De Tokio a Nueva York: Argelia y el Polisario siembran el caos en la ONU

Esto ejemplifica una escalada de tensiones diplomáticas y la decadencia de un movimiento que se encuentra cada vez más arrinconado y con menos apoyo internacional.
El último incidente protagonizado por Nouria Hafsi, presidenta de la Unión Nacional de Mujeres Argelinas, en la sede la ONU en Nueva York no es un caso aislado, sino parte de un patrón sistemático de conducta inaceptable.
La reciente infiltración del Frente Polisario el pasado verano en la TICAD (Conferencia Internacional de Tokio sobre el Desarrollo de África) con ayuda de la diplomacia argelina es otro ejemplo flagrante de las tácticas manipuladoras empleadas por Argelia y sus aliados.
Además, en aquella ocasión se trataba también de un evento auspiciado en Japón por Naciones Unidas. Estas acciones no solo violan los protocolos diplomáticos básicos, sino que también socavan la integridad de los foros en los que participan, restando asimismo credibilidad a cualquier argumento que puedan presentar al revelar la naturaleza engañosa de sus estrategias.
طرد مهين لممثلة النظام الجزائري 🇩🇿 المدعوة نورية حفصي بعد الكلمات المنحطة التي استعملتها وصراخها وتطاولها على رئيسة جلسة #اللجنة_الرابعة وعلى ممثلة الوفد المغربي 🇲🇦 قبل أن يتدخل الأمن بطلب من ممثلة #المغرب لإخراجها بالقوة❗دبلوماسية الحثالات كما سماهم ممثل مالي 🇲🇱 الذي وقف العالم… pic.twitter.com/F5oodepE2u
— Chawki Benzehra شوقي بن زهرة (@ChawkiBenzehra) October 9, 2024
Nouria Hafsi provocó un escándalo bochornoso la pasada semana durante la reunión del Cuarto Comité de la Asamblea General de la ONU (IV Comisión). Hafsi generó un penoso incidente al referirse a Marruecos con descalificaciones e insultos constantes cruzando todo tipo de líneas, lo cual llevó a la representante diplomática marroquí a hacer uso de su prerrogativa y solicitar varias veces a la presidenta del Comité interrumpir la perorata de la argelina.
Esto se realiza en base a la figura del “punto de orden”, la cual está recogida en el reglamento. Este hecho derivó en una espiral de violencia verbal y enajenación en Hafsi, lo cual llevó a su expulsión por parte de la Policía de la ONU por orden de la presidenta.
No fueron los únicos. La retórica empleada en Naciones Unidas por los representantes y afines del Polisario y Argelia, basada en insultos, falsedades y desinformación, está plagada de distorsiones históricas y legales. Su insistencia en describir a Marruecos con todo tipo de descalificaciones de trazo grueso desprecia deliberadamente la complejidad histórica de la región y los avances legales internacionales. Esta narrativa simplista busca manipular a la opinión pública internacional y desviar la atención de la propia implicación de Argelia en perpetuar el conflicto.
Mientras Marruecos sigue adelante con éxito con su plan de autonomía como solución al diferendo, el Polisario y Argelia continúan obstaculizando cualquier progreso hacia una resolución pacífica. Su insistencia en un referéndum, que la ONU ha reconocido como inviable, demuestra su falta de voluntad para comprometerse con soluciones realistas.
Asimismo, es profundamente preocupante que algunos políticos españoles —algunos de ellos allí presentes apoyando el vergonzoso espectáculo antes referido— continúen respaldando esta farsa y vivan en el pasado entregados al romanticismo ideológico de una causa que no se han molestado en conocer a fondo, y en la cual permanecen instalados en el autoengaño de viejas resoluciones trasnochadas y el convencimiento de la victimización que el Polisario les ha inoculado, condición esta que únicamente le corresponde a los habitantes que son gobernados con puño de hierro en los campamentos argelinos con la connivencia del país anfitrión, Argelia.
Este apoyo no solo ignora las graves acusaciones contra el Polisario desde numerosos sectores, sino que también va en contra de los intereses estratégicos de España y la estabilidad regional.
En definitiva, el comportamiento del Polisario y Argelia en foros internacionales y su falta de respeto por las normas diplomáticas, así como su obstaculización de soluciones negociadas socavan cualquier legitimidad que pudieran reclamar. La comunidad internacional debe reconocer estas tácticas por lo que son: los últimos estertores de una causa que ha perdido su razón de ser y que solo sirve a los intereses geopolíticos de Argelia. Es hora de que se priorice una solución realista que garantice la estabilidad regional y el bienestar de todos los habitantes del Sáhara, en lugar de perpetuar un conflicto artificial que solo beneficia a unos pocos.