Irán: aumento sin precedentes de las ejecuciones

<p>Activistas de la Sociedad Iraní en el Exilio sostienen pancartas y horcas mientras se manifiestan en solidaridad con los manifestantes antigubernamentales en su país de origen, el 19 de enero de 2023 frente al edificio del Reichstag que alberga el Bundestag - AFP/ODD ANDERSEN&nbsp;</p>
Activistas de la Sociedad Iraní en el Exilio sostienen pancartas y horcas mientras se manifiestan en solidaridad con los manifestantes antigubernamentales en su país de origen, el 19 de enero de 2023 frente al edificio del Reichstag que alberga el Bundestag - AFP/ODD ANDERSEN 
El número de ejecuciones llevadas a cabo por la dictadura religiosa de Irán ha superado las 150 en el mes comprendido entre el 22 de septiembre y el 21 de octubre, lo que supone el total mensual más alto de la última década

Desde que Massoud Pezeshkian fue investido nuevo presidente de Irán el 28 de julio de 2024, se han registrado más de 386 ejecuciones.

En un reciente y condenatorio informe, Javaid Rehman, relator especial de las Naciones Unidas sobre los Derechos Humanos en Irán de julio de 2018 a julio de 2024, clasificó dos oleadas de asesinatos masivos en Irán como actos de genocidio: las matanzas de 1982 y 1988. El término “genocidio” se aplica aquí porque el régimen religioso de Irán ejecutaba a sus oponentes únicamente por sus creencias, origen étnico o afiliación política, con el objetivo de erradicarlos. Sorprendentemente, esta práctica continúa en la actualidad.

El Ministerio de Inteligencia iraní ha intensificado la represión contra partidarios y familiares de la Organización de Muyahidines del Pueblo de Irán (PMOI), enemigos acérrimos del régimen, señalándolos únicamente por vínculos familiares o por su presunto apoyo a la Resistencia. 

El objetivo de esta oleada de detenciones es impedir cualquier movimiento social o levantamiento contra el poder. En julio de 2024, esta organización presentó a la ONU una lista de 3.600 partidarios y familiares detenidos por el régimen, que anteriormente había masacrado a casi 30.000 miembros de la PMOI en 1988. 

Mientras tanto, el poder judicial prorroga las penas de prisión de presos políticos, entre ellos Maryam Akbari Monfared, una de las detenidas políticas iraníes más antiguas, y la Premio Nobel Narges Mohammadi, con pretextos espurios para impedir su puesta en libertad. El “delito” de Maryam Akbari Monfared consiste en presentar una denuncia por la ejecución de sus hermanos.

Como todos los dictadores a lo largo de la historia que se enfrentaron a intensas presiones, la cúpula religiosa de Irán está recurriendo a ejecuciones despiadadas y a una represión extrema.

En un acto atroz, el 29 de octubre, los agentes de Jamenei amputaron los dedos de dos hermanos, Shahab y Mehrdad Teimouri, utilizando una guillotina en la prisión de Urmia. Otros cinco presos de Urmia esperan actualmente amputaciones similares. Los dos hermanos fueron detenidos en diciembre de 2018 acusados de robo y condenados a la amputación de los dedos de la mano derecha. El informe más reciente de Amnistía Internacional en el que se condenan estas amputaciones inhumanas se remonta a 2018. Bajo el escrutinio internacional, el régimen iraní parecía haber pausado o al menos limitado la divulgación pública de tales castigos. Sin embargo, el régimen sigue profundamente temeroso de una población descontenta, a la que considera un polvorín a punto de estallar.

La negociación y la indulgencia con este facilitador de la ejecución, el terror y la guerra sólo le envalentonan para seguir violando los derechos humanos y desestabilizando la paz mundial. Europa y la comunidad internacional deberían seguir el ejemplo de Alemania. Tras la ejecución de un ciudadano iraní-alemán, secuestrado por el dictador de Irán hace cuatro años, Alemania cerró todos los consulados iraníes dentro de sus fronteras. La Unión Europea debe condicionar sus relaciones con Irán a mejoras concretas en materia de derechos humanos y al cese inmediato de las ejecuciones. No actuar permitirá a esta dictadura seguir socavando la paz y la estabilidad en todo el mundo, como hemos visto en el reciente conflicto de Oriente Medio.