Sí, los europeos respaldan la transición ecológica

Bandera de la Unión Europea - PHOTO/FILE
PHOTO/FILE - Bandera de la Unión Europea

Es indudable que Europa realiza denodados esfuerzos por no descolgarse de las grandes potencias que lideran el mundo, Estados Unidos y China, que mantienen su particular pulso por la hegemonía implicándonos a todos en sus consecuencias. Pese a todo, la Unión Europea no ha perdido su atractivo entre quienes creen, especialmente fuera de ella, en su defensa de las libertades y en la solidaridad humana en todos los aspectos. Hay no pocos momentos en que la UE, que tiene en su interior no pocas disputas y convulsiones, puede sentirse aislada en la defensa de tales valores y las causas por las que merece la pena resistirse a políticas globales cortoplacistas. 

Una de esas grandes causas que la UE se ha propuesto liderar, pese a no pocas incomprensiones internas además de la presión de la fuerte competencia económica global, es la transición ecológica. Admitida la existencia de la emergencia climática, Europa ha decidido que no hacer nada no es una opción. Por eso, cabe saludar con satisfacción el resultado de la última encuesta del Eurobarómetro, según la cual la mayoría de los ciudadanos europeos considera que la transición ecológica puesta en marcha debe acelerarse. 

De su lectura cabe concluir que hay conciencia general de que el cambio climático es uno de los problemas más graves a escala mundial (93%), al tiempo que también hay mayoritarios grados de adhesión a las iniciativas para contrarrestar sus peores efectos. Así, más de la mitad (58%) piensa que hay que dar mayor impulso para llegar a una economía ecológica ante la subida de los precios de la energía y la preocupación por el suministro de gas tras la invasión rusa de Ucrania. Un 73% de los europeos señala que el coste de los daños provocados por el cambio climático es muy superior al de las inversiones necesarias para la transición ecológica, mientras que un 75% cree que la adopción de medidas para luchar contra la emergencia climática conducirá a la innovación. 

Cierto es que China y no pocos países emergentes que siguen su estela siguen construyendo numerosas centrales térmicas y quemando masivamente carbón, por ejemplo. Pero, ése no es el modelo que quiere nada menos que el 88% de los ciudadanos europeos, partidarios de que se reduzcan al mínimo las emisiones de gases de efecto invernadero y compensarse las emisiones restantes, de manera que la UE sea climáticamente neutra de aquí a 2050. Un 87% considera importante que la UE establezca objetivos ambiciosos para aumentar el uso de las energías renovables, y un número similar (85%) pide medidas para aumentar la eficiencia energética. Descendiendo al detalle, quieren que se anime a las personas a que aíslen sus hogares, a que instalen paneles solares o que adquieran vehículos eléctricos. Siete de cada diez europeos (el 70%) creen que disminuir las importaciones de combustibles fósiles no sólo mejorará la seguridad energética de los países miembros de la UE, sino que beneficiará a su conjunto desde el punto de vista económico. 

Lejos de quedarse en la teoría, existe ya una considerable mayoría de ciudadanos europeos que está tomando medidas en materia de clima en su ámbito personal (el 93%), optando con ello conscientemente a incluir la sostenibilidad en su vida cotidiana. Sin embargo, a la pregunta de a quiénes incumbe la lucha contra el cambio climático, los ciudadanos hacen hincapié en la necesidad de otras reformas que complementen la acción individual, señalando la responsabilidad de los gobiernos nacionales (56%), de la propia UE (también 56%), así como de las empresas y la industria (53%). 

Si son los habitantes del sur de Europa los que más perciben la amenaza de la emergencia climática, en otros países situados más al norte también dicen sentirse afectados. Es por ello por lo que un 84% de los europeos está de acuerdo en que abordar el cambio climático y las cuestiones medioambientales debe ser una prioridad para mejorar la salud pública. 

Todos estos resultados, recogidos a partir de casi 30.000 entrevistas presenciales a diferentes grupos sociales de los Veintisiete países miembros, han sido acogidos con evidente satisfacción en el seno de la Comisión Europea, para quién el Pacto Verde Europeo es una de sus máximas prioridades. Para Frans Timmermans, vicepresidente ejecutivo de la CE, ese pacto transformará la UE en una economía verde moderna, eficiente en el uso de los recursos y competitiva. “Los ciudadanos europeos -asegura- han comprendido los riesgos a largo plazo que plantean la crisis climática y de biodiversidad, pero también demuestran ser conscientes de la oportunidad que se presenta de construir un futuro más brillante, saludable y seguro si impulsamos ahora la transición ecológica. Con estos resultados [del Eurobarómetro] en la mano corresponde a los políticos y a los responsables de la toma de decisiones atender a este llamamiento”. 

Sí, persistir en este empeño es responder a ese valor supremo que debe guiar toda acción política: la de mejorar realmente la vida de los ciudadanos y asociarlos a ese horizonte del que nadie debería quedar excluido. Aún a riesgo de insistir en ello, eso es lo que seguirá haciendo atractiva y ejemplar a nuestra Europa.