Diversificación del suministro de gas en Europa: los retos geopolíticos del gasoducto transcaspiano

- Antecedentes: el gasoducto transcaspiano
- El Corredor Meridional de Gas: una moderna arteria energética
- La importancia geopolítica del gasoducto transcaspiano para Europa
- Ventajas estratégicas de la construcción del gasoducto transcaspiano
- Conclusión
La región euroasiática, con sus vastas reservas de gas natural en Asia Central y la creciente demanda de Europa de suministros energéticos seguros, se ha transformado en un importante campo de batalla geopolítico. Como ya han señalado numerosos autores en sus escritos sobre el tema para el Instituto Internacional IFIMES, los proyectos de tránsito de energía, como los gasoductos, ocupan una posición estratégica central. Entre ellos, destaca el proyecto del gasoducto transcaspiano, una iniciativa estratégica destinada a satisfacer esta demanda y crear una nueva ruta para el transporte de energía desde Turkmenistán a Europa.
Antecedentes: el gasoducto transcaspiano
El gasoducto transcaspiano es, como han señalado anteriormente numerosos autores del IFIMES y ha explicado con detalle el profesor Anis H. Bajrektarevic en su libro Caspian, publicado en 2020, un proyecto propuesto para transportar gas natural desde Turkmenistán, a través del lecho marino del mar Caspio, hasta Azerbaiyán y, desde allí, a los mercados europeos. Se prevé que este gasoducto tenga una longitud aproximada de 300 kilómetros y que parta del yacimiento de Turkmenbashi, en la costa oriental del mar Caspio. Tras atravesar el lecho marino, se conectaría a la red de transporte de gas de Azerbaiyán y suministraría gas a Europa a través de gasoductos ya existentes, como el Gasoducto Transanatoliano (TANAP) y el Gasoducto Transadriático (TAP). Esta ruta constituye una alternativa al transporte de gas a través del territorio ruso y, si se lleva a cabo, podría alterar significativamente el equilibrio energético de la región.
El Corredor Meridional de Gas: una moderna arteria energética
El proyecto transcaspiano forma parte de una iniciativa más amplia conocida como el Corredor Sur del Gas, uno de los proyectos energéticos más importantes del mundo en la actualidad. Fue diseñado para transportar gas natural desde el mar Caspio hasta el continente europeo. La importancia de este corredor ha crecido notablemente desde el estallido de la guerra en Ucrania y los posteriores esfuerzos de Europa por diversificar sus rutas de importación de energía.
El Corredor Sur del Gas consta de tres segmentos principales:
- Gasoducto del Cáucaso Meridional (SCP): parte de Bakú, Azerbaiyán, y atraviesa Georgia hasta Turquía.
- Gasoducto Transanatoliano (TANAP): se extiende desde la frontera entre Georgia y Turquía hasta la frontera occidental de Turquía con Grecia.
- Gasoducto Transadriático (TAP): atraviesa Grecia, Albania y el mar Adriático, y conecta con la red energética europea en Italia.
La longitud total de este corredor supera los 3500 kilómetros, con una capacidad inicial para transportar aproximadamente 60 000 millones de metros cúbicos de gas al año, ampliable a 120 000 millones de metros cúbicos en el futuro.
La importancia geopolítica del gasoducto transcaspiano para Europa
Europa depende desde hace mucho tiempo de las importaciones de gas de Rusia. Desde el inicio del conflicto en Ucrania en 2022, esta dependencia es una de las principales preocupaciones de los países europeos. Las sanciones económicas y la reducción de las exportaciones de gas ruso han llevado a la Unión Europea a buscar fuentes de energía alternativas y más seguras.
En este contexto, el gasoducto transcaspiano podría constituir una solución estratégica para reducir la dependencia de Europa del gas ruso y diversificar sus fuentes de energía. El establecimiento de un nuevo corredor energético, especialmente tras la guerra de Ucrania, se ha vuelto más crucial que nunca. Aunque esta medida debería haberse iniciado tras la crisis del gas ruso de 2009, factores como los bajos costes y la dependencia de las infraestructuras heredadas desviaron la atención de Europa. Desde una perspectiva económica, el acceso a las reservas de gas de Turkmenistán, las cuartas más grandes del mundo, podría ayudar a estabilizar los precios del gas en Europa y aliviar la carga financiera causada por la crisis energética. Aunque Europa ha intentado compensar el déficit de gas mediante importaciones de GNL y energías renovables, el gasoducto sigue siendo un activo potencialmente vital.

Ventajas estratégicas de la construcción del gasoducto transcaspiano
La construcción del gasoducto transcaspiano podría ofrecer importantes ventajas estratégicas, entre ellas:
- Acceso a las vastas reservas de Asia Central: Turkmenistán, con sus enormes reservas de gas, es un proveedor clave potencial para Europa. Conectarlo a la red energética europea mejoraría la seguridad del suministro.
- Reducción del riesgo político: la diversificación de las rutas energéticas alejándolas de países políticamente inestables como Rusia reduce la vulnerabilidad de Europa ante las crisis políticas y las sanciones.
- Fortalecimiento de la cooperación regional: proyectos como el gasoducto transcaspiano pueden fomentar la integración regional entre los países del Caspio, el Cáucaso y Europa, sentando las bases para una cooperación económica y de seguridad más amplia.
Retos y obstáculos
El gasoducto transcaspiano se enfrenta a numerosos obstáculos. Entre los principales retos se encuentran
- Disputas legales sobre el estatus del mar Caspio: Aunque los cinco Estados ribereños (Irán, Rusia, Turkmenistán, Kazajistán y Azerbaiyán) firmaron un convenio legal en 2018, siguen existiendo desacuerdos sobre la construcción de infraestructuras y gasoductos en el lecho marino.
- Oposición de Rusia e Irán: Estos dos importantes países exportadores de gas se han opuesto tradicionalmente a los proyectos de gasoductos que amenazan sus intereses geopolíticos. Es posible que intenten obstaculizar el proyecto por medios diplomáticos o económicos, ya que el gasoducto reduciría la dependencia de Turkmenistán respecto a ellos.
- Necesidad de una inversión sustancial: Un proyecto de esta envergadura requiere una importante inversión extranjera. La incertidumbre jurídica y en materia de seguridad en la región puede disuadir a los inversores internacionales.
- Necesidad de acuerdos de compra a largo plazo: Para que el proyecto sea económicamente viable, los consumidores europeos deben comprometerse a firmar contratos de compra de gas a largo plazo. Sin estos compromisos, los inversores podrían mostrarse reacios a seguir adelante.

El papel de los actores internacionales
- Unión Europea: Con el objetivo estratégico de diversificar sus fuentes de energía, la UE apoya firmemente las alternativas al gas ruso. Si se lleva a cabo, el gasoducto transcaspiano podría reforzar la posición de la UE en las negociaciones energéticas mundiales.
- Turquía: Como país clave para el tránsito del Corredor Meridional de Gas, Turquía se beneficiaría enormemente. El gasoducto consolidaría aún más su papel como centro estratégico de energía que conecta Asia y Europa.
- Estados Unidos y China: Estados Unidos apoya los proyectos que reducen la influencia energética de Rusia. Por el contrario, China, uno de los mayores importadores de gas de Turkmenistán, podría no ver con buenos ojos la ampliación de las exportaciones turcomanas a Europa.
Escenario 1: Éxito total Realización de un corredor energético entre Asia Central y Europa
En este escenario, se resuelven todos los retos políticos, jurídicos y económicos, y el proyecto se lleva a cabo con el apoyo de países clave e instituciones internacionales.
Factores clave para el éxito
- Resolución eficaz de las disputas jurídicas sobre el mar Caspio, garantizando el cumplimiento de la normativa medioambiental y jurídica.
- Inversión occidental de instituciones como el BERD y el Banco Europeo de Inversiones, y de empresas energéticas como BP, ENI o TotalEnergies.
- Contratos de compra de gas a largo plazo firmados por la UE o consorcios occidentales.
- Respaldo político de EE. UU. y la UE para reducir la dependencia energética de Europa respecto a Rusia y potenciar el papel estratégico de Turquía.
Repercusiones regionales y mundiales:
Europa obtiene acceso a recursos energéticos diversificados y fiables. Turkmenistán reduce su dependencia de China e Irán, ganando una mayor independencia económica. Turquía se convierte en un punto de intersección crucial para el tránsito energético euroasiático.
Escenario 2: Éxito limitado. Implementación parcial con menor capacidad
En este escenario, el gasoducto se construye, pero no al máximo de su capacidad ni con alcance estratégico. Las preocupaciones medioambientales, la presión rusa y la escasa inversión limitan su escala.

Características
- Capacidad limitada (por ejemplo, 10-15 BCM/año).
- Participación de empresas regionales más pequeñas en lugar de grandes actores internacionales.
- Las cuestiones jurídicas siguen sin resolverse, pero los acuerdos bilaterales o trilaterales permiten avances parciales. Se utiliza la infraestructura existente (SCP, TANAP y TAP) sin mejoras de capacidad.
Consecuencias
Turkmenistán consigue una presencia limitada en el mercado europeo. El impacto estratégico del proyecto sobre la influencia rusa es modesto. Los inversores globales se mantienen cautelosos y el desarrollo futuro depende de nuevos cambios geopolíticos.
Escenario 3: Fracaso del proyecto debido a obstáculos políticos y económicos
Este resultado se debe al fracaso de las negociaciones, la resistencia regional o la falta de viabilidad económica.
Posibles razones del fracaso:
- Fuerte oposición de Rusia e Irán, que esgrimen objeciones medioambientales y legales.
- Falta de financiación debido al alto riesgo jurídico y político.
- Ausencia de compromisos firmes de compra; preferencia por el GNL de Estados Unidos, Qatar o Argelia.
- Inestabilidad interna en Turkmenistán o Azerbaiyán que afecta a la continuidad del proyecto.
Turkmenistán sigue dependiendo de las exportaciones de gas a China e Irán. Se debilita el papel de Turquía como corredor energético. Rusia mantiene una cuota significativa en el mercado europeo del gas. Europa sigue dependiendo de las importaciones de GNL, lo que complica los esfuerzos de diversificación.
Escenario 4: Alternativas paralelas y multilaterales
Si el proyecto transcaspiano se retrasa o fracasa, los actores regionales y mundiales pueden buscar opciones alternativas para alcanzar objetivos similares.
Principales alternativas:
- Aumento de las exportaciones de GNL: Turkmenistán y otros Estados de la región invierten en instalaciones de licuefacción; Europa profundiza las importaciones de GNL procedentes de Estados Unidos, Qatar, Nigeria y Argelia.
- Exportaciones a través de Irán (si se levantan las sanciones): Se hace viable una ruta más corta y barata a través de Irán, lo que beneficia a Teherán y Ashgabat, pero contradice las políticas de contención occidentales.
- Ampliación de las exportaciones de Azerbaiyán: Azerbaiyán aumenta la producción del yacimiento de Shah Deniz y se hace con una mayor cuota del mercado europeo del gas sin el gas turcomano.
- Intervención estratégica de China: China podría realizar importantes inversiones o ejercer presión para impedir las exportaciones de gas turcomano a Europa, preservando así su propia seguridad energética.

Conclusión
Como han revelado numerosos estudios anteriores del IFIMES, el futuro del gasoducto transcaspiano depende de una compleja interacción de factores internacionales, regionales, económicos y medioambientales. Si bien el impulso de Europa por la desconexión energética impulsa el proyecto, la presión geopolítica de actores internos de Eurasia, como Rusia e Irán; periféricos, como China, India, el CCG o la UE; o externos, como la AELC, EE. UU. y otros, seguirá siendo un desafío oscilante. Tanto si esta compleja empresa tiene éxito, fracasa o se retrasa, el gasoducto tendrá implicaciones de gran alcance para el equilibrio de poder en Eurasia y el panorama de la seguridad energética mundial. Más que nunca, el futuro de la energía depende de las proyecciones político-militares, la diplomacia, la socioeconomía y la innovación tecnológica.
Ebrahim Rezaei Rad es doctorando en Relaciones Internacionales y profesor universitario.
IFIMES - Instituto Internacional de Estudios sobre Oriente Medio y los Balcanes, con sede en Liubliana, Eslovenia, tiene un estatus consultivo especial ante el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC/ONU) en Nueva York desde 2018, y es editor de la revista científica internacional "European Perspectives".