La quimera de la supuesta participación de la pseudo “RASD” en cumbres de África

<p>El presidente de China, Xi Jinping, posa para una fotografía grupal con líderes de naciones africanas antes de una cena de recepción durante el Foro de Cooperación China-África (FOCAC) en el Gran Salón del Pueblo en Pekín el 4 de septiembre de 2024 - AFP/KEN ISHILL&nbsp;</p>
El presidente de China, Xi Jinping, posa para una fotografía grupal con líderes de naciones africanas antes de una cena de recepción durante el Foro de Cooperación China-África (FOCAC) en el Gran Salón del Pueblo en Pekín el 4 de septiembre de 2024 - AFP/KEN ISHILL 
El continente africano ha celebrado esta semana, con gran pompa, dos cumbres extremadamente importantes y estratégicas con dos potencias asiáticas y mundiales, a saber, el 2º Foro Indonesia-África (del 1 al 3 de septiembre de 2024 en Bali) y la 4ª Cumbre del Foro de Cooperación China-África (del 2 al 6 de septiembre en Pekín)

Cabe recordar también que, hace unos meses, el 4 de junio de 2024, Seúl acogió la primera Cumbre entre la República de Corea y África.

Estos tres eventos cruciales, en los que participaron todos los países africanos, tuvieron un éxito rotundo y generaron resultados extremadamente positivos para la paz, la estabilidad y el desarrollo sostenible y socioeconómico de los países africanos, tanto individual como colectivamente. Marruecos, conforme a las Altas Orientaciones de Su Majestad el Rey Mohamed VI, contribuyó ampliamente y de manera activa al éxito de estos eventos, en beneficio de los países africanos hermanos.

En estas tres reuniones con participación de África, y en muchas otras, particularmente con Estados Unidos, Rusia, India y Turquía, la pseudo “RASD” (República Árabe Saharaui Democrática) no fue invitada ni reconocida, a pesar de la presión política de Argelia y los miles de millones de dólares del contribuyente argelino que este país desperdicia para promover a su ilegítima prole.

La razón es clara: una entidad quimérica que no existe ni en el derecho internacional ni en la comunidad de naciones no puede, de ninguna manera, figurar o participar en asociaciones entre países soberanos.

Para la TICAD (Tokyo International Conference on African Development, celebrada del 23 al 25 de agosto de 2024), cuyo organizador japonés no reconoce a la pseudo “RASD” y nunca la ha invitado, la diplomacia argelina recurrió al fraude, a la falsificación y al uso de documentos falsos, además de a la agresión física bárbara, con el fin de dar la falsa ilusión de que la entidad ficticia participó en este evento.

Sin embargo, se ha señalado que los representantes separatistas entraron a Tokio con pasaportes y visas argelinas y accedieron a la sala de reuniones con acreditaciones de la delegación argelina. La pseudoentidad nunca figuró en la lista de participantes.

El resultado del engaño argelino fue que la TICAD fue un total fracaso. Argelia hizo que el continente africano perdiera una oportunidad importante para promover aún más su desarrollo. Los países africanos deben considerarla culpable y única responsable. El lamentable espectáculo orquestado por la diplomacia argelina en Tokio no honra en absoluto a África y dio una imagen desoladora del continente africano.

El éxito de las asociaciones de África, particularmente con China, Corea e Indonesia, es el resultado de su respeto por la legalidad internacional, especialmente la soberanía nacional y la integridad territorial de los países africanos. Esto demuestra la justeza de la causa de Marruecos y la decadencia de las maniobras insidiosas de Argelia.

La celebración exitosa de las cumbres de Pekín, Seúl y Bali, con la presencia exclusiva de países africanos miembros de las Naciones Unidas, aniquila por completo la propaganda falaz de Argelia. Ha demostrado una vez más que las afirmaciones argelinas sobre la participación de la pseudo “RASD” en las asociaciones de África no son más que mentiras y creaciones para vender espejismos a sus propios ciudadanos, así como a las poblaciones que secuestra y persigue desde hace cinco décadas en los campos de la vergüenza en Tinduf.

La imposición, el engaño y las maniobras insidiosas de Argelia no cambian en absoluto la inmutable realidad de que la entidad fantoche no es reconocida, no es legítima y no es absolutamente bienvenida en las asociaciones del continente africano.

Las asociaciones de África no pueden reducirse a reuniones. Su esencia y razón de ser radican en la implementación sobre el terreno de proyectos y programas de cooperación con los socios. Por lo tanto, la presencia de una entidad ficticia, no reconocida, sin territorio y dirigida por Argelia desde el territorio de este último, no representa ningún interés para los socios de África y no puede ser aceptable ni siquiera imaginable.

Para que África continúe su camino hacia la prosperidad, la estabilidad y el desarrollo, especialmente con sus socios internacionales, debe deshacerse definitivamente de este cáncer creado y mantenido por Argelia en detrimento de los intereses superiores del continente y de sus 54 Estados miembros.

La implementación de las asociaciones de África, especialmente con China, Corea, Indonesia y Japón, plantea tres cuestionamientos:

  1. A Argelia: es un reconocimiento del fracaso rotundo de sus maquinaciones ilegales que perjudican gravemente la unidad y el desarrollo del continente africano. También es un reconocimiento de que los éxitos rotundos de Marruecos, obtenidos gracias a la visión iluminada y las altas instrucciones de Su Majestad el Rey Mohamed VI, en particular el reconocimiento internacional de la marroquinidad del Sáhara, incluidas por las grandes potencias, la apertura de consulados generales de un gran número de países en las provincias del sur, y el apoyo internacional masivo al plan marroquí de autonomía como única solución a este diferendo regional, son irrefutables e irrevocables. Además, es un reconocimiento de que las agitaciones enfermizas de Argelia no pueden cambiar las realidades sobre el terreno: las de los fundamentos históricos, jurídicos, diplomáticos y humanos de la marroquinidad del Sáhara.
  2. A los países africanos: es la constatación de que las diversas asociaciones de África no pueden, bajo ninguna circunstancia, realizarse al margen de la legalidad internacional. También es la realización de que los graves actos de Argelia amenazan la estabilidad y el desarrollo del continente, y que los países africanos deben hacer un frente común para contrarrestarlos y ponerles fin.
  3. A Japón: es la constatación de que debe optar por la claridad y la firmeza para que la TICAD se deshaga definitivamente de las perturbaciones argelinas y recupere la serenidad que prevalece en otras asociaciones de África.