
La segunda cualidad moral en esta categoría es la equidad, la tercera la benevolencia y la cuarta el afecto como el que se muestra a los familiares. Dios el Glorioso ha dicho:

“En verdad, Al’lah os exige que os atengáis a la justicia; que tratéis a los demás con benevolencia; que deis como los parientes dan uno a otro; y prohíbe la indecencia, la maldad manifiesta y la transgresión”. (16:91)
Dios Altísimo prohíbe la trasgresión y el ejercicio de la benevolencia cuando no es debido, y su omisión cuando el momento lo requiera; igualmente condena la falta del afecto que se muestra a los familiares en la ocasión debida, y el exceso de afecto cuando las circunstancias no lo requieran. Este versículo establece tres grados de bondad.
El primer grado consiste en devolver el bien por el bien. Este es el grado inferior, e incluso un hombre vulgar puede lograr fácilmente hacer el bien a sus benefactores.
El segundo grado es quizás un poco más difícil de alcanzar que el primero, y consiste en tomar la iniciativa de hacer el bien a los demás por pura benevolencia. Este es el grado intermedio. La mayoría de los hombres muestran benevolencia hacia los pobres, pero esta benevolencia oculta cierto defecto, ya que la persona que la muestra lo hace buscando la alabanza y el agradecimiento a cambio de su caridad. Si en otra ocasión el objeto de la compasión se opone al benefactor, éste le considera ingrato, o le recuerda su acto de caridad, haciendo que le resulte pesaroso. Dios Altísimo avisa a los benefactores:

“No hagáis vanas vuestras limosnas mediante reproches y agravios”. (2:265)
La palabra árabe que denota limosna (Sadaqah) se deriva de la raíz (sidq) que connota la sinceridad. Si la acción de dar limosna no se inspira en la sinceridad del corazón, entonces deja de ser limosna y se convierte en motivo de ostentación. Dado que los benefactores tienden a recordar a los beneficiarios sus actos de bondad, Dios Altísimo les previene contra ello.
El tercer grado de benevolencia es el afecto como el que se muestra a los familiares. Dios Altísimo establece que en este grado no debe existir ninguna idea de caridad, ni ningún deseo de gratitud, sino que el bien se debe hacer por afecto verdadero, como el afecto de una madre hacia su hijo. Este es el grado superior, más allá del cual no se puede aspirar a nada. Pero Dios Altísimo ha impuesto una condición a todos estos grados: que el bien se haga siempre en el momento y lugar adecuado. El versículo arriba citado afirma claramente que de no ejercitarse con gran cuidado, estas virtudes tienden a degenerar en vicio. Por ejemplo, la equidad excesiva produce desagrado convirtiéndose en algo indecente. El abuso de la benevolencia sería rechazado por la conciencia y la razón; el afecto entre familiares se convierte en opresión. La palabra árabe que denota opresión es “baghy”, que connota la lluvia excesiva que arruina las cosechas. Así pues, tanto la falta como el exceso en la ejecución de lo que es justo se considera como “baghy”. En resumen, cualquiera de estas tres cualidades, ejercitadas indebidamente, se convierte en vicio. Por esta razón la tres están condicionadas por la oportunidad. Ha de tenerse en cuenta que la equidad, la benevolencia y el afecto no son, en sí, cualidades morales elevadas. Son condiciones naturales del hombre, facultades mostradas incluso por los niños antes de que desarrollen la facultad de razonar. La razón es una condición del ejercicio de una cualidad moral, y otra condición es que todas las cualidades morales elevadas se ejerciten en el lugar debido y la ocasión adecuada.
El Santo Corán nos proporciona varios consejos acerca de la benevolencia, todos ellos referentes a la condición de lugar y ocasión. Dice:

“¡Oh creyentes! Gastad de las cosas buenas que habéis ganado … y no elijáis lo malo para dar por caridad”. (2:268)

“No hagáis vanas vuestras limosnas mediante reproches y agravios, como aquél que emplea su riqueza para ser visto por los hombres” (2:265).

“Y haced el bien; en verdad, Al’lah ama a quienes hacen el bien” (2:196).

“Sin embargo, los virtuosos beberán de una copa suavizada con alcanfor; un manantial del que beberán los siervos de Al’lah. Lo harán manar a borbotones”. (76:6-7)
La referencia al alcanfor significa que se borrarán de sus corazones todos los deseos ardientes e impulsos impuros del mundo. La raíz de la palabra árabe que denota el alcanfor significa suprimir o cubrir, y por lo tanto indica que las emociones impuras serán suprimidas, y los hombres virtuosos se harán puros de corazón y se refrescarán con el frescor del entendimiento. “Entonces beberán del manantial que, gracias a sus esfuerzos, brotará de la tierra”. Esto indica un profundo misterio de la filosofía del Paraíso. El que quiera comprender que comprenda.

“Y dan de comer –por amor a Él– al pobre, al huérfano y al prisionero, diciendo:“Os damos de comer sólo por agradar a Al’lah; no deseamos ninguna recompensa o agradecimiento por vuestra parte””. (76:9-10)
Esto es prueba de que han alcanzado el tercer grado de la benevolencia, que dimana del afecto puro.

“Y otorga su dinero por amor a Él a los parientes y a los huérfanos, al necesitado y al viajero, y a los que piden por caridad, y para el rescate de los cautivos”. (2:178).

“Y aquellos que cuando gastan, no son ni extravagantes ni tacaños, sino moderados entre ambos extremos”. (25:68)

“Y los que juntan lo que Al lah ha ordenado que se mantenga unido, temen a su Señor y sienten pavor de la fatídica rendición de cuentas”. (13:22)

“Y en su riqueza hay una parte que corresponde al mendigo y al necesitado” (51:20).
Por “los que no pueden pedir” se entiende los animales, tales como los perros, los gatos, los gorriones, los bueyes, los burros, las cabras y todas las criaturas que no pueden expresar con palabras sus necesidades.

“Los que gastan en la prosperidad y en la adversidad”. (3:135).

“Gastan de lo que les hemos provisto –secreta y públicamente–”. (13:23)
en secreto para que no los vean los demás, y en público para que sirva de ejemplo a otros.

“Las limosnas son únicamente para los pobres y los necesitados, para los empleados ocupados en su recaudación y distribución, para aquellos cuyos corazones han de reconciliarse, para la liberación de los esclavos, para los que tienen deudas, para la causa de Al’lah y para el viajero: he aquí una orden de Al’lah.
Pues Al’lah es Omnisciente, Sabio”. (9:60).

“Jamás alcanzaréis la piedad a menos que gastéis de lo que amáis”. (3:93)

“Y da al pariente lo que se le debe, y también al menesteroso y al viajero, y no malgastes tus bienes con extravagancia”. (17:27)
Esta enseñanza tiene por objeto impedir que la gente gaste dinero innecesariamente en bodas y nacimientos y otros lujos.
(lpbD) – la paz y las bendiciones de Dios sean con él.
[Continuaremos con la entrega 11, donde seguiremos detallando las cualidades morales mencionadas en el Santo Corán relacionadas con hacer el bien, exponiendo los versículos en árabe junto con su traducción castellana]