a los no áhmadis, aunque fue construida por áhmadis en tierras propiedad de un ahmadi y estuvo bajo la administración áhmadi durante veinte años. Recientemente, una turba amenazadora atacó la mezquita Ahmadía en Dulmial el 12 de diciembre de 2016. Después del enfrentamiento, las autoridades cerraron la única mezquita allí; esto es lo que exigía la banda criminal. La mezquita fue cerrada por las autoridades y los fieles no pueden reunirse para el culto. En mayo de 2018, una turba destruyó una mezquita ahmadía histórica en Sialkot, en presencia de la policía. Más tarde, los líderes de los disturbios agradecieron a la administración del distrito por su apoyo sustancial.

La ley anti-Ahmadía se ha interpretado y aplicado con malicia en todo Pakistán, a menudo fuera de todos los contextos. Por ejemplo, en el duelo de los supervivientes de los fallecidos, más de treinta cadáveres áhmadis han sido desenterrados de los cementerios públicos, a pesar de que no existe ninguna disposición en la ley para este acto atroz. En diciembre de 2012, malhechores en connivencia con la policía profanaron y dañaron 120 tumbas en el cementerio Ahmadía en Model Town, Lahore. La propia policía hizo lo mismo con 23 lápidas en Jaranwala.

Bajo la ley, los áhmadis no pueden votar a menos que lo hagan como "no musulmanes". Aquellos que creen en el Islam tienen que firmar una declaración jurada de fe sobre “la finalización del Profetazgo” y negar ser áhmadi para poder votar. A los áhmadis se les coloca en una lista separada de votantes, como no musulmanes. La reciente Ley de Elecciones de 2017 se modificó para incluir todas las disposiciones discriminatorias y prohibitivas para evitar el voto de los áhmadis.

En la ciudad de Rabwah, que sirve como centro para la Comunidad en Pakistán, y donde el 95% de los residentes son áhmadis, los consejos locales no tienen ni un solo representante áhmadi. Prácticamente los áhmadis no tienen voz en los asuntos de los consejos sindicales locales. Como consecuencia, los servicios cívicos esenciales como agua, calles, alcantarillado, etc. se encuentran en un estado deplorable en esta ciudad de 60.000 habitantes.

El derecho de los áhmadis de reunirse pacíficamente en asambleas religiosas se ha visto gravemente restringido. La Convención Anual de la Comunidad en Rabwah está vetada desde 1984, mientras que los no áhmadis, con la ayuda del gobierno, pueden celebrar numerosas conferencias al aire libre calumniando a los áhmadis cada año en Rabwah, lo que causa inquietud e incomodidad a sus residentes y lesionan flagrantemente sus sentimientos. El gobierno cambió el nombre de Rabwah a Chenab Nagar en 1999 en contra de los deseos de sus residentes.

En el campo de la educación, los estudiantes áhmadis son reo de prejuicios descarados en las instituciones públicas de educación superior y educación profesional. Los hechos que ocurrieron en el Punjab Medical College Faisalabad durante junio y julio de 2008 son de conocimiento público. El director suspendió a los 23 estudiantes áhmadis, hombres y mujeres. En 2011, diez estudiantes fueron expulsados de sus escuelas en el distrito de Hafizabad y siete en el distrito de Chakwal, solo por su fe. En 2016, un niño ahmadi de tercero y un estudiante de la clase preescolar fueron expulsados de una escuela en Attock.

Esta deplorable ley anti-Ahmadía (Ordenanza XX) sigue aplicándose de manera extensiva y negligente. Las violaciones de la libertad religiosa de los áhmadis son sistemáticas, continuas y atroces. Hasta la fecha, se han registrado más de tres mil quinientos casos penales contra los áhmadis en todo Pakistán de conformidad con las disposiciones de las leyes anti-áhmadis y otras leyes religiosas como las leyes de blasfemia. Toda la población de Rabwah ha sido registrada en dos ocasiones en procesos criminales (FIR), y los casos siguen abiertos. Desde la promulgación de la Ordenanza XX, apenas pasaba un día sin que un áhmadi estuviera en prisión por un delito o incidente arraigado en su fe. El año pasado, la policía abrió casos criminales a 62 áhmadis basados en su religión.

