Irán: continúa la oleada de brutales ejecuciones en un intento desesperado de hacer frente a las revueltas
La oleada de ejecuciones brutales y criminales, que comenzó la semana pasada, sigue asolando Irán. El lunes 8 de mayo, el régimen fascista religioso ejecutó a dos reclusos de la prisión de Arak llamados Yousef Mehrdad y Sadrullah Fazeli, que llevaban encarcelados desde 2020, por supuestas injurias al profeta del Islam. Esta acción se hace eco de la orden de matar a Salman Rushdie dada por Ruhollah Jomeini, fundador de la República Islámica, que fue confirmada por Alí Jamenei tras su muerte, con una recompensa por su ejecución.
En la actualidad, Alí Jamenei está intensificando las medidas represivas para sofocar la revuelta acelerando la maquinaria de ejecución. Esto incluye acusar falsamente a las mujeres de no llevar el hiyab o de velarse de forma inapropiada.
Se ha confirmado que el viernes 5 de mayo, otros dos presos, Mehdi Taymuri y Dawood Mahmoudyar, fueron ahorcados en la prisión de Urmia. Esto eleva a 46 el número total de ejecuciones entre el 28 de abril y el 5 de mayo. La declaración de la oposición iraní NCRI del 6 de mayo informaba de 44 ejecuciones durante este periodo.
Además, dos presos baluchis, Majid Diyargar y Mahmoud Sabetzadeh, murieron presuntamente envenenados en la prisión de Gonbadkavus el sábado 29 de abril, mientras que otros seis presos también fueron envenenados.
El sábado 6 de mayo, agentes del régimen trasladaron a seis presos políticos a la prisión de Sheyban, en Ahvaz, para su ejecución, y nueve presos fueron condenados a muerte en la prisión de Gohardasht, en Karaj. El domingo 7 de mayo, otro preso baluchi fue trasladado a una celda de aislamiento de la prisión de Adel Abad, en Shiraz, para su ejecución.
La Resistencia iraní condena la ejecución de los presos de Arak y pide a las Naciones Unidas y a los Estados miembros que denuncien la nueva oleada de ejecuciones y tomen medidas inmediatas para poner fin a esta barbarie y salvar la vida de los presos condenados a muerte. Un régimen basado en la tortura, las ejecuciones, el terrorismo y el belicismo debe ser rechazado por la comunidad mundial y sus dirigentes deben ser llevados ante la justicia por cuatro décadas de genocidio y crímenes contra la humanidad.