Trump compartirá el proceso judicial con la campaña electoral y la defensa personal

Donald Trump, humillado ante la sociedad norteamericana teniendo que comparecer ante un tribunal federal igual que cualquier otro sospechoso de delincuencia, se declaró inocente de los 37 cargos graves que se le imputan y, según los presentes en la sala, en todo momento se mostró despectivo y en algunos casos impertinente. Su único abogado (otros rechazaron en el último momento compartir la defensa) corroboró la inocencia, pero paradójicamente reconoció la autenticidad de algunos documentos secretos, que fueron hallados en su residencia de Mar-a-Lago y son las causas que se le imputan.
La audiencia, celebrada ante la Corte Federal de Florida, ha sido el comienzo de un largo proceso de investigaciones, comprobaciones, seguramente condenas y apelaciones que visiblemente se prolongarán varios meses. The New York Times considera improbable que la defensa de tantas y tan graves infracciones anticonstitucionales pueda prosperar. Es el primer expresidente que pasa por este trance y al terminar la vista de camino de regreso a su residencia detuvo la caravana que le precedía ante una panadería para comprar el pan que al parecer más le gusta.
Al margen de esta anécdota, y de los detalles pintorescos de sus actitudes durante la lectura de las acusaciones, lo más sorprendente es que su situación pre procesal no le incapacita para continuar su campaña en las primarias para las elecciones del año que viene en las que pretende recuperar la presidencia. La comparecencia de ayer era uno de sus argumentos para soliviantar más a sus seguidores. De momento, dispone de 70 días legales para que el Gobierno avale la autenticidad de los documentos que sustrajo ilegalmente cuando abandonó la Casa Blanca y constituyen ahora la base que le incrimina.
El proceso abierto contra el expresidente más polémico de la historia despierta de los Estados Unidos el mayor interés de los medios, de los políticos y en entre los ciudadanos. El Partido Republicano está cada vez más dividido entre los senadores y representantes que siguen a su lado y los que aspiran cuando antes a quitarse esa rémora de encima. Pero lo más curioso y representativo del sentido patriótico de muchos norteamericanos es que son bastantes los demócratas que critican el proceso argumentando la mala imagen que se está proyectado al mundo del país.