Durante más de tres décadas, la Comunidad AhmadÍa en Pakistán ha experimentado una prolífica y persistente propaganda de odio en los medios locales. Las redes sociales se han sumado a esta fea carrera. Las noticias, los artículos de opinión y los comentarios contra los áhmadis suelen ser tremendamente falsos, provocadores y están orquestados. La ley no permite que los áhmadis expliquen su posición en público (¡proselitismo!), mientras que las autoridades, en nombre de la libertad de prensa y medios de comunicación, no instruyen a los que trafican con el odio que dejen de hacerlo. Refiriéndose a la situación Ahmadía en Pakistán, la Unión Internacional Humanista y Ética transmitió al UNHRC en 2010: “Necesitamos recordar al Consejo y al gobierno de Pakistán que fue el apoyo del gobierno y los medios a las expresiones de odio lo que condujo al Holocausto nazi y al genocidio en Ruanda".

Atalayar_ Ahmadies

Lamentablemente, el poder judicial brindó poco alivio a la Comunidad perseguida. Los tribunales locales en general, y los tribunales superiores a menudo interpretan las leyes anti-ahmadía con mucha dureza. Incluso la Corte Suprema emitió la inferencia sin sentido en 1993 de que un áhmadi que muestra algún compromiso con el credo islámico comete una blasfemia contra el Santo Profeta [lpbD]. Con una definición tan vaga de "blasfemia" y la actitud de la Corte Suprema, cientos de áhmadis han sido expuestos al despropósito de la ley de blasfemia que ahora prescribe sino la muerte para sus víctimas. Hasta la fecha, más de trescientos áhmadis se han enfrentado a acusaciones inventadas en virtud de la ley de blasfemia. En octubre de 2017, tres áhmadis fueron acusados injustamente de conformidad con el PPC 295-C y condenados a muerte. En 2018, el juez Siddiqui de IHC escribió una sentencia de 172 páginas contra los áhmadis, sin dar un minuto de audiencia a un áhmadi. Su juicio está redactado como si estuviera escrito por un “mul’lah”. 

Desde la muerte del general Zia en 1988, ningún gobierno, democrático o militar, ha proporcionado ningún alivio a los áhmadis. Pakistán adopta un enfoque medieval en su tratamiento de los áhmadis. También continúan sufriendo una grave discriminación y persecución durante el actual régimen democrático, en todos los ámbitos de la vida personal y pública. La gravedad de la persecución apoyada por el Estado ha obligado a miles de áhmadis a huir del país y buscar refugio en el extranjero. La Comisión de Derechos Humanos de Pakistán escribió con franqueza en su informe anual: “Los áhmadis se enfrentaron a la peor discriminación y permanecieron efectivamente privados de sus derechos. El HRCP (Human Rights Commission of Pakistan) siguió exigiendo que se restableciera por completo el electorado conjunto". Organizaciones internacionales de derechos humanos como Amnistía Internacional y la Comisión de Libertad Religiosa Internacional de los Estados Unidos han informado a menudo sobre la difícil situación de los áhmadis en Pakistán. La situación ha empeorado desde que los gobiernos democráticos asumieron el poder en 2008. El nuevo gobierno encabezado por Imran Khan tampoco ha demostrado ningún alivio.

"Sangre, yihad y deber de matar" se ha debatido en los medios electrónicos populares en el contexto Ahmadía, y se han producido asesinatos de líderes áhmadis. En 2011, los “mul’lahs” declararon a los áhmadis "merecedores de ser muertos" y publicaron en folletos direcciones de áhmadis prominentes y sus negocios en Sargodha, Faisalabad y Khushab. Las autoridades no tomaron ninguna medida contra los instigadores. La persecución de los áhmadis en Pakistán sólo terminará si se derogan las draconianas leyes específicas contra los áhmadis, que son una afrenta a los derechos humanos y la libertad de religión.