España tiene una amenaza “total y absoluta”

Coincidiendo con la reelección presidencial de Putin, la ministra de Defensa, Margarita Robles, ha alertado a los españoles de la amenaza "total y absoluta" por parte de Rusia a la Unión Europea. En este sentido, ha alertado de que "la situación en el mundo es muy complicada". "Me gustaría hacer una llamada de atención a la sociedad española porque a veces tengo la percepción de que no somos conscientes del enorme peligro que hay en este momento. Y no solo en Ucrania; también en Gaza y en el Sahel, donde soy muy pesimista con la situación", afirmó. Las declaraciones vienen tras una conversación con su homónimo norteamericano Lloyd Austin.
Las declaraciones de la ministra, que no abrieron los titulares, exponen una realidad descarnada en vigor desde hace varios años, poco conocida por el pueblo español, que describe el escenario del componente externo de la amenaza a la Seguridad Nacional de España, que se superpone con el componente interno que lo constituyen los separatismos.
Un escenario conocido
Tras la Guerra Fría, las naciones europeas permitieron en gran medida que sus ejércitos se atrofiasen. El enfoque tradicional de la actividad militar en Europa emigró desde un hipotético conflicto contra un adversario similar a otro tipo de operaciones como las expedicionarias propias de la gestión de crisis y las de contrainsurgencia. Con la excepción de los Balcanes, estas operaciones también se llevaron a cabo fuera del área OTAN; la posibilidad de una guerra de gran envergadura en el continente europeo no se tuvo en cuenta.
A medida que el riesgo para Europa iba aumentado, la atención de Estados Unidos se ha concentrado prioritariamente en el Indo-Pacífico. A pesar de la invasión de Ucrania, la estrategia de Washington sigue priorizando a China. La necesidad de que Estados Unidos proporcione capacidades militares para defender a Europa, apoyar a los aliados en Asia y mantener otros compromisos globales, como en Oriente Medio, deposita una enorme responsabilidad sobre Washington que debe de distribuirla con una mayor aportación europea en la asunción de sus propias responsabilidades.
La invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022 desencadenó la guerra más sangrienta en Europa desde la Segunda Guerra Mundial y planteó importantes dudas sobre el papel de Estados Unidos en Europa y el de los europeos en su territorio. La OTAN ostentaba el protagonismo de Occidente. Es fácil admitir que, en 2022, para contrarrestar la invasión rusa de Ucrania, la estrategia de Washington dejaba que desear y la de Europa ni se concebía. El objetivo justificado de Occidente en Ucrania era ayudar a frustrar el intento de Putin de derrocar al régimen de Kiev. Esto lo logró en cuestión de meses, el ejército ucraniano, con ayuda de armamento y apoyo logístico occidental. En ningún momento la OTAN recurrió a asilar la guerra con el fin de evitar la escalada imprudente a un conflicto continental.
Pero a medida que el conflicto en Ucrania ha llegado a lo que parece un punto muerto militar, la actitud de la OTAN da la impresión de que empieza a carecer de coherencia. El conflicto entra en letargo; que Ucrania venciese parece que fue una opción nunca contemplada. Ante el siguiente paso las dudas se imponen. Lo que era un conflicto Rusia - Occidente, se queda en que hay que ayudar a Ucrania. Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, declara enigmáticamente que se debe “mantener el rumbo”, sin decir qué significa, mientras el canciller, Olaf Scholz, lleva mucho tiempo mostrándose cauteloso, con un SPD con veleidades de partición ucraniana. Lo mismo ocurre con una gran parte de la opinión pública estadounidense, mientras que el secretario de Estado, Antony Blinken, divaga con comentarios como que “Occidente debe garantizar que la guerra de Rusia siga siendo un fracaso estratégico ”.
Las prisas
El 14 de marzo, en un tono algo estridente, el presidente francés Emmanuel Macron ha comenzado a canalizar en voz alta lo que muchos líderes, formuladores de políticas y oficiales militares de la UE han pensado desde el fracaso de la contraofensiva ucraniana: ¿tiene Europa para mantener la paz, estar preparada para la guerra? El presidente francés apostilló: "Si dejamos a Ucrania en paz, si dejamos que Ucrania pierda esta guerra, entonces seguramente Rusia amenazará a Moldavia, Rumania y Polonia".
La "conversión" de Macron de paloma a halcón ante la invasión rusa de Ucrania ha sido bien recibida por los europeos del Este, que llevan mucho tiempo pidiendo este cambio. Están cada vez más preocupados por lo que podría traer un avance ruso esta primavera.
Rusia lleva su agresión a un nivel completamente diferente y el Kremlin anunció que, en los últimos meses había “adoptado una línea notablemente más dura”, colocando a la economía rusa en pie de guerra permanente; intensificar la represión de la oposición interna y escalar los ciberataques a los países europeos.
Las próximas semanas y meses dirán en qué medida el nuevo alarmismo y posicionamiento de Macron es puramente político y en qué medida es compromiso real. El problema es que hay demasiada opinión que reacciona mal ante su persona y propuestas. El ambiente culmino en una reunión de emergencia a tres bandas con el canciller alemán Olaf Scholz, para arreglar las relaciones cada vez más rotas, a la que se unió el primer ministro polaco, Donald Tusk, para establecer el obligatorio frente común con el Este de Europa.
Después de la reunión, los tres componentes del llamado 'Triángulo de Weimar' se mostraron "unidos" en su objetivo de "no dejar nunca ganar a Rusia y apoyar al pueblo ucraniano hasta el final".
Dos años después de que Rusia invadiera Ucrania el 24 de febrero de 2022, la línea del frente de Ucrania se ha congelado, un punto muerto táctico, sin que ninguna de las partes tenga suficientes soldados, armas y especialmente municiones para tomar la delantera. Los gobiernos europeos habían dicho anteriormente "no" a la ayuda letal, los carros de combate, los misiles y los aviones de combate. Pero todos ellos ya han sido entregados, o están en proceso de serlo.
Las prioridades
Las atrasadas declaraciones de la ministra Robles son un toque de atención que tiene que tener una clara, contundente y oportuna respuesta. La importancia de la Seguridad Nacional es indiscutible y, por lo tanto, tiene que gozar de prioridad política absoluta. Los ciudadanos españoles tienen la palabra, su cohesión nacional es imprescindible.