Biden, la recuperación del centro

Joe Biden

“Joe Biden redux”. Así titula The Economist uno de los pocos artículos que dedica a la campaña electoral en Estados Unidos, desdibujada entre sus páginas a causa de la pandemia y a las incertidumbres que el COVID-19 está provocando en la opinión pública norteamericana y global. “La vuelta” de un candidato moderado y centrista que nunca se fue, pero que parecía debilitado en el comienzo de las primarias ante la aparente fortaleza de los mensajes socialistas de Bernie Sanders, y la agresividad del populismo izquierdista de quinta generación de Elizabeth Warren. Pero la retirada de los principales rivales que pugnaban por el centro del espacio demócrata, y el apoyo de todos ellos, incluido Michael Bloomberg, al exvicepresidente que compartió candidatura con Barack Obama y que fue capaz, por consiguiente, de derrotar a los republicanos en dos ocasiones, ha reactivado a Joe Biden. Para acompañarle en esa previsible reduplicación de un ticket que sea capaz de aglutinar y expandir el voto demócrata, el senador ha anunciado la presencia de una mujer en el cartel electoral. Lo hizo durante el último debate frente a Sanders, celebrado a puerta cerrada por las precauciones del coronavirus, ante el cual ambos candidatos mostraron unidad política y compromiso social. 

Sobre Biden dicen sus críticos que es incapaz de responder a una pregunta con menos de 1.000 palabras. Y que muchas de ellas las tendrá que utilizar para hacer frente a las contradicciones que ha generado su actividad como senador desde 1973. Entre otras el apoyo a la intervención armada en Irak, reduplicada por Sanders nuevamente, poco antes de que ambos candidatos se enfrenten este martes en Illinois, Ohio, Arizona y Florida, lo que puede significar el último cartucho de la izquierda para optar al acoso y derribo del presidente a partir de verano. 

Pero el pasado de Biden en la política americana es consistente. Tanto, que es capaz de darle vida ahora como candidato demócrata, y de quitársela después como candidato presidencial, si los asesores de Trump consiguen activar la dialéctica bulldozer de la Casa Blanca después de que se recupere de los efectos del coronavirus, ante los cuáles han sobrado algunos tweets y han faltado medidas multilaterales. 

El centro y el multilateralismo serán argumentos que vuelven al debate norteamericano. Eso está hoy asegurado. Las medidas para combatir el virus y sus repercusiones económicas tendrán que coordinarse en organismos internacionales. La propaganda antiglobalización no paliará los efectos de una crisis que ha surgido en un mundo abierto pero desregulado cuando se ha producido el contagio, y cerrado y atemorizado cuando se ha expandido la enfermedad. La vuelta de Biden no es una solución en si misma. Sin embargo, el debate sobre el avance racionalizado y la gestión multilateral de la globalización ha cobrado fuerza en una campaña que ahora parece desdibujada, pero que recobrará todas sus páginas en las próximas semanas